¿Qué revelan los huevos de dinosaurio acerca de la conducta de sus progenitores?

Los fósiles revelan cada vez más conexiones entre los dinosaurios y las aves actuales, desde los colores de las cáscaras a los hábitos alimenticios de las crías.

Por Michael Greshko
Publicado 12 nov 2018, 17:51 GMT-2
Los huevos de aves modernas vienen en gran variedad de tonos, como estas muestras en la ...
Los huevos de aves modernas vienen en gran variedad de tonos, como estas muestras en la colección de la Western Foundation of Vertebrate Zoology en Los Ángeles, California.
Fotografía de Frans Lanting

Desde la época de Aristóteles, a los humanos les han fascinado los colores de los huevos de las aves, que van de los tonos cremosos hasta los rojos, azules y verdes más intensos. Pero mucho antes que los huevos azules de un petirrojo, podríamos haber tenido en la naturaleza huevos azules de Velociraptor. Después de todo, las aves modernas heredaron los coloridos tonos de las cáscaras de huevo de sus ancestros dinosaurios, quienes adquirieron el rasgo por primera vez hace más de 145 millones de años, según un estudio reciente publicado en la revista Nature. 

El hallazgo agrega un toque de color a nuestro conocimiento acerca de la reproducción del dinosaurio. Quizá te preguntes: ¿Cómo ponían sus huevos estos dinosaurios y cómo criaban a sus pequeños?  Y a la luz de los fósiles más recientes, ¿qué podemos aprender sobre el estilo parental de los dinosaurios a partir de las aves modernas o "los últimos dinosaurios vivos"?

Inversión a futuro

Cada nuevo hallazgo reafirma que las aves modernas comparten muchos de sus rasgos característicos con sus antepasados dinosaurios.  Las plumas, por ejemplo, han aparecido miles de veces en los registros fósiles desde la década de 1990. Por otro lado, hace dos semanas, un grupo de investigadores descubrió pulmones fosilizados en un tipo de ave primitiva que vivió hace 120 millones de años. Este fósil cretácico sugiere que los pulmones, exitosamente adaptados para poder volar, aparecieron en el árbol genealógico del pájaro mucho antes de lo que se pensaba.

Estos rasgos aviares se desarrollaron originariamente en los eumaniraptores, grupo que incluye aves modernas, dinosaurios terópodos como el Velociraptor y Deinonychus, y dinosaurios  no aviares con plumas. Durante el Jurásico tardío, estos animales parecen haberse diversificado rápidamente. Austin Julia Clarke, paleontóloga  de la Universidad de Texas, ha conjeturado que con el aumento de la radiación, los eumaniraptores fueron desarrollando un metabolismo más rápido. Y durante este cambio metabólico, o incluso tal vez a causa de este, los eumaniraptora se convirtieron en grandes progenitores.

Algunos grupos de dinosaurios, como los saurópodos de cuello largo, ponían huevos pequeños en grandes cantidades y los enterraban, lo que más tarde dio origen a las tortugas marinas. Los huevos de los eumaniraptora, sin embargo, son más grandes y no se ponían de a muchos a la vez. En algunos conjuntos  de huevos fósiles se observan pares de huevos, un signo de que se ponían más lentamente. En 2005, un equipo de investigadores descubrió una pelvis de un eumaniraptor con dos huevos con cáscara.

A diferencia de los huevos de otros dinosaurios, los huevos de los eumaniraptores no tenían tantos poros, un signo de que los ponían en nidos abiertos, parecidos a los de las aves. Quizás, como muchos pájaros, los animales empollaban sus huevos  para mantener su temperatura; algunos huevos fosilizados incluso conservan a los dinosaurios adultos que se sentaron sobre ellos. Y el análisis de algunos embriones de dinosaurios sugiere que estos huevos se incubaban por un periodo de diez semanas, más rápido que los reptiles vivos, pero más lento que las aves modernas.

Una colorida conexión

Al estar expuestos, los huevos de los eumaniraptores podían presentar colores y manchas, como lo revela el  artículo más reciente de Nature.  A diferencia de los seres humanos, que en los ojos tienen tres tipos de células sensibles a la luz, las aves y los dinosaurios tenían cuatro y por eso veían los colores  de forma diferente. Esto es, sus ojos habrían percibido de otro modo la calcita, el mineral blanco que forma la cáscara del huevo.

"Para un ave o un dinosaurio, un huevo blanco no pigmentado se vería de color rosa brillante", exlica la paleontóloga Jasmina Wiemann, estudiante de doctorado de la Universidad de Yale y autora principal del artículo de Nature. "Pensemos en un depredador de nidos; cada vez que este viera huevos rosa brillante en el suelo, la deducción sería: "comida". Una vez que los dinosaurios comenzaron a incorporar estos pigmentos, prácticamente desapareció este color rosa intenso de la cáscara del huevo.

