¿Cómo afectará el cambio climático al cultivo del café y otros alimentos populares?
Un nuevo estudio predice que, si bien cultivar café será más complicado debido al calentamiento global, algunos países tendrán una mayor cosecha de marañones y aguacates.
Un agricultor recolecta granos de café durante la cosecha de noviembre en Indonesia. Un reciente estudio sobre café, marañón y aguacate mostró cómo el cambio climático impactará a los cultivadores de alimentos populares, muchos de los cuales son pequeños productores del Hemisferio Sur.
Para el año 2050, el panorama agrícola mundial podría ser muy diferente al de hoy.
El planeta tendrá 2 mil millones de personas más (hoy la población mundial es de casi 8 mil millones) para alimentar y el cambio climático alterará el origen de esos alimentos.
Las temperaturas más cálidas ya están facilitando cultivos de frutos tropicales en las regiones de cultivo más al norte, donde antes eran imposibles: por ejemplo, en Georgia (Estados Unidos) hoy se cultivan cítricos y en la isla italiana de Sicilia, aguacates.
“Busca tu computadora y escribe ‘cambio climático’ y luego tu alimento favorito. Casi en un 50% de las veces te saldrá una nota sobre el cambio climático que afecta a tu comida preferida”, asegura Michael Hoffman, autor del libro publicado recientemente Our Changing Menu (Nuestro Menú Cambiante).
Es probable que las mejores zonas para el cultivo del café se encuentren a una mayor distancia de los trópicos.
Grüter et al. (2022): Expected global suitability of coffee, cashew and avocado due to climate change; Organización Internacional del Café.
¿Qué cultivo se verá más afectado por el cambio climático?
Un estudio publicado en la revista PLOS One proyecta cómo cambiarán las condiciones de cultivo de tres alimentos populares (café, marañones y aguacates) en los próximos 30 años y logró definir un panorama complejo de beneficiados y perjudicados.
De los tres cultivos, el café será el más afectado por el calentamiento global: el estudio prevé que para 2050 habrá una disminución general en la cantidad de regiones donde podría cultivarse.
Para los aguacates y los marañones (también llamados cajú, anacardo, nuez de la India o merey, según el país donde se esté), los resultados fueron más complejos. Ciertas regiones tendrían menos de estos cultivos, mientras que otras, como el sur de los Estados Unidos, es probable que dispongan de más y mejores terrenos para cultivar frutos tropicales como éstos.
Esta investigación amplía estudios previos que ya notaron el efecto perjudicial que tendrá el cambio climático en los granos de café. Al observar una gama más amplia de factores, como la forma en que el PH y la textura del suelo podrían cambiar con el aumento de las precipitaciones, este estudio ofrece más pruebas del efecto negativo.
Además, constituye el primer análisis global de cómo el cambio climático afectará a las regiones productoras de marañones y aguacates.
¿El cambio climático podría reorganizar la distribución regional de la producción de alimentos?
“Lo cierto es que en muchos lugares aparece la adaptación” para compensar las condiciones cambiantes, dice el autor del estudio, Roman Grüter, científico ambiental de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Zúrich, Suiza.
Los científicos y los agricultores ya están cruzando ciertos cultivos para obtener rasgos más resistentes que puedan sobrevivir mejor al cambio climático. En algunas regiones, como en el estado norteamericano de Georgia y en la isla italiana de Sicilia, se están plantando especies de cultivos completamente nuevas. Pero el estudio advierte que eso puede no ser suficiente.
“En algún momento, es posible que un cultivo deje de desarrollarse” en su región tradicional, dice Grüter.
Un grupo de agricultores trabaja en una plantación de aguacate en el rancho El Carmen en Tochimilco, una comunidad en el estado de Puebla, México. Gracias al aumento de las temperaturas y los cambios en los patrones de lluvia, ciertas partes de México podrían tener un aumento en la producción de aguacate para el año 2050.
¿Cómo proyectar la producción de alimentos ante al cambio climático?
En general, los estudios que realizan proyecciones sobre el impacto del cambio climático en la agricultura se han centrado en cultivos comerciales como la soja, el maíz y el trigo.
Grüter dice que los tipos de alimentos cultivados en granjas a pequeña escala han recibido menor atención, pero que serán una pieza clave del rompecabezas a la hora de organizar el suministro mundial de alimentos de cara al cambio climático.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), las pequeñas granjas producen un tercio de los alimentos del mundo.
Además, el estudio de los tres cultivos en esta nueva investigación es importante porque, a diferencia del maíz o el trigo, se plantan varios años antes de las cosechas, esto quiere decir que los productos a sembrar se determinan según las condiciones de cultivo futuras, como temperaturas y patrones de lluvia.
La temperatura mundial aumentó ya en 1,1 °C y ésto provocó que las plantas sufrieran mayor estrés por calor y que los desastres naturales sean más graves. Para el año 2100, el planeta podría sufrir un aumento de 3 °C.
Tres escenarios: de la reducción de la emisión a la catástrofe alimenticia
Tras observar 14 modelos diferentes, los investigadores predijeron cómo cambiarían las condiciones globales considerando tres escenarios climáticos diferentes: una reducción drástica de las emisiones de gases de efecto invernadero que limite el calentamiento a 1,6 °C, una reducción moderada que limite el calentamiento a 2,4 °C, y un calentamiento que supere los 4 °C, como el peor escenario.
