¿Cuál es la diferencia entre un huracán y un tornado? Descubre lo que dice la NASA
Registro de la formación de un tornado en forma de embudo bajo una nube de tormenta en el estado de Kansas, Estados Unidos.
Los huracanes, los tornados y las tormentas que los acompañan figuran entre los fenómenos más impactantes y peligrosos de la naturaleza. Sin embargo, aunque ambos traen consigo vientos devastadores, existen algunas diferencias importantes a la hora de caracterizar a cada uno.
Según la NASA, la agencia federal estadounidense dedicada a la investigación aeronáutica y espacial, una de las primeras y mayores diferencias entre tornados y huracanes radica en la manera en que se forman.
La NASA define los tornados como “columnas de aire en fuerte rotación” que se extienden “desde una nube cumulonimbus hasta el suelo”. Se forman en tierra y suelen proceder de fuertes tormentas: “son el resultado de una compleja interacción entre vientos, humedad y temperatura”, señala la fuente.
Los huracanes, por su parte, son grandes sistemas tormentosos “con un centro en calma conocido como ojo”. Se forman sobre los océanos, regiones en las que la evaporación y la condensación proporcionan la energía necesaria. “Requieren temperaturas de la superficie del mar de al menos 26.5 °C”, explica la NASA.
El huracán Ida, que atravesó el estado de Luisiana y la costa del Golfo de Estados Unidos en 2021, fue retratado por primera vez como una tormenta de categoría dos desde la Estación Espacial Internacional mientras orbitaba aproximadamente a 423 kilómetros sobre el Golfo de México.
¿Cuáles son las principales diferencias entre los tornados y los huracanes?
Según la agencia estadounidense, otros puntos en los que se diferencian los tornados y los huracanes son:
Tamaño: en comparación, los tornados son más pequeños (su diámetro varía desde unos pocos metros hasta alrededor de un kilómetro). Los huracanes, sin embargo, son mucho más grandes y tienen “diámetros que pueden extenderse hasta 1600 kilómetros”.
Duración: los tornados son fenómenos de corta duración, a veces unos segundos o incluso algo más de una hora. Los huracanes, por el contrario, pueden cubrir vastos kilómetros y existir durante más tiempo, además de cambiar de intensidad. Según la NASA, pueden durar días o incluso semanas.
Una mujer observa los vientos del huracán Irene, que azotó los estados de Carolina del Norte y Carolina del Sur en Estados Unidos en 2011.
Previsibilidad: la fuente explica que los tornados son más difíciles de predecir porque pueden formarse rápidamente y son de corta duración. En cambio, los huracanes suelen controlarse y seguirse durante días o semanas antes de que toquen tierra, ya que tienen un tiempo de desarrollo más largo.
Velocidad del viento: esta es otra diferencia importante. En los tornados, esta velocidad puede variar de 105 kilómetros por hora (km/h) a más de 480 km/h. Los huracanes, en cambio, se clasifican en categorías según la escala de vientos de huracanes Saffir-Simpson, con vientos que empiezan en 119 km/h (categoría 1) y pueden superar los 252 km/h (categoría 5).
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Localización: los tornados son comunes en las llamadas “zonas continentales” y, sobre todo en Estados Unidos, se producen en una región específica conocida como “Tornado Alley” (que incluye estados como Texas, Oklahoma, Kansas y cuatro estados más del centro de ese país). Sin embargo, la NASA subraya que los tornados pueden producirse en cualquier parte del mundo donde las condiciones sean favorables.
Los huracanes, por su parte, “se originan en regiones tropicales y subtropicales”, señala el organismo. Se denominan huracanes cuando se originan en el océano Atlántico Norte y tifones cuando aparecen en el Pacífico noroccidental.
Sin embargo, los tornados y los huracanes tienen un elemento en común: su potencial destructor de estructuras y vidas, ya sean humanas o animales. Donde sea que se registren, pueden generar efectos devastadores.