Las temperaturas extremas pueden afectar la salud y son cada vez más comunes a causa del cambio climático
Según un informe del IPCC, existe evidencia consolidada de un aumento en la intensidad y frecuencia de los extremos cálidos. Arriba, usuarios del transporte público esperan en una parada de autobús en el calor y sin la sombra adecuada en California, Estados Unidos.
Olas de calor, sequías, ciclones tropicales, huracanes, inundaciones y temperaturas mínimas más bajas de lo esperado… los últimos meses parecen haber tenido todo tipo de fenómenos meteorológicos extremos. Y en un clima cambiante, las temperaturas extremas ganan cada vez más espacio en las noticias.
El cambio climático afecta de diferentes maneras al clima en la Tierra y sus efectos ya se pueden percibir. Pero, aunque el planeta se está calentando, algunas regiones registran temperaturas extremas bajas, lo que ha generado, por ejemplo, una congelación de las olas del mar en Tierra del Fuego (Argentina) en junio de 2024, un fenómeno que fue registrado por residentes locales y turistas en las redes sociales.
Pero las temperaturas frías del invierno no son un argumento válido para negar el calentamiento global… sino lo contrario.
Las olas de frío causan diversos efectos en la salud humana como: enfermedades respiratorias y mortalidad por cardiopatías isquémicas, entre otras, según señala la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres. Arriba los lugareños salen de casa por el nevado paso de Anaktuvuk. Alaska, Estados Unidos.
¿Qué son las temperaturas extremas?
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) argentino define a los eventos de temperaturas extremas como “períodos en los que se espera que se registren valores de temperatura máxima y mínima que pueden poner en peligro la salud de las personas”.
Tal como señala el organismo, las investigaciones demuestran que existen ciertos valores umbrales de temperaturas a partir de los cuales aumenta la morbilidad y la mortalidad de los humanos.
Entre los problemas de salud desencadenados por las temperaturas extremas, sobre todo en caso de calor, están la debilidad, los mareos, las náuseas, los dolores de cabeza, los calambres musculares e incluso la diarrea, explica la página web del Ministerio de Salud brasileño.
Cuando la temperatura ambiente supera los 40 ºC, las personas pueden verse gravemente afectadas, describe un artículo de National Geographic sobre el tema titulado Ola de calor: cuál es la temperatura máxima que resiste una persona.
A su vez, la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres agrega que los efectos de las olas de frío sobre la salud humana incluyen: aumento de las enfermedades respiratorias y mortalidad por cardiopatías isquémicas y enfermedades cerebrovasculares. A su vez, quienes viven en espacios fríos son más propensos a tener artritis y reumatismo. Además, “la salud mental puede verse afectada a cualquier edad”.
El calentamiento global aumenta la probabilidad de experimentar días y estaciones más cálidas, así como una mayor frecuencia de olas de calor.
Las temperaturas superiores a 50 °C son cada vez más frecuentes
De acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial (OMM), las temperaturas extremas de más de 40 °C e incluso 50 °C son cada vez más frecuentes en todo el mundo. De hecho, 2023 fue el año más cálido jamás registrado.
El capítulo 11 del informe Cambio Climático 2021: Bases físicas, elaborado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), reconoce que las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por los humanos han provocado un aumento de la frecuencia e intensidad de algunos fenómenos meteorológicos y climáticos extremos desde la época preindustrial. Y eso es particularmente visible en el caso de las temperaturas extremas.
Según reporta, las investigaciones revelan una disminución en el número de días y noches fríos y un aumento en el número de días y noches cálidos a escala global. Además, señala el documento, existe “evidencia consolidada de un aumento en la intensidad y frecuencia de los extremos cálidos y una disminución en la intensidad y frecuencia de extremos fríos”.
Como consecuencia, la cantidad de días de una ola de calor aumentan y se elevan las temperaturas. Al mismo tiempo, el número de días de ola de frío disminuye en casi todas las superficies terrestres y en las latitudes medias del norte en particular, advierte el documento.