Un caficultor costarricense está marcando el camino hacia la sostenibilidad total
Con el apoyo de un agrónomo, un innovador caficultor se ha dedicado a no dejar ningún cabo suelto para lograr que su finca sea sostenible.
¿Qué se necesita para establecer una finca de café sostenible? ¡Descúbrelo!
Por mucho tiempo, la República de Costa Rica, hogar de alrededor del 5% de la biodiversidad conocida en el mundo, ha sido considerada una historia de sostenibilidad exitosa. Casi un 30% del territorio del país es considerado reserva natural, con lo que se protege a los bosques que abarcan más de la mitad del suelo de la nación. El hecho de que Costa Rica también produce parte del mejor café Arabica del mundo no es una coincidencia, ya que las dos prácticas están relacionadas una con la otra: los ecosistemas naturales protegidos producen algunos de los cafés de mejor calidad.
Desde la adopción del cultivo del café en el valle central de Costa Rica a finales del siglo XVIII, pequeñas fincas han desempeñado un papel fundamental en la producción de granos de café de sabor suave y ligeramente ácido en plantaciones que rara vez superan los 12 acres de superficie. Estas pequeñas plantaciones rústicas con frecuencia son indistinguibles de su exuberante entorno natural rebosante de una abundancia de flora llena de vida. Los caficultores de Costa Rica aprovechan esta armonía natural para obtener sus deliciosos granos, y eso fue lo que convenció a Luis Emilio, un extaxista, de continuar con la tradición familiar del cultivo del café.
Tras adquirir su finca hace aproximadamente una década, Luis se enamoró de la idea de que cultivar un café distintivo siguiendo métodos naturales es lo que hace a Costa Rica el modelo a seguir en lo que respecta a prácticas sostenibles. Al caminar alrededor de su finca, se tiene la sensación de ser uno con la naturaleza, por lo que es fácil olvidar que nos encontramos en medio de cafetos que se han podado y cuidado con el fin de mejorar su productividad. La calidad lo es todo y para mantenerla, Luis buscó la ayuda de Fernando Segura, agrónomo de Nespresso que se ha convertido en su asesor de confianza y un amigo cercano. “Estoy aquí para compartir con Luis todo lo que he aprendido, pero al final es él quien lo pone en práctica. Somos un muy buen equipo”, comenta Fernando con una sonrisa.
Juntos han transformado la finca de Luis en un paraíso de procesos cíclicos que es resistente a los efectos del cambio climático. Cultivar café a la sombra de los árboles de barrera ayuda a nutrir el suelo, pues las hojas que caen de las ramas se convierten en abono orgánico y acondicionan la tierra con nutrientes. Los árboles guardianes también son el hogar de las aves que se encargan de controlar las poblaciones de insectos y así asegurar el equilibrio natural de la fauna de la zona.
Y no solo la biodiversidad ha recibido los beneficios del enfoque sostenible de Fernando y Luis, pues Luis también pone en práctica los conocimientos impartidos por Fernando para manejar la parte administrativa de su negocio, mediante el pago de salarios justos y el monitoreo anual de mejoras.
La pequeña finca de Luis es un excelente ejemplo de cómo establecer una finca sostenible que opera dentro de un ecosistema natural local a la vez que favorece su desarrollo. La relación entre Luis y el Programa AAA Sustainable Quality de Nespresso del que es parte también tiene una estructura circular, pues los conocimientos y recursos adquiridos por Luis le han ayudado a alcanzar sus metas de sostenibilidad. Los expertos del programa que han acompañado a Luis a lo largo de esta experiencia comparten lo aprendido con caficultores de otras regiones, por lo que este es un proceso que beneficia a todos. “Estoy muy satisfecho y agradecido con Fernando por toda la ayuda que me ha brindado”, dice Luis con afecto mientras admira la impresionante vista que le regala su finca.