Taj Mahal: una tumba colosal que es monumento al amor
Según la leyenda, la esposa favorita de Shah Jahan se unió a él con una promesa en su lecho de muerte, en la que pedía que le construyera el mausoleo más hermoso jamás visto
El Taj Mahal es considerado a nivel mundial uno de los edificios más hermosos que se hayan creado. La exquisita estructura de mármol en Agra, India, es un mausoleo, un monumento eterno al amor de un hombre hacia su esposa favorita. Además, es una evidencia eterna de logros científicos y artísticos de un imperio lleno de riquezas.
Shah Jahan, “el rey del mundo”, tomó posesión del trono del Imperio mogol en 1628 estando muy enamorado de la reina a quien apodaba Mumtaz Mahal o “la elegida del palacio”. Los poetas de la corte mogol en Agra decían que su belleza era tal que la luna ocultaba su rostro avergonzada ante ella.
Los mogoles se encontraban en su pico más alto de poder y riqueza durante el reinado de Shah Jahan, y la abundancia de piedras preciosas de la India le brindó mucha riqueza y poder. Pero no pudo evitar la muerte de Mumtaz Mahal al dar a luz en 1631. Cuenta la leyenda que ella se unió a él con una promesa en su lecho de muerte, que pedía que le construyera la tumba más hermosa que jamás se haya visto.
Sea o no una promesa, Shah Jahan volcó toda su pasión y riqueza en la creación de dicho monumento. Se dice que se emplearon 20.000 escultores de piedra, albañiles y artistas de India, Turquía e Irak bajo el mando de arquitectos para construir el Taj Mahal en los frondosos jardines de las orillas del río Yamuna de Agra. Completaron la épica tarea entre 1631 y 1648.
Si bien el perfil de arco y bóveda en prístino mármol blanco se ha vuelto todo un ícono, hay otras bellezas ocultas en los detalles meticulosos del Taj Mahal: piedras semipreciosas incrustadas, y tallados y versos del Corán en caligrafía crean un espacio interior encantador donde Shah Jahan iba a visitar los restos de su esposa antes de que finalmente fuera enterrado a su lado.
Las conocidas bóvedas de mármol del Taj Mahal están enmarcadas por cuatro minaretes desde los cuales los musulmanes son llamados a rezar. Cada uno fue diseñado con una leve inclinación hacia afuera, supuestamente para proteger al mausoleo principal en caso de que uno de ellos colapse.
Dos edificios de arenisca roja también se encuentran a cada lado del mausoleo principal. Uno, en el oeste, es una mezquita. El otro, una antigua casa de huéspedes.
Estos edificios se encuentran entre frondosos jardines, que se completan con un enorme espejo de agua que hace lo que ningún humano ha podido lograr: duplicar la belleza del Taj Mahal.
El mismo Shah Jahan contempló esa hermosa imagen hasta el final de sus días: pero como prisionero, no como gobernante. Su hijo Aurangzeb usurpó el trono mogol y condenó a prisión a su padre en el Fuerte Rojo de Agra (un sitio declarado Patrimonio de la Humanidad y una popular atracción turística). Como consuelo o tortura, Shah Jahan ordenó tener vista al Taj Mahal desde su ventana.
CÓMO LLEGAR
Agra es una ciudad importante del estado indio de Uttar Pradesh, y muy acostumbrada a recibir visitantes, ya que aproximadamente tres millones de personas visitan el Taj Mahal cada año. Se puede llegar a la ciudad en autobús, tres y un servicio aéreo limitado, además de contar con una amplia variedad de servicios turísticos. El acceso al complejo del Taj Mahal es a pie.
CUÁNDO VISITARLO
El Taj Mahal es una atracción turística durante todo el año, y a menudo concurrida, aunque los nuevos servicios de boletos han reducido las multitudes en horas pico. Los visitantes que busquen un poco más de soledad pueden intentar llegar temprano o muy tarde. Un momento en el cual no debe visitarlo es el día viernes, que es cuando el Taj Mahal permanece cerrado.
CÓMO VISITARLO
El interior del mausoleo es un espacio impactante (y más reducido) que implora un poco de exploración con tranquilidad. Pero una buena parte de cualquier visita al Taj Mahal se dedicará a contemplar el edificio desde afuera. El prístino mármol blanco del mausoleo cambia de color y tonalidad para adaptarse al ambiente exterior; una transformación tan encantadora que merece la pena ser contemplada y dedicar tiempo a observar el edificio en diferentes condiciones, como el brillo rosado del atardecer o la luz mágica de una luna llena.