Los resultados del estudio se caracterizaron considerando tres niveles de “aptitud”, siendo la aptitud alta la referida a un determinado cultivo que produce un mayor rendimiento sin depender de riego y fertilizantes.
De los tres cultivos, el café resultó, por lejos, el más afectado por el clima futuro. Para 2050, en los tres escenarios climáticos, el número de regiones más aptas para el cultivo de café se redujo en un 50%. La disminución se atribuye sobre todo al aumento de las temperaturas anuales en países productores como Brasil, Vietnam, Indonesia y Colombia.
En cuanto a los marañones, se encontraron diferentes grados de disminuciones y algunos son drásticos. En Benín (África Occidental) se proyectó que las altas temperaturas anuales provocarían una disminución de casi el 55% de las tierras altamente aptas para el cultivo de marañones, incluso contando con un nivel de emisiones más bajo.
Otros países mostraron disminuciones de un solo dígito sin realizar ninguna otra acción para mitigar el cambio climático. En general, sin embargo, se proyectó que a nivel mundial habría un aumento del 17% en la cantidad de tierras aptas para el cultivo de marañones, gracias a los inviernos cada vez más cálidos en latitudes más altas y más bajas, como Estados Unidos, Argentina y Australia.
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Hafiz Djibril, agricultor de marañones en la planta de Fludor, Benín. Si bien India lidera el mercado del marañón, el pequeño país de África occidental es uno de los mayores productores del continente, pero esta situación podría no mantenerse debido al aumento de las temperaturas.
¿El cambio climático rediseñará la distribución de las tierras aptas para el cultivo de alimentos?
En cuanto a los aguacates, que se han adaptado a las selvas tropicales, se observaron resultados igualmente variados y cambios en relación con los lugares donde se podrían cultivar, en gran parte, como consecuencia de cambios en las precipitaciones.
En los climas más cálidos hay más retención de humedad, lo que genera más precipitaciones. Según las proyecciones para 2050, las regiones más cálidas producirían más lluvia.
Se estimó que, a nivel global, se reducirán entre un 14% y un 41% las regiones más aptas para el cultivo de aguacates en países como la República Dominicana e Indonesia, pero las zonas medianamente aptas para el cultivo de este fruto aumentarían entre un 12% y un 20%.
En México, actualmente el principal productor de aguacates, se espera que las condiciones para el cultivo de este alimento mejoren entre un 66% y un 87% en base a las emisiones proyectadas para 2050.
Los resultados del estudio coinciden con lo que observó la climatóloga agrícola de la Universidad de Georgia, Pam Knox, en el estado de Peach. Knox comenta que los productores han estado experimentando con nuevos alimentos que hoy se adaptan al cálido clima invernal de la región.
“En el sureste de los Estados Unidos, los agricultores ya están sacando provecho de esta situación, probando nuevos cultivos como aceitunas y satsumas”, dice en un correo electrónico.
Adaptar los alimentos para el futuro
¿Qué podrían revelar los variados resultados del estudio acerca de nuestro suministro mundial de alimentos en 2050?
Para saber cómo el cambio climático afectará la seguridad alimentaria se necesitan más estudios, dice Hoffman. Por ejemplo, el cambio climático aumenta la cantidad y el tipo de plagas que atacan a los cultivos.
Lo más lógico es pensar que esos cultivos disminuirán, pero ¿qué pasa si el número de depredadores de plagas también aumenta? Cuando algunas regiones de cultivo se expanden mientras que otras se reducen, es difícil predecir el futuro de determinados alimentos.
Lo que está claro, según Hoffman, quien fue director ejecutivo del Cornell Institute for Climate Smart Solutions (Instituto Cornell para Soluciones Climáticas Inteligentes), es que la disminución de un cultivo en particular puede tener un impacto devastador a nivel local: es “como una fábrica gigante que abandona la ciudad”.
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La producción mundial de alimentos y su desafío para 2050
Para ayudar a las comunidades a sobrellevar este cambio, de acuerdo con el estudio mencionado, los productores de alimentos deberán implementar diferentes ajustes, desde usar cultivos de cobertura para mantener el suelo saludable hasta recurrir a la reproducción de variedades más resistentes al clima, como el café que puede tolerar temperaturas más altas.
Pero como solución, el fitomejoramiento tiene limitaciones: puede llevar años y es posible que los fitomejoradores no puedan seguir el ritmo del cambio climático, advierte Charles Brummer, director del centro de fitomejoramiento de la Universidad de California, con sede en Davis.
Incluso las plantas más tolerantes al calor pueden no rendir si las altas temperaturas se vuelven más severas y frecuentes.
Al predecir con décadas de anticipación cómo cambiará la agricultura, los científicos brindan a los agricultores un panorama más claro sobre lo que ocurrirá y pueden asesorar a los órganos regulatorios sobre cómo alentar a los productores a usar métodos de cultivo más eficientes, como emplear cultivos de cobertura para prevenir la erosión o plantar nuevos cultivos cuando sea necesario.
“Para garantizar la seguridad alimentaria y nutricional es fundamental proyectar estos cambios y sus impactos en la agricultura”, dice Grüter. “Ahora estamos haciendo proyecciones, sobre todo, de cultivos comerciales, pero el aguacate también es un cultivo importante y con un gran valor nutricional”.