Silicosis: la enfermedad que afecta a los mineros de la India

En el estado de Rayastán, los hombres que extraen preciosas areniscas de color rosado se enfrentan a una dolencia que afecta a los pulmones y puede ser mortal

Por Paul Salopek
FOTOGRAFÍAS DE Paul Salopek
Publicado 25 ene 2019, 14:44 GMT-2
Ramsahai Meena (52), un minero del norte de India que sufre de silicosis, muestra su radiografía ...
Ramsahai Meena (52), un minero del norte de India que sufre de silicosis, muestra su radiografía de pecho. Toma medicación todos los días para seguir respirando.
Fotografía de Paul Salopek
Out of Eden Walk, de Paul Salopek, escritor y National Geographic Fellow, es una odisea narrativa que sigue las huellas de nuestros antepasados humanos por todo el mundo.

Las rojas montañas de la región Centro-Norte de la India son huecas.

Los hoyos parecen cráteres de bombas. Impactos producidos por asteroides. Escarpadas cisternas. Excavaciones arqueológicas. Algunas de estas cavidades son tan profundas que en ellas podría entrar una casa de dos pisos. Otras son aún más anchas, como cañones –de los artificiales, que miden cientos de metros a lo largo– cavados manualmente por el hombre, con cinceles y martillos. Por hombres que mueren jóvenes, y a un ritmo alarmante. Ellos son quienes proveen a la India y a todo el mundo con la más fina arenisca Dholpur de color rosado.  

“Casi todas las familias de la zona han perdido a alguien por culpa de la silicosis”, dijo Ramsahai Meena (52), un trabajador de la cantera que ha sido golpeado por esta enfermedad pulmonar incurable que se asocia con el hecho de respirar polvo de sílice durante la jornada laboral en las excavaciones locales. “Perdí a dos hermanos por esta enfermedad. Mis vecinos están enfermos”. 

Meena, proveniente de una aldea llamada Roundhpura que depende de la explotación minera de arenisca para sobrevivir, vacía una gran bolsa de plástico sobre su catre. Contiene cientos de pastillas y varios inhaladores para que sus pulmones afectados por el polvo puedan seguir respirando. Se queda sin aliento entre palabra y palabra. Sin los costosos medicamentos, relata, se moriría. 

La minería es una actividad muy peligrosa. Los riesgos pulmonares, tales como la neumoconiosis y la silicosis, son sorprendentemente mortales incluso en países prósperos como Estados Unidos, en donde el uso de equipos de protección respiratoria es obligatorio. Pero, en las remotas minas de arenisca de Rayastán, incluso las máscaras de papel son raras, y el daño producido al respirar roca pulverizada parece ser epidémico.  

La silicosis es devastadora porque comienza de modo silencioso. El hecho de inhalar cristales de sílice pulverizada durante años –partículas que se liberan al perforar, martillar y serruchar la piedra– de a poco va dejando cicatrices en los delicados tejidos de los pulmones. Los pulmones se vuelven duros. Las víctimas no pueden respirar. Se van consumiendo debido a un dolor de pecho agonizante, que con frecuencia es mal diagnosticado como tuberculosis. En el estado de Rayastán se han presentado más de 25.000 solicitudes requiriendo ayuda del gobierno para afrontar los costosos tratamientos médicos. Probablemente, el daño real sea mucho mayor. En un estudio gubernamental de hace 20 años se estima que al menos tres millones de trabajadores en la India tienen riesgo de padecer silicosis. 
 

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    Jaganabai Meena (55) y su hija Pooja (18) viven en Roundhpura, una “aldea viuda” como consecuencia ...
    Jaganabai Meena (55) y su hija Pooja (18) viven en Roundhpura, una “aldea viuda” como consecuencia de la extracción minera de arenisca. El esposo de Jaganabai murió muy joven a causa de la silicosis.
    Fotografía de Paul Salopek

    “Comienza con una tos que no desaparece”, dice Jagannabai Meena (55), que comparte el apellido de muchas familias de Roundhpura, una aldea remota con apenas 70 casas rodeadas por montones de bloques de arenisca. El esposo de Jagannabai era minero y murió a los 40 años aproximadamente tras tres años de síntomas. “Ni siquiera sabíamos que se llamaba silicosis”, dijo la mujer. “Los doctores nos daban pastillas, pero no surtían efectos”.

    Tras una visita de unas pocas horas a Roundhpura, la llamada “aldea viuda” de familias mineras, resultó en el descubrimiento de ocho casos recientes de enfermedades respiratorias, tres de ellas fatales. El hospital más cercano para el diagnóstico de silicosis queda a tres horas de autobús.

    La roca que ocasiona esta plaga es preciosa.

    Suave al tacto, la tonalidad de la arenisca Dholpur varía entre un color salmón rosado y rojo ladrillo. En ella se apoyan las hinchadas montañas de Rayastán, entre las ciudades históricas de Jaipur y Agra. Tras siglos de excavación, sus cálidos colores se ven en diversas construcciones, desde modernos hoteles de lujo hasta antiguos monumentos nacionales como el Fuerte Rojo de Delhi. La roca también se exporta a Europa, América del Norte, Oriente Medio y al resto de Asia. 

    Quienes trabajan en Roundhpura y en una mina cercana dijeron que la extracción de arenisca en realidad está disminuyendo en la región a medida que los afloramientos rocosos más accesibles se llenan de máquinas. La actividad continúa más que nada en propiedades privadas, dijeron, o en excavaciones ilegales en campos administrados por el servicio de silvicultura de la India. 

    “Pero, aun así, sigue siendo la mayor fuente de ingresos aquí”, dijo Shumbhu Meena, un líder político de Roundhpura. “Hace veinte años, criábamos vacas y búfalos. Pero las lluvias monzónicas han terminado. Si eres joven, te dedicas a la minería o te marchas a la ciudad”.  

    A Ramsahai Meena, el paciente con silicosis, esa opción lo ha dejado desahuciado y luchando para poder respirar.

    Él es uno de los pocos mineros afortunados que ha sido escogido para recibir un subsidio del gobierno como ayuda para pagar los costos médicos que ascienden a más de 70 dólares estadounidenses por mes – la mitad de los ingresos de un trabajador promedio. Pero no es suficiente. 

    “Los ahorros de toda mi vida van a parar a estos medicamentos que debo tomar cada día solo para vivir”, dijo un esquelético Ramsahai.

    Su padre era minero y murió tosiendo. Al preguntarle si incentivaría a su hijo de 16 años, aún estudiante, a que se dedique a la minería, Ramsahai asiente con la cabeza.

    “No escriban muchas cosas malas sobre la minería”, resopló. “Es lo único que tenemos para poder comer”.

    Originalmente, esta historia fue publicada en el sitio web que la National Geographic Society destinó al proyecto “Out of Eden Walk”.

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