Los inviernos son cada vez más cálidos. ¿Qué consecuencias generaría la falta de nieve?
La disminución de las nevadas tendrá consecuencias para la vida en todo el planeta, desde el aumento del potencial de incendios forestales hasta la creciente inseguridad hídrica.
A medida que el clima se calienta, las precipitaciones suelen ser en forma de lluvia fría invernal, como la empapada calle de Manhattan, Estados Unidos, que se ve aquí. Sin embargo, las tormentas de nieve son cada vez más fuertes.
El invierno puede traer a la mente trineos y peleas de bolas de nieve, pero puede que no sea así durante mucho más tiempo. En todo Estados Unidos, por ejemplo, las altas temperaturas récord hicieron que el pasado febrero pareciera verano y ofrecieron una idea de cómo podrían ser los inviernos en las próximas décadas.
A medida que el planeta se calienta, también lo hace el invierno, más rápido que cualquier otra estación en Estados Unidos, y las precipitaciones invernales son más frecuentes en forma de gotas de lluvia que de nieve.
Esto afecta a todo, desde el agua dulce disponible en primavera y verano hasta el riesgo de incendios forestales y la supervivencia de algunas especies. Sin grandes cambios para frenar el cambio climático, el coste de la adaptación será espectacular.
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Menos inviernos nevados
El aumento de las temperaturas (2023 fue el año más caluroso jamás registrado) está haciendo que los inviernos sean más cálidos.
Un reciente estudio publicado en Nature confirma que el cambio climático ha reducido los cúmulos de nieve del hemisferio norte desde la década de 1980, mientras que la primera nevada de California (Estados Unidos) esta temporada fue de solo 19 centímetros: un 25 % de la media histórica.
"Globalmente, las nevadas han disminuido porque las temperaturas están subiendo", explica Liz Bentley, directora ejecutiva de la Royal Meteorological Society.
Un mundo más cálido significa que la probabilidad de nieve disminuye, y "puede que tengas que ir más arriba en una montaña para conseguir nieve de lo que habrías hecho hace años", dice.
Si no se frenan las emisiones globales, "una gran parte del mundo tendrá inviernos sin nieve en 2100", asegura Andrew Schwartz, científico jefe del Laboratorio de Nieve de la Sierra Central de la Universidad de Berkeley (Estados Unidos).
Esta disminución de la nieve podría convertirse en una causa, y no solo en un síntoma, del cambio climático. Los paisajes más oscuros y sin nieve absorben más luz solar, lo que aumenta aún más el calentamiento.
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Condiciones más extremas para inviernos más calientes
Para crear nieve se necesita humedad y aire frío, explica Schwartz. El cambio climático afecta a ambas cosas porque el planeta se calienta y tiene más humedad en su atmósfera.
"Por cada grado centígrado que se calienta la atmósfera, puede contener un 7 % más de vapor de agua", destaca el científico.
"Lo húmedo se vuelve más húmedo y lo seco más seco", creando grandes oscilaciones entre extremos, comenta James Screen, científico del clima de la Universidad de Exeter (Reino Unido).
Las tormentas de nieve serán menos frecuentes, pero cuando se produzcan "vamos a recibir un aluvión de nevadas porque el aire retiene más humedad", afirma Schwartz.
La gente podría intentar utilizar estas nevadas como prueba de que el cambio climático no está ocurriendo, admite el especialista, pero "es un síntoma de un problema climático mayor".
Los efectos de los inviernos más cálidos sobre la fauna
Si las precipitaciones caen en forma de lluvia en lugar de nieve y luego se congelan, los renos y los caribúes podrían tener dificultades para pastar en el suelo helado.
Las especies con pelaje blanco para camuflarse (como las liebres americanas y los búhos nivales) podrían correr un mayor riesgo de depredación, mientras que los osos polares y los murciélagos narigudos de Ussuria podrían tener menos opciones para construir sus guaridas nevadas.
No todas las especies podrán adaptarse o trasladarse a climas más nevados, "por lo que asistiremos a la extinción de algunos animales", lamenta Bentley.
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Inviernos más calientes, incendios más graves
Cuando la temperatura del aire se calienta, los árboles liberan agua a la atmósfera mediante un proceso llamado evapotranspiración. Cuando no ha nevado mucho, el suelo no puede reponer la humedad perdida y los bosques sufren más estrés térmico, lo que aumenta la probabilidad de incendios forestales graves.
"Cuando se produce un incendio, avanza lo más rápido posible y quema toda la superficie que puede", explica Schwartz.
Mantener el manto de nieve en el suelo hasta principios de verano evita esto: el mayor invierno registrado por el Laboratorio de Nieve de la Sierra Central en 2022-2023 fue seguido por una temporada de incendios muy pequeña.
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Menor seguridad hídrica
Para los seres humanos, la disminución de las nevadas es "problemática porque (la nieve) suministra gran parte de nuestra agua", afirma Schwartz. Alrededor de 1900 millones de personas dependen de las acumulaciones de nieve y los glaciares para obtener agua potable.
La nieve de las montañas actúa como un depósito natural. Al fundirse lentamente en los arroyos, la nieve suministra agua durante la primavera y el verano, mientras que la lluvia fluye inmediatamente río abajo y puede desperdiciarse.
Las infraestructuras tienden a diseñarse en función del agua que se almacena en forma de nieve cada invierno. "Resulta mucho más difícil gestionar el agua cuando se producen estos cambios bruscos de un año a otro", asegura Schwartz.
¿Cómo serán los próximos inviernos?
"El jurado está deliberando", dice Bentley. Los investigadores pueden hacer predicciones, pero hay incertidumbre (sobre todo con los puntos de inflexión climáticos irreversibles) y no es posible hacer previsiones para todo".
Menos agua afectará a los agricultores y creará una brecha entre quienes dependen de la agricultura para vivir y las comunidades que necesitan el agua para vivir. También podría haber migraciones masivas. "Si no hay agua, la gente tendrá que trasladarse a donde la haya", analiza Schwartz.
Es vital medir y comprender los efectos de un manto de nieve reducido, menciona el científico, "para asegurarnos de que estamos gestionando cada gota con la mayor precisión posible."
"No se puede crear nieve por arte de magia" a gran escala, aclara Screen. Adaptaciones como construir plantas desalinizadoras, preparar los sistemas hídricos para que llueva más o crear nieve artificialmente para las estaciones de esquí serán costosas.
En última instancia, "tenemos que dejar de quemar combustibles fósiles (gas, petróleo y carbón) y depender mucho más de la energía, el transporte, los alimentos y los modos de vida sostenibles", concluye Bentley.
Según Screen, "eso es obvio, pero no necesariamente fácil".