Lluvia negra: ¿cuál es la relación entre incendios y precipitaciones?

La posibilidad de que se registren lluvias suena alentadora frente al avance del fuego en varias regiones de Sudamérica. Pero esta “lluvia negra”, llena de hollín, puede ser tóxica y tiene otras implicaciones.

Por Redacción National Geographic
Publicado 13 sep 2024, 11:04 GMT-3
Tras los incendios forestales, la contaminación atmosférica se incrementa. Las lluvias contribuyen a despejar el cielo ...

Tras los incendios forestales, la contaminación atmosférica se incrementa. Las lluvias contribuyen a despejar el cielo y “limpiar” el aire.

Fotografía de Saral Shots (CC BY-SA 4.0)

El humo de los incendios forestales en Brasil, Bolivia y Paraguay ya afectan a países limítrofes (como Argentina y Uruguay) y amenazan la salud de miles de personas. Ante las llamas que consumen gran parte de Sudamérica y las impresionantes nubes de humo que cubren las ciudades, es natural pensar que la lluvia podría calmar las llamas y mejorar la calidad del aire.

En los primeros días de septiembre de 2024, el número de focos de incendio en todo Brasil ha duplicado los registrados en 2023, y en tan solo 10 días se han contabilizado más de 37 000 focos, según informa Agencia Brasil, la agencia de noticias del gobierno brasileño. En Paraguay, el Instituto Forestal Nacional (Infona) informa que entre el 1 y el 12 de septiembre de 2024 se han afectado más de 318 000 hectáreas en todo el país.

Bolivia atraviesa una situación similar, con unos 4 millones de hectáreas afectadas en lo que va del año, lo que ha llevado al Gobierno nacional a emitir una alerta sanitaria frente a los altos índices de contaminación ambiental provocada por los incendios forestales registrados en varias regiones del país.

Pero la lluvia no siempre actúa de manera positiva durante los incendios forestales. A continuación, descubre de qué manera se vinculan e influyen entre sí.

En esta imagen se observan las concentraciones de monóxido de carbono (CO) sobre Sudamérica el jueves ...

En esta imagen se observan las concentraciones de monóxido de carbono (CO) sobre Sudamérica el jueves 12 de septiembre de 2024. Las áreas con mayor concentración se representan en tonos más cálidos como amarillo, marrón oscuro y rojo, mientras que las zonas con menor concentración se muestran en tonos más fríos.

Fotografía de Windy.com

El agua de lluvia contribuye a disipar el humo de los incendios, pero puede provocar “lluvia negra”

Las gotas de lluvia pueden favorecer la “limpieza” del aire, ya que capturan las partículas de humo y otros contaminantes y las hacen descender hasta el suelo, explica la Asociación de Jefes de Bomberos del Oeste (WFCA, por sus siglas en inglés), una organización benéfica sin fines de lucro en Estados Unidos y una división de la Asociación Internacional de Jefes de Bomberos.

De esta manera, la visibilidad y la calidad del aire mejoran sustancialmente tras la lluvia.

Sin embargo, cuando las precipitaciones arrastran partículas contaminantes, como hollín y cenizas de un incendio, “ensucian” el agua, que puede adquirir otra tonalidad, lo que genera un fenómeno que suele llamarse “lluvia negra”. 

Cabe aclarar que “el impacto del humo (de los incendios forestales) en la formación de lluvia ácida suele ser mínimo”, ya que la concentración de contaminantes de estos siniestros suelen ser inferiores a las de las emisiones industriales. Aunque la interacción con contaminantes provenientes de otras fuentes puede crearla, explica la WFCA.

Tal como señala la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, la lluvia ácida es una precipitación con componentes ácidos, como ácido sulfúrico o nítrico, que cae al suelo desde la atmósfera en forma húmeda o seca”.

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    Arriba a la izquierda, una playa de arena en la Isla Fraser, Australia, apenas es visible a través del humo y la bruma de un incendio que ennegrece casi la mitad de la isla.

    Fotografía de Matthew Abbott

    La lluvia puede ayudar a extinguir un incendio, pero no siempre es suficiente

    El agua es el agente extintor del fuego, por lo que la lluvia suele ayudar ante un incendio forestal. Dependiendo de la superficie afectada y del volumen de agua que caiga del cielo, las precipitaciones pueden contribuir a extinguir las llamas

    Si llueve lo suficiente, “la humedad puede reducir la intensidad del siniestro al humedecer el combustible existente, como árboles y plantas. Esto dificulta la propagación del fuego y puede ayudar a los bomberos en sus esfuerzos por controlar y extinguir las llamas”, explica la Asociación de Jefes de Bomberos del Oeste.

    No obstante, la eficacia de la lluvia frente al fuego depende de varios factores, aclara la WFCA. Entre ellos: la intensidad del fuego, el tipo de vegetación y la duración y cantidad de las precipitaciones. Por lo tanto, aunque puede ser de gran ayuda, el agua de las precipitaciones no suele alcanzar para acabar por completo un incendio forestal grande o intenso.

    Las lluvias suelen ser más severas después de un incendio forestal

    Otro punto destacado por la Asociación de Jefes de Bomberos del Oeste es que, además de eliminar la vegetaciónlos incendios forestales dañan el suelo y reducen su capacidad de absorción de agua.

    Por ese motivo, es posible que las lluvias intensas posteriores a un siniestro de gran magnitud perjudiquen al entorno al aumentar el riesgo de inundaciones repentinas, corrimientos de tierra y erosión en las zonas afectadas.

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