Tiburones que comen plantas y algas sorprenden a los científicos
Un nuevo estudