Ciudades inteligentes, sostenibles y verdes: ¿qué significa cada una y cuáles son sus diferencias?
Minibús sin conductor en los jardines de Singapur junto a la bahía.
El mundo cada vez está más urbanizado. Desde 2007, más de la mitad de la población mundial vive en ciudades y se espera que el número aumente al 60% para 2030, especifica el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 11 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Si bien las ciudades del mundo ocupan solo el 3% de la tierra, representan entre el 60% y el 80% del consumo de energía y el 75% de las emisiones de carbono.
Por eso, entre otras metas, la entidad propone aumentar la urbanización inclusiva y sostenible y la capacidad para la planificación y la gestión participativa; redoblar los esfuerzos para proteger y salvaguardar el patrimonio cultural y natural; reducir el impacto ambiental negativo per cápita; y proporcionar acceso universal a zonas verdes y espacios públicos seguros, inclusivos y accesibles.
Frente a este reto, las ciudades inteligentes, sostenibles y verdes pueden representar una contribución positiva. Pero, ¿de qué se trata cada uno de estos conceptos y cuál es la diferencia que existe entre ellas?
Los tres tipos de ciudades: verdes, sostenibles e inteligentes, “son ejemplos de adjetivos dados a las ciudades en un esfuerzo de branding urbano para crear una identidad y marca propia que le permita atraer personas, empresas, recursos y proyectos”, asegura Gabriel Mazzola Poli de Figueiredo ingeniero en sistemas electrónicos, máster y candidato doctoral en urbanismo, investigador y consultor en proyectos de Políticas Públicas, Ciudades Inteligentes, Tecnología e Innovación.
El especialista brasileño considera que no existen conceptos estrictamente definidos, sino que las tres definiciones se superponen. Asimismo, comenta que cada uno de ellos puntualiza en algo específico.
Vea la siguiente fotogalería de la ciudad más contaminada del mundo:
¿Qué es una ciudad inteligente?
De acuerdo a la ONU, una ciudad inteligente es aquella que usa la tecnología como herramienta para optimizar la eficiencia de la urbe y de su economía, siempre y cuando sirva para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y proteger la naturaleza.
En el mismo sentido, el investigador propone que la ciudad inteligente enfatiza en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
¿Qué es una ciudad sostenible?
En tanto, “el discurso de las ciudades sostenibles se centra en la articulación de sus sistemas y dinámicas urbanas de manera sostenible”, sostiene Mazzola Poli de Figueiredo.
De acuerdo al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Argentina, las ciudades sostenibles se deben analizar desde una perspectiva sistémica con una interacción dinámica entre el sistema ambiental, social y económico.
El organismo argentino las define como aquellas que “logran la plena realización de los derechos de sus habitantes, incluyendo el acceso a la vivienda, el acceso al agua potable y saneamiento, la seguridad alimentaria, la salud, la educación, la infraestructura resiliente, la movilidad y el derecho al ambiente sano, para el desarrollo humano armonioso y respetuoso con la naturaleza que habita e integra”.
Además, las ciudades sostenibles son un espacio de pertenencia cultural en el que se construyen lazos intra e intergeneracionales; existe igualdad de género; y es resiliente a los impactos adversos del cambio climático.
“No existe un tipo ideal de ciudad sostenible uniforme, sino que ésta se conforma según sus características propias de cada región, población y proceso histórico”.
¿Qué es una ciudad verde?
Finalmente, el ingeniero menciona que en las ciudades verdes destacan el incentivo a las dinámicas urbanas verdes y locales para reducir el impacto ambiental y para mejorar la calidad de vida.
Algunas de esas dinámicas, completa, buscan reducir las emisiones, generar menos residuos, promover la densificación, hacer un mejor uso del suelo y de la energía y crear espacios verdes.
La ciudad verde es un sitio que se encuentra en equilibrio con la naturaleza. Donde todos, desde los organismos vivos hasta sus hábitats, son componentes importantes de la forma urbana y parte de la infraestructura verde, define Jürgen Breuste en el resumen del capítulo La Ciudad Verde: Concepto General del libro Making Green Cities publicado en 2020.
“Todas las formas de la naturaleza son respetadas, mantenidas y extendidas en beneficio de los residentes de la ciudad”.
Según ONU Hábitat, las áreas verdes contribuyen a mejorar las condiciones ambientales mediante el aumento de la calidad del aire, la reducción del efecto invernadero y la captura de carbono.
¿Cuáles son las coincidencias entre las ciudades inteligentes, sostenibles y verdes?
Si bien cada tipo de ciudad está especializada en una determinada área, los objetivos son similares, asegura Mazzola Poli de Figueiredo.
“En todos los casos existe una intención de mejorar la calidad de vida de las personas, reducir el impacto ambiental de las dinámicas urbanas, mejorar la eficacia y eficiencia de los servicios y hacer que las ciudades sean más sostenibles”.
¿De qué manera Latinoamérica puede adentrarse en este escenario de modernidad?
Según el consultor, Latinoamérica puede adentrarse en este escenario adaptándolo a su realidad: “Debemos construir nuestro propio enfoque de estos modelos, específicamente dirigido a abordar los desafíos urbanos y sociales que enfrentamos como región: desigualdad, hambre, asentamientos precarios, privación de los derechos humanos fundamentales, falta de movilidad urbana y saneamiento, vulnerabilidades raciales y de género, y demás”.
Para conseguirlo, explica el investigador brasileño, es necesaria una visión sistémica de las dinámicas urbanas y territoriales; invertir en ciencia e investigación multidisciplinar conectando ingeniería, urbanismo, antropología, ciencias sociales, entre otras, para comprender mejor cómo se afectan mutuamente y cual es la manera más adecuada de trabajar para reducir las desigualdades y mejorar la calidad de vida de las personas.
Además, “es crucial incorporar en el proceso de diseño, implementación y evaluación de estas iniciativas a especialistas de diversas áreas de conocimiento y también de la sociedad civil”.
De acuerdo con Mazzola Poli de Figueiredo, se trata de un desafío grande, pero el trabajo de construir este tipo de urbes “es un esfuerzo esencial para tener ciudades más inclusivas, participativas, justas, saludables, inteligentes y sostenibles en el futuro”.