Descubre el museo que conmemora las decepciones amorosas
Historias de afecto y angustias de todo el mundo se despliegan en el Museum of Broken Relationships (Museo de las Relaciones Rotas) en Zagreb, Croacia.
El Museo de las Relaciones Rotas se encuentra entre las iglesias de San Marcos y Santa Catalina en la parte alta de la ciudad de Zagreb. Los sábados, en la capital de Croacia, los futuros esposos buscan retratos junto a estos dos fondos espirituales, mientras que los invitados a las bodas recargan energías durante el gran día con un café en la terraza de la cafetería del museo, que se encuentra muy bien posicionada. Detrás de los clientes, este innovador lugar de exhibición pone la angustia en primer plano.
Luego de que su unión de cuatro años culminara, una expareja de artistas croatas (Olinka Vištica, productora cinematográfica, y Dražen Grubišić, escultor) tuvo la idea de reunir lo que quedaba de las separaciones amorosas. "Es un espacio metafórico para dejar atrás una relación pero dejando un rastro de que existió, de que fue importante", explica Vištica sobre la colección, que comenzó primero en 2010, en su actual hogar, y se convirtió en el primer museo privado de Zagreb. El aporte de los fundadores al suministro de congoja global y colectivo es un conejo a cuerda parado frente a una imagen de sus vacaciones en un desierto cerca de Teherán. Y ahora posa bajo la siguiente leyenda: "Supuestamente, este conejo debería haber recorrido el mundo, pero nunca llegó más lejos que Irán".
Objetos aparentemente mundanos llenan las salas; pero las originales palabras de aquellos con el corazón roto que acompañan estos objetos calan hondo: un gnomo de jardín se sienta bajo la descripción que relata su viaje furioso por el aire el día que marcó el divorcio de una pareja con 20 años de casados. La última chequera con los nombres de ambos integrantes de la pareja se encuentra en un pedestal cerca de un tacón de aguja que representa el clandestino pero memorable encuentro entre una prostituta y su cliente. Una primera carta de amor de un joven que dejaba Sarajevo cuando la guerra que disolvió Yugoslavia estaba a punto de estallar conmemora otro romance que nunca logró tener su oportunidad. Una bandera andrajosa sin su otra mitad ondea en la entrada, mientras que una pequeña tienda de regalos ofrece objetos de diseñadores locales, como borradores para recuerdos malos o joyas con pedazos de porcelana china.
La colección, que se formó gracias a aportes de personas de todo el mundo, refleja las distintas perspectivas, desde la llegada a la madurez hasta los lazos familiares que fallaron. "Transformamos el concepto de museo: no es solo ese templo con cosas históricas. Los museos también pueden ser sobre ti y sobre mi. Le agregamos un poco de valor democrático e introdujimos el amor como herramienta para aprender sobre el mundo”, cuenta Vištica, quién conocía el lugar perfecto para el museo, un antiguo palacio perteneciente al pintor abstracto croata del siglo XX, Count Kulmer, justo donde el actual funicular llega desde la parte baja de la ciudad hasta la cima de la montaña rodeada por otros lugares culturales de la ciudad.
Sin embargo, visitar el museo te toca a un nivel especialmente personal y, a la vez, universal; así lo describe Vištica. "Es una experiencia íntima en un espacio público, y eso es bastante extraño", cuenta. El año pasado, alrededor de cien mil personas visitaron el museo, y esto sin contar las muestras itinerantes que yuxtaponían los objetos contra los pasillos de las iglesias de Ámsterdam o ayudaban al pueblo Iapón del remoto Ártico Noruego a abrirse de formas atípicas.
El Museo de las Relaciones Rotas, con sus historias consideradas privadas, brinda un lugar para sanar, y esto es muy necesario. Una investigación, realizada con un equipo de resonancia magnética, encontró que los cerebros de aquellos que tienen el corazón en pena puede ser similar a los cerebros de aquellos que están experimentando la abstinencia a la cocaína. Otro estudio, que monitoreaba los métodos de superación de varios grupos con problemas del corazón, encontró que, mientras que obsesionarse a largo plazo nunca es una buena idea, reflexionar sobre una separación reciente puede ayudar a acelerar el proceso de superación.
Los vehículos tocan bocina y pasan por el museo con pasajeros felices en su trayecto hacia la próxima boda, mientras que los clientes de la cafetería van y vienen. Quien haya ido al museo, luego de echar un vistazo a las variadas historias que hay dentro, desde cómicas hasta angustiantes, pasando por románticas o familiares, puede rehabilitarse dejando un mensaje en el libro de visitas, que se encuentra apoyado frente a un espejo para que no te quede otra opción que enfrentar tu propia imagen. Como afirma Vištica: "Siempre se puede sacar provecho de una relación que fracasó".