¿Por qué las poblaciones de insectos están disminuyendo?
Un nuevo estudio sugiere que el 40% de las especies de insectos están en disminución, un serio hallazgo que ha sobresaltado a los investigadores en el todo el mundo.
Las langostas de las montañas rocosas una vez se reunieron en cantidades tan grandes que tapaban el sol sobre las Altas Llanuras, compitiendo en tamaño y apetito con las famosas manadas de bisontes. En el verano de 1875, por ejemplo, un grupo de aproximadamente 10.000 millones de langostas demoraron casi una semana en pasar por Plattsmouth, Nebraska.
Pero en las décadas siguientes, los rancheros y dueños de fincas desarrollaron áreas especiales de pradera donde se dedicaban a la cría. Tan solo 27 años después, los últimos especímenes vivos se recolectaron en la pradera canadiense. Poco tiempo después, se extinguieron, dándole un golpe al ecosistema, ya que servían de alimento para innumerables insectívoros.
Nuevas investigaciones indican que las disminuciones a gran escala de insectos, a pesar de que quizás sean menos dramáticas, no son de ninguna manera cosa del pasado, y esos insectos pueden ser más vulnerables de lo que pensamos. Un estudio publicado recientemente en la revista Biological Conservation alcanzó los titulares por sugerir que el 40% de todas las especies de insectos están en disminución y podrían morir en las próximas décadas.
¿Por qué es importante?
“Hay motivos para preocuparse”, señala el autor principal Francisco Sánchez-Bayo, investigador en la Universidad de Sídney en Australia. “Si no lo detenemos, todos los ecosistemas colapsarán debido a la hambruna”.
El artículo, el primer estudio global de investigación sobre poblaciones de insectos en el mundo, señala algunos grupos de insectos que están especialmente en peligro: las polillas y las mariposas; polinizadores, como las abejas; y escarabajos peloteros, junto con otros insectos que ayudan a descomponer heces y desechos.
El estudio se basa en varios artículos destacados sobre la disminución de insectos que sorprendieron incluso a expertos en la materia. En octubre de 2017, un grupo de investigadores europeos descubrió que la abundancia de insectos (según las mediciones de biomasa) había disminuido más del 75% en las 63 áreas protegidas en Alemania, en el transcurso de solo 27 años.
Un año después, dos investigadores publicaron un artículo en Proceedings of the National Academy of Sciences que sugiere que en una relativamente inmaculada selva en Puerto Rico, la biomasa de insectos y otros artrópodos, como las arañas, había caído entre 10 y 60 veces desde la década de 1970.
La mayoría de los datos importantes provienen de Europa, y en menor medida, de los Estados Unidos, pero el resto del mundo permanece tristemente poco estudiado, menciona David Wagner, ecólogo en la Universidad de Connecticut que no participó en el artículo.
El estudio descubrió que la mitad de las especies de polillas y mariposas estudiadas está en disminución, y un tercio de ellas está en peligro de extinción; las cifras de los escarabajos son casi exactamente iguales. Por otra parte, casi la mitad de las abejas y hormigas analizadas están en peligro. Los tricópteros están entre los peores: el 63% de las especies están en peligro, posiblemente debido, en parte, al hecho de que ponen sus huevos en el agua, lo cual los hace más vulnerables a la contaminación y el desarrollo.
¿Por qué ocurre la disminución?
Existen varios motivos por los cuales estos animales están en problemas, y no hay ni una sola prueba irrefutable, menciona Wagner. “Me temo que la respuesta es que es una muerte lenta y dolorosa”.
Entre los factores detrás de la disminución están los cambios de hábitat causados por los seres humanos, como la deforestación, y la conversión de hábitats naturales para la agricultura. Estos quizás sean los principales factores. En Europa y en América del Norte, la disminución de pequeñas granjas familiares, conocidas por sus pastizales abiertos, setos y otras áreas donde pueden crecer plantas “arvenses”, como flores silvestres, áreas que son perfectas para los insectos, sin duda, ha colaborado, explica Wagner, al igual que el drenaje de humedales y pantanos.
Junto con la agricultura aparece el uso de químicos, como herbicidas, fungicidas y pesticidas. Como era de esperar, los insecticidas perjudican a especies a las que no están destinadas, y los neonicotinoides han estado involucrados en la disminución de abejas en el mundo. Los pesticidas podrían desempeñar una función en las disminuciones de un octavo de las especies presentadas en el estudio.
Sin dudas, el cambio climático desempeña un papel importante también, en especial, los extremos climáticos, como las sequías, que posiblemente aumenten en intensidad, duración y frecuencias en el futuro, indica Wagner. Otros factores incluyen especies invasivas, parásitos y enfermedades.
El impacto de la disminución
Los insectos actúan como la base de la red trófica, de la que come todo, desde aves y pequeños mamíferos hasta peces. Si disminuyen, todo el resto también lo hará, explica Sánchez-Bayo.
También brindan “servicios” invaluables a la humanidad, lo que incluye, polinización de plantas, indica John Losey, entomólogo en la Universidad de Cornell. Alrededor de tres cuartas partes de todas las plantas florecientes son polinizadas por insectos al igual que los cultivos que producen más de un tercio del suministro de alimentos del mundo.
“Sin insectos, no hay comida, [por ende,] no hay personas”, menciona Dino Martins, entomólogo del centro Kenya’s Mpala Research Centre y Explorador de National Geographic.
Otro servicio: eliminación de desechos y ciclo de nutrientes. Sin insectos, como las polillas, y agentes descomponedores que descomponen y eliminan los derechos animales y de plantas, “los resultados serían desagradables”, menciona Timothy Schowalter, entomólogo de la Universidad del Estado de Luisiana.
Entonces, ¿cuán extrema es la situación para los insectos? Básicamente, a pesar de que es preocupante, “en verdad, aún no contamos con la información que necesitamos para responder [esa] pregunta”, dice Wagner. Esto se debe principalmente a la falta de estudios a largo plazo, pero la abundancia de insectos también es difícil de estudiar. Muchos de estos animales tienen ciclos de vida de prosperidad y decadencia, que pueden aprovechar las excelentes condiciones para explotar. Sin embargo, también son muy sensibles a las fluctuaciones climáticas.
Un resultado definitivo de recientes estudios es el mayor interés y fondos para la investigación a largo plazo, señala Wagner. Esta atención podría ayudar a prevenir extinciones, como la pérdida de las langostas de las Montañas Rocosas.
“Incluso los insectos que pueden parecer muy abundantes pueden desaparecer en un período breve”, menciona Schowalter. “Pero a menos que haya alguien observando o que esté preocupado, nadie lo evitará”.