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    A diferencia de los huevos incoloros de los caimanes modernos (fondo), los huevos de algunos dinosaurios terópodos tenían colores y manchas. Este huevo fósil habría sido de un azul profundo, como el huevo de emú en primer plano.
    Fotografía de Jasmina Wiemann

    Como indican Wiemann y sus colegas, el dinosaurio Deinonychus probablemente ponía huevos azules como lo hace el emú, mientras que otras especies ponían huevos  blanquecinos y moteados como los de los gorriones. 

    "Parece que las cáscaras de huevo de los dinosaurios no aviares tenían una variedad de colores casi equivalente a la de los huevos del pájaro moderno", comenta Wiemann. "Venían en todo tipo de colores, con o sin manchas".

    Según David Varricchio, paleontólogo de la Universidad Estatal de Montana, si estos dinosaurios ponían sus huevos en nidos abiertos, las nuevas pruebas tienen sentido. Si entierras tus huevos, ¿por qué invertir más energía en ponerles color?

    "Es bueno obtener esa confirmación de una fuente inesperada", comenta.

    Guía de paternidad 

    Los investigadores todavía tienen un largo camino por recorrer en lo que se refiere a los detalles de las conductas parentales una vez que los huevos se abrían. Pongamos como ejemplo la especie eumaniraptora Deinonychus,  carnívoro de América del norte de garras larga que vivió entre 100 y 120 millones de años atrás. El Deinonychus se suele encontrar junto al dinosaurio herbívoro Tenontosaurus, y hay pruebas sólidas de que el primero se alimentaba del último.  Pero los dos animales tenían tamaños muy diferentes: el  Deinonychus pesaba unos 90 kilos, mientras que el Tenontosaurus podía alcanzar las dos toneladas. ¿Cómo podía el Deinonychus  cazar un animal tan grande?

    En la década de 1960, el paleontólogo John Ostrom sugirió que las criaturas cazaban al Tenontosaurus  en manada, como los lobos. Desde entonces, la idea se ha extendido como reguero de pólvora, y llegó a popularizarse en la primera película de  Jurassic Park .

    "Esa ha sido la hipótesis  fuerte durante 40 años, y es lo que se ha representado en la cultura popular", afirma Joe Frederickson, paleontólogo de la Southwestern Oklahoma State University. “Pero la verdad es que hay pocas pruebas”.

    El hecho de que la especie Deinonychus fuese astuta y cazara en manada, bien podría determinar al menos uno de los aspectos de su paternidad. Los lobos modernos comparten con los más jóvenes las presas que matan, y cuando la manada come, casi no existe riesgo de que un cachorro de lobo se convierta en la cena. Pero en 2007, dos investigadores sugirieron que el Deinonychus  comía más como los dragones de Komodo actuales. Con este modelo, no habría manera de que los adultos pudieran compartir el alimento, y lo más probable es que acabaran comiendo a sus crías. Como resultado, los jóvenes evitarían a los adultos y se procurarían su propio alimento.

    Para probar qué modelo se adapta mejor al Deinonychus , Frederickson realizó pruebas químicas de los dientes de Deinonychus pequeños y grandes de sitios en Montana y Oklahoma, utilizando el tamaño de los dientes como una variable indirecta para estimar las edades de los dinosaurios. En la reciente reunión anual de la Society of Vertebrate Paleontology, Frederickson anunció que los  Deinonychus  más grandes se alimentaban de los más pequeños, una pista de que los dinosaurios no pueden haber sido cazadores en manada después de todo.

    Sin embargo, según Frederickson, eso no necesariamente significa que el Deinonychus haya tratado a sus crías como lo hacen los dragones de Komodo. De hecho, apenas nacen, algunos polluelos de aves actuales  siguen a sus padres en busca de protección, pero se procuran su propio alimento.

    Para seguir armando el rompecabezas, Wiemann desea analizar más muestras de  cáscaras fósiles, especialmente de terópodos de gran tamaño como el T. Rex o el Spinosaurus. También quiere estudiar las aves actuales en mayor detalle para ver si hay patrones sutiles o colores que se relacionen con tipos específicos de cuidado parental o anidación.

    "Una vez que tengamos datos sólidos de las aves modernas, nuestros únicos dinosaurios vivos, podremos utilizarlos para estudiar los dinosaurios no aviares", explica Wiemann. "Eso nos ayudará a comprender mejor por qué los dinosaurios fueron un grupo increíblemente exitoso, y lo siguen siendo hoy en día".

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