El desafío de un Explorador en la cordillera de Los Andes: “La aventura es atreverse a ir por más”
Para el biólogo y realizador cinematográfico colombiano, Federico Pardo, la aventura es el arte de conocer lo incierto. El Explorador de National Geographic emprende una travesía en automóvil por la parte oriental de la cordillera de Los Andes.
¿Qué sería de los humanos sin la aventura? ¿Acaso no es en el empuje de los límites de lo posible donde la especie ha encontrado respuesta a los grandes misterios de la naturaleza? Allí, en lo inimaginable, la mente curiosa y el cuerpo intrépido encuentran el argumento perfecto de la vida: la convivencia inseparable e indisoluble con el deseo de llegar a lo inexplorado.
Ni la cima de una montaña interminable ni los confines más remotos del océano han acabado con la osadía humana de atreverse a ir más allá. Por el contrario, la adrenalina, escudo y combustible de todas las aventuras, redobla el deseo de conectar con lo que somos.
Pero para que la aventura ocurra, el corazón tiene que acelerarse y desafiar los riesgos que implican animarse cada día a ir por más. Federico Pardo lo sabe y nadie se lo contó. Es Explorador de National Geographic, un multi premiado realizador cinematográfico colombiano y fotógrafo especializado en historia natural, medio ambiente e historias humanas.
Federico Pardo, Explorador de National Geographic.
Para Pardo, enfrentarse a lo extraordinario no es una opción, es una forma de vida. Desde que se recibió de biólogo en la Universidad de los Andes, en su tierra natal, la observación y la experiencia con lo desconocido han sido su rutina constante.
Sin embargo, para un Explorador no basta con lo vivido, la posibilidad de compartir ese fascinante mundo de lo impensado con los demás, lo impulsa a querer capturar y registrar cada encuentro con la naturaleza.
Por eso, Pardo es mucho más que un científico. Su espíritu inquieto lo llevó a imaginar y a concretar una maestría en realización cinematográfica de ciencias e historia natural en la Universidad Estatal de Montana (Estados Unidos). A partir de entonces, su día a día transcurre entre la implicancia personal del instante y la perpetuidad de lo que logra capturar su lente.
Porsche Macan rumbo hacia la Orinoquía.
“Los Andes es como el nacedero de agua donde las nubes chocan con las montañas, se condensan, llueve, se forman los ríos y bajan hacia las sabanas. Esta zona es importantísima en términos de clima, de lluvia, de biodiversidad y de bosques, pero sigue siendo muy desconocida a pesar de que está al lado de Bogotá (Colombia)”, cuenta Pardo relatando la desafiante oportunidad de dar a conocer el “patio trasero” de su ciudad y de descubrir que todavía hay rincones por explorar y conocer.
Pero para que la aventura sea posible también es importante contar con un compañero de viaje confiable, ese vehículo que te anime a seguir adelante e ir más lejos a pesar de los desafíos que la misma naturaleza impone y que al mismo tiempo, convierta el camino en el medio para lograr los sueños.
En esta ocasión, el aventurero colombiano desafía a las alturas de la parte oriental de la cordillera de Los Andes. En camino directo hacia la región de Orinoquía, recorre al volante del nuevo Porsche Macan las planicies, las llanuras, las mesetas y los pantanos que caracterizan a esta región marcada por las rutas interminables que diseñan sus ríos.
Buscando detalles en la naturaleza en un bosque de Los Farallones de Medina.
El Mono Churuco, uno de los primates más grandes de América, hoy en día en peligro de extinción.
Diario de una Rutina Extraordinaria es un contenido producido por National Geographic Creative Works para el disfrute de un recorrido que inicia en el norte de Bogotá, que cruza la cordillera oriental, visita la Orinoquia colombiana y se encuentra con un bosque en los Farallones de Medina. Con los pies aferrados a ese mágico ecosistema, Pardo documenta (gracias a la compañía de dos colegas biólogos y de dos campesinos) la vida del mono churuco y, particularmente, de la subespecie Lagothrix Lagothricha Lugens hoy “en peligro crítico de extinción”, según explica el biólogo colombiano.
Las paradas en medio de la travesía también forman parte de la aventura.
La importancia de conocer más sobre la biodiversidad
La invitación del Explorador de National Geographic retumba en las montañas de Los Andes. ¿Acaso los máximos descubrimientos de la humanidad no llegaron al salir de las cuevas, al atreverse a mirar hacia adelante con los ojos bien abiertos y la adrenalina al servicio del deseo?
Para Pardo ese destino es la experiencia de explorar lo inexplorado. El viaje y la travesía son el alimento que lo mantienen despierto en un mundo que vacila entre el misterio y la certeza.
Bajo la premisa “si uno no conoce lo que tiene, no lo aprecia y si no lo aprecia, no lo conserva", el fotógrafo se propuso ampliar el conocimiento y registró a estos primates que habitan en las montañas a 1500 metros sobre el nivel del mar (cerca de la capital de Colombia) con el objetivo final de compartirlo con el resto de los latinoamericanos.
La rutina de documentar lo maravilloso de la naturaleza desde adentro.
Es que para Pardo, no existen barreras para conocer el mundo que nos rodea y protegerlo. “La comunidad local es un gran colaborador y tiene un papel importantísimo en nuestro trabajo. Son guardianes de esos territorios por lo que poder explorar de la mano con ellos y reconocer el conocimiento que tienen de su territorio, es de vital importancia”.
“Nosotros, los humanos, somos parte integral de la naturaleza, por lo que vale la pena buscar estos lugares, estas especies que posiblemente no conocemos y que sentimos muy lejanas pero que nos pueden dar una idea diferente de nuestro vínculo con el mundo”, sostiene Pardo, e insiste: “Muchas veces esta aventura, o la necesidad de explorar más allá, es lo que nos mueve, la gasolina que nos permite recorrer el terreno, lidiar con los mosquitos, el calor o el cansancio. Pero el reto final es compartir, es aprender, es conectarnos con los ecosistemas”.
En cada viaje, este aventurero se reta a sí mismo. Nada de lo que descubre pasa desapercibido, por el contrario, cada detalle es una huella preciada que lo conduce a su destino final y esto es lo que puede verse en “Diario de una rutina extraordinaria”. “Vivimos para superar nuestros límites y deslumbrarnos con lo desconocido”, reconoce entre aliento y sudor. Al fin y al cabo, ¿Quién no quiere atreverse todos los días a ir por más?