Las especies de coral resistentes al clima ofrecen esperanza para los arrecifes del mundo
Un nuevo estudio ha descubierto que dos de las especies de corales constructores de arrecifes más comunes pueden hacer frente a un aumento de 2 ºC en el agua.
Un ecologista estudia un antiguo coral de lóbulo en Kingman Reef, que se encuentra a mitad de camino entre Hawái y Samoa Americana, en el Océano Pacífico. Un nuevo estudio indica que el coral de lóbulo puede sobrevivir a una cantidad limitada de cambio climático.
Dos de las especies de corales constructores de arrecifes más comunes del mundo parecen sorprendentemente capaces de sobrevivir e incluso hacer frente al cambio climático, al menos mientras el calentamiento global se mantenga por debajo de los 2 °C, el objetivo fijado por el Acuerdo de París.
"Encontramos esperanza", expresa Rowan McLachlan, experto en corales de la Universidad Estatal de Oregón y autor principal del estudio publicado el pasado 10 de marzo en Nature.
Últimamente, la esperanza escasea en los arrecifes de coral. Como resultado de las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por el ser humano, se enfrentan a aguas cada vez más cálidas, olas de calor marinas más intensas y un océano cada vez más ácido. Eso se suma a las tensiones locales de la contaminación y la sobrepesca.
Hasta ahora, el mundo se ha calentado 1,1 °C y los arrecifes de coral ya han sufrido muertes masivas.
La Gran Barrera de Coral, el sistema de arrecifes más grande del mundo, se encuentra actualmente en “crisis”, según un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El documento, elaborado por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), advirtió que algunos ecosistemas de arrecifes de coral podrían enfrentar daños irreversibles si el mundo se calienta más de 1,5 °C.
Un informe de 2018 del IPCC concluyó que a 2 °C o más, el 99 % de todos los corales que forman arrecifes podrían perderse, lo que significa que los arrecifes de coral vivos esencialmente desaparecerían del planeta.
Pero eso no es lo que McLachlan y sus colegas observaron cuando sometieron corales hawaianos a un mundo simulado a 2 ºC durante casi dos años. Descubrieron que dos especies comunes de coral eran especialmente resistentes: dos tercios de esos corales sobrevivieron al futuro simulado.
“Esperábamos ver más mortalidad de la que vimos, para descubrir que los corales apenas resistían”, cuenta McLachlan. “Estábamos realmente impactados. Tuvieron una supervivencia muy alta”.
Dentro de ciertos límites, al parecer, algunos corales pueden aclimatarse a un mundo más cálido.
Simulación de los océanos del mañana
Los océanos absorben parte del calor que se acumula en la atmósfera. Las olas de calor amplificadas por el cambio climático hacen que los corales expulsen a las algas simbióticas que los nutren, un efecto llamado blanqueamiento de corales, que en última instancia puede matarlos. Mientras tanto, los océanos también absorben parte del exceso de dióxido de carbono de la atmósfera, lo que hace que el agua de mar sea más ácida y eso debilita los esqueletos de coral.
Las olas de calor marinas mataron a más de un tercio de los corales de los arrecifes de Hawái en 2014 y 2015. A fines de 2015, para obtener más información sobre cómo el calentamiento y la acidificación podrían poner en peligro a los arrecifes en el futuro, McLachlan y sus colegas visitaron cuatro de ellos en diversos entornos alrededor de Oahu. Usando un martillo y un cincel, recolectaron muestras de tres especies comunes de coral: coral arroz, coral dedo y coral lóbulo.
Los investigadores colocaron los corales en tanques de 70 litros, pero no en un laboratorio (como se había hecho en otros experimentos sobre la resiliencia de los corales) sino afuera, en la Isla del Coco, donde estarían expuestos al mismo clima que un arrecife en la costa. Llenaron un total de 40 tanques con arena, escombros, peces de arrecife, plancton y otros elementos característicos. La idea era simular las condiciones del océano de la forma más realista posible.
“Es por eso que nuestro experimento es diferente”, afirma McLachlan. "Es más informativo sobre cómo los arrecifes hawaianos podrían responder" al cambio climático.
También es el experimento coralino más largo jamás realizado, agrega.
Durante 22 meses, los investigadores sometieron a algunos corales a 2 ºC de calentamiento, algunos en agua acidificada y otros con ambas condiciones. Un cuarto conjunto de tanques se dejó completamente solo para que sirviera como control.
Los tanques que probaron juntos el calentamiento y la acidificación del océano fueron las simulaciones más realistas del futuro, detalla Andréa Grottoli, biogeoquímica de corales en el estado de Ohio y autora principal del estudio. En todos los tanques, ella y sus colegas monitorearon un conjunto de indicadores fisiológicos para ver cómo respondían los corales a su entorno con el tiempo y los resultados fueron alentadores.
"Vimos este arco a largo plazo en el que hubo respuestas de estrés, pero después de un tiempo suficiente hubo aclimatación", revela Grottoli. La implicación es que, con suficiente tiempo para adaptarse a su entorno, algunos corales pueden sobrevivir a las condiciones estresantes provocadas por el cambio climático.
En general, de los corales expuestos a ambas condiciones, sobrevivieron el 46% del coral arroz, el 56% del coral lóbulo y el 71% del coral dedo. Muchos de los corales estaban incluso prosperando.
“No solo estaban luchando. A dos de las tres especies les iba muy bien”, dice Grottoli. Y su equipo puede haber subestimado la resistencia de la tercera especie, los corales arroz, añade.
Los corales arroz se alimentan no solo de sus algas simbióticas, sino también de zooplancton y en los experimentos se les alimentó con menos zooplancton del que normalmente obtendrían en la naturaleza.
“El documento respalda lo que se ha observado en Hawái”, sostiene Ku'ulei Rodgers, un experto en corales de la Universidad de Hawái en Mānoa que monitorea los arrecifes de dicho estado y quien no participó en el estudio.
“Sin embargo, hay un límite en la velocidad a la que la aclimatación puede proteger a los corales de la decoloración a medida que las temperaturas continúan aumentando”, cuenta en un correo electrónico, y señala que la ola de calor marino de 2014/2015 en Hawái también mató a muchos corales lóbulo y dedo.
“Aunque es esperanzador que algunas especies sobrevivan este siglo, a menos que ocurran reducciones drásticas en las emisiones, los corales eventualmente perderán su lucha por la supervivencia”, lamenta Rodgers.
Según Climate Action Tracker (que monitorea las acciones de los distintos países frente al cambio climático), las políticas actuales para reducir las emisiones encaminan el mundo hacia un calentamiento de 2,7 °C para finales de siglo, sustancialmente por encima de los 2 ºC simulados por McLachlan y sus colegas.
Si bien muchos de los corales del experimento sobrevivieron, el calor extremo todavía está empujando a los arrecifes a una situación límite. Aquí, cabezas sanas de coral de lóbulo (Porites lobata) se encuentran rodeadas de coral arroz (Montipora capitata) que presenta un color blancuzco, debilitado por una ola de calor marino.
¿Qué significan estos hallazgos para los arrecifes?
El coral arroz es común en Hawái y en las aguas del Pacífico norte y central. Pero el coral dedo y el coral lóbulo se encuentran en los océanos Pacífico e Índico y su capacidad para sobrevivir podría ser una señal de que los arrecifes de coral en el futuro podrían recuperarse del borde del colapso, detalla el citado estudio. El coral lóbulo, en particular, es un constructor de arrecifes esencial en el Océano Pacífico.
Alan Friedlander, ecologista de arrecifes de coral de la Universidad de Hawái, quien no participó en el estudio, argumenta que se necesitan más áreas marinas protegidas para garantizar que estos corales resistentes al clima no se vean amenazados por la contaminación y la degradación. Friedlander es científico jefe de Pristine Seas, organización que promueve las áreas marinas protegidas.
“Este trabajo muestra que los arrecifes de coral podrían sobrevivir e incluso prosperar en el futuro si podemos frenar las emisiones de dióxido de carbono y gestionar los factores de estrés locales como la sobrepesca, la sedimentación y la contaminación”, agrega en un correo electrónico.
“En ausencia de factores estresantes locales, hay esperanza de seguir adelante”, enfatiza McLachlan. "Si no podemos mitigar los factores de estrés locales, el resultado para el coral es mucho peor".
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