Una mujer pomak lleva a su bebé a través de la nieve. Ribnovo, Bulgaria.

Con el aumento de las temperaturas en la Tierra, ¿se acabarán los inviernos?

Tras un 2023 con temperaturas cálidas récord, es intuitivo pensar que el frío podría disminuir. Sin embargo, la existencia de inviernos es una cuestión compleja en la que intervienen fenómenos como La Niña o el calentamiento del Ártico.

Una mujer pomak lleva a su bebé a través de la nieve. Ribnovo, Bulgaria.

Fotografía de Guy Martin
Por Redacción National Geographic
Publicado 27 jun 2024, 15:54 GMT-3

Las reiteradas alertas de los expertos sobre los efectos que el cambio climático tendría sobre el planeta, así como los acuerdos internacionales para limitar el aumento de las temperaturas en los próximos años a 2 °C por encima de los niveles preindustriales han demostrado que vivimos en un planeta que se calienta.

De hecho, el año 2023 fue el más cálido jamás registrado, según indicó la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos. 

Pero, al mismo tiempo, las autoridades han advertido temperaturas bajas e inviernos muy fríos en diferentes latitudes del globo: en enero se registraron temperaturas frías récord para muchos estados estadounidenses, y lo mismo ocurre ahora en el hemisferio sur. El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) de Argentina comunicó a fines de mayo que es probable que la región pampeana, el sur del litoral y gran parte de la Patagonia perciban temperaturas inferiores a las normales.

Entonces, ¿el planeta no se está calentando? Sí, pero eso no significa que el invierno desaparezca e incluso las temperaturas bajas pueden ser más crudas en algunas regiones del planeta porque algunos factores meteorológicos y otros efectos que se ven exacerbados por el cambio climático inciden sobre las temperaturas.

De qué manera el cambio climático afecta al invierno

“El cambio climático no solo implica cambios en la temperatura media global de la superficie, sino también en la circulación atmosférica, en el tamaño y los patrones de las variaciones climáticas naturales y en el tiempo local. Los fenómenos de La Niña modifican los patrones meteorológicos, de modo que algunas regiones se vuelven más húmedas y los veranos húmedos suelen ser más frescos”.

Así lo explica The Royal Society, la academia científica más antigua que existe continuamente en el mundo y la principal organización nacional para la promoción de la investigación científica en Gran Bretaña.

Asimismo, los vientos más intensos procedentes de las regiones polares pueden contribuir a un invierno ocasionalmente más frío. De forma similar, la persistencia de una fase de un patrón de circulación atmosférica conocido como Oscilación del Atlántico Norte ha contribuido a varios inviernos fríos recientes en Europa, el este de Norteamérica y el norte de Asia, continúa The Royal Society en su texto de 2020.

De acuerdo con The Royal Society, el fenómeno conocido como La Niña modifica los patrones meteorológicos y provoca que algunas regiones se vuelvan más húmedas, lo que se traduce en veranos más fríos. Arriba, una persona permanece de pie en la nieve con ropa de invierno en Alaska, Estados Unidos.

Fotografía de Katie Orlinksy

Un artículo de National Geographic US que abordó el tema en enero de 2024 cita dos estudios publicados en 2017 en la revista Nature Geoscience y en 2018 en Nature Communications que explican el tema. 

“Las temperaturas cálidas en el Ártico hacen que la corriente en chorro tome oscilaciones bruscas, y cuando oscila más hacia el sur, hace que el aire frío llegue a zonas más australes. Estos cambios tienden a durar un tiempo, por lo que el clima que tenemos en el este de los Estados Unidos, ya sea frío o cálido, tiende a permanecer con nosotros por más tiempo", señaló la autora del estudio de 2018 y científica atmosférica estadounidense, Jennifer Francis, en un comunicado de prensa citado por NatGeo.

Inviernos más fríos, Ártico más cálido

En ese comunicado, que fue publicado por la Universidad de Rutgers (Estados Unidos) detallan que Francis y sus colegas encontraron que los inviernos son más fríos en las latitudes septentrionales de Europa y Asia cuando el Ártico es cálido y “es de dos a cuatro veces más probable que se produzcan inviernos severos en el este de Estados Unidos cuando el Ártico es anormalmente cálido que cuando es anormalmente frío”. 

No obstante, concluye la academia británica, “el calentamiento global inclina las probabilidades a favor de más días y estaciones cálidos y menos días y estaciones fríos”. Lo que aumenta la posibilidad de olas de calor más frecuentes en muchas partes del mundo, incluida Sudamérica.

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