Esto es lo que sucederá cuando las placas tectónicas se detengan por completo
Un nuevo estudio afirma que es posible que solo disfrutemos la acción dinámica del motor geológico de la Tierra por unos 1,45 mil millones de años más.
No existe artista geológico que pueda compararse con las placas tectónicas del planeta Tierra. Gracias a esta actividad constante, contamos con montañas y océanos, terremotos escalofriantes, erupciones volcánicas incandescentes y nuevas tierras que nacen en cada segundo.
Sin embargo, nada dura para siempre.
Con el tiempo, el manto se enfriará a tal punto que esta cinta transportadora que se extiende por todo el planeta Tierra se detendrá. En ese momento, podremos despedirnos del ciclo del carbono, así como también de la constante formación y redistribución de las masas continentales, que fueron las grandes propulsoras de la evolución a lo largo de los eones.
Quiming Cheng, geocientífico matemático y presidente de la Unión Internacional de Ciencias Geológicas, es el último en asumir el rol de predecir cuándo llegará este sombrío día. Estima que el final será dentro de aproximadamente 1,45 mil millones de años. Esto ocurriría antes del momento en el que se espera que el sol se convierta en un gigante rojo y que nos consuma en agonía, aproximadamente dentro de unos 5,4 mil millones de años.
El estudio, publicado este mes en Gondwana Research, ha desatado gran polémica, y algunos expertos sostienen que nunca podremos predecir exactamente el final de las placas tectónicas. Pero muchos científicos coinciden en que ese final llegará algún día, y que llevará a la Tierra hacia la paralización geológica.
Entonces, ¿cómo será nuestro hogar cuando estos grandes procesos planetarios lleguen a su fin?
Un rompecabezas tectónico
Para armar este rompecabezas, primero debemos comprender el funcionamiento de las placas tectónicas. El planeta Tierra se formó 4,54 mil millones de años en las piras del sistema solar inicial. Una vez fundido por completo, el calor producido por su formación y los materiales radiactivos de las rocas comenzaron a escaparse. A medida que el planeta se enfriaba, la Tierra obtuvo su actual composición estratificada, con un espeso núcleo interno de hierro, un núcleo externo líquido, un manto superior frágil y una corteza que se encuentra intercalada entre las rocas calientes – que parecen hechas de plástico- del manto inferior.
Entre 600 millones y 3,5 mil millones de años atrás, los bloques formados por la corteza y el manto superior –conocidos comúnmente como la litosfera- se volvieron lo suficientemente fríos y densos como para hundirse en el manto inferior, y así pusieron en marcha la era de las placas tectónicas. La litosfera se dividió en un rompecabezas de placas que están constantemente empujándose a lo largo de la superficie del planeta, y que impulsan la acción geológica por arriba y por debajo de los océanos.
En las dorsales meso-oceánicas, el material que forma el manto se eleva, se descomprime y provoca una fusión profusa, creando así la litosfera oceánica. Los bordes más fríos y espesos de los bloques ayudan a jalar esta placa litosférica fuera de las dorsales hacia las profundidades del océano. Generalmente, la placa se hunde por debajo de otra placa menos espesa, que puede ser oceánica o continental. Este proceso se conoce como subducción, y genera volcanes explosivos y una nueva corteza en la superficie.
Cuando dos placas continentales chocan, se produce un plegamiento, que forma cadenas montañosas como los Alpes y el Himalaya. Debajo de los bloques continentales u oceánicos, puede aparecer una gran cantidad de plumas mantélicas, y este centro de fusión en constante movimiento produce cadenas volcánicas.
Sin embargo, en algún momento el manto se enfriará a tal punto que los bloques no podrán hundirse en él. Muchos estudios intentaron predecir cuándo ocurrirá esto.
En su nuevo artículo, Cheng utiliza modelos matemáticos para calcular la rapidez con la que el manto se está enfriando, y se basa en lo que todos conocemos acerca de la intensidad de la actividad magmática de la Tierra desde hace tres mil millones de años hasta hoy. Según Cheng, esto nos dará un cálculo aproximado de primer orden de cuándo será el final de las placas tectónicas.
Camino a la calma
Según Ken Hudnut, geofísico de investigación que trabaja junto al Servicio Geológico de los Estados Unidos, las placas tectónicas inevitablemente desaparecerán, sin importar la precisión de la cantidad de años. Cuando ese día llegue, “podría llegar a ser el fin del mundo tal como lo conocemos”.
Lo más probable es que la Tierra entre en un sistema de una única cubierta, un rompecabezas ya completo por bloques titánicos que ya no se amontonarán ni se hundirán. La creación de montañas se detendrá, pero como la Tierra seguirá teniendo una atmósfera, la erosión eólica y de las olas desgastarán los inmensos picos, y se convertirán en planicies montañosas. Finalmente, gran parte de los continentes aplanados estarán debajo del agua.
Ya no existirán las zonas de subducción. Por lo tanto, si bien de vez en cuando habrá terremotos, los fenómenos más devastadores para la Tierra - de una magnitud mayor a 7 en la escala de Ritcher-, pasarán a ser historia. Al mismo tiempo, la mayoría de los volcanes explosivos del mundo se extinguirán. De todas formas, los volcanes no desaparecerán por completo.
Marte, un planeta de placas tectónicas fallidas, logró forjar algunas características volcánicas impresionantes, como el Monte Olimpo, el volcán más grande del sistema solar. Sin las placas en movimiento, el afloramiento de las longevas plumas mantélicas provocó que gran parte de la fusión de la corteza se concentrara en un solo punto.
Si bien el manto de la futura Tierra será lo suficientemente caliente como para generar movimientos de convección y fusión parcial, tendrá puntos calientes similares a los de Marte, pero más estáticos y dispersos. En la Tierra nunca tendríamos un volcán tan inmenso como el Monte Olimpo, ya que nuestro campo gravitatorio es demasiado fuerte, y un volcán tan masivo y alto simplemente se hundiría dentro de la corteza. Nuestros voluminosos volcanes, en cambio, serían más planos y estarían más desplegados.
Y así como sucede hoy en día, las partes de la litosfera inferior seguirán despegándose y cayendo dentro de puntos especialmente calientes del manto. Esto provocaría que el material del manto se eleve en su lugar, empujando la corteza y formando cadenas montañosas aisladas, junto con cuencas. Este movimiento podría causar leves terremotos y quizá hasta cavidades volcánicas adicionales.
Estos son los procesos que forman la superficie de Venus”, afirma Robert Stern, experto en placas tectónicas de la Universidad de Texas en Dallas, y hace refrencia a un planeta en el que no existen placas tectónicas en plena actividad. Pero en algún momento, mientras el enfriamiento continúe, estos mecanismos dejarán de ocurrir, y se apagarán las últimas luces volcánicas del planeta. El manto será relativamente frío y la Tierra se convertirá en “un planeta muerto, como Mercurio”, señala.
Tal vez antes de esto, el núcleo líquido de la Tierra se enfríe lo suficiente como para terminar con la convección, provocando que el campo magnético que protege a la Tierra falle. La corriente de partículas energéticas del sol despegará nuestra atmósfera, y su expansión hará hervir los océanos hasta que se evaporen.
“No hay mucho que esperar luego de la extinción de las placas tectónicas”, afirma Hudnut. Según su predicción, el planeta será cada vez más plano y aburrido, hasta que "la Tierra se sumerja en lo que queda del sol".
Los profetas de las placas tectónicas
Otros investigadores propusieron distintas fechas para el final de las placas tectónicas. Un estudio publicado en 2016 utilizó simulaciones informáticas extremadamente detalladas pero sencillas para fijar la fecha final dentro de cinco mil millones de años, aproximadamente en el mismo momento que la extinción del sol.
Otro artículo, publicado en 2008, utilizó pruebas pasadas del movimiento de placas tectónicas para plantear que las placas son intermitentes. Los autores de este artículo preven que la próxima gran pausa ocurrirá dentro de 350 millones de años, cuando el océano Pacífico se cierre y sus muchas zonas de subducción se desactiven.
“Es una buena pregunta, y sí, en algún momento llegará a su fin”, afirma Stern. Sin embargo, está radicalmente en desacuerdo con el argumento de este nuevo estudio, y sostiene: “No creo que exista alguna fecha aproximada de extinción de las placas tectónicas”.
Christopher Scotese, emérito especialista en placas tectónicas de la Universidad de Texas en Arlington, sugiere que el artículo no se debería haber centrado en el enfriamiento del manto terrestre. En lugar de eso, debería haber basado su labor en el mecanismo de jale de los bloques, ya que “el jale de los bloques es lo dominante”.
En lugar de una desaceleración progresiva, Scotese anticipa que las placas tectónicas se potenciarán en los próximos mil o dos mil millones de años, antes de que la cinta transportadora se detenga. Considera que a medida que el flujo térmico del manto disminuya, los bloques serán sumamente fríos y espesos, y esto permitirá que la subducción sea más rápida.
Hudnut señala que el pronóstico de cualquier fenómeno geofísico en el futuro es, incluso a corto plazo, “extremadamente complejo y va más allá de las capacidades humanas”. Sin embargo, recalca que pensar en futuro es positivo. Y si bien los artículos de predicción no son perfectos, en la mayoría de ellos se destaca la complejidad del tema y se muestran aquellas fascinantes lagunas de conocimiento sobre cómo funciona nuestro planeta Tierra.
La gran diversidad de modelos “ayuda a aclarar nuestras ideas sobre las placas tectónicas y por qué se originaron en primer lugar”, sostiene Scotese. “Hay muchas cosas que desciframos del futuro y que pueden ser aplicadas al pasado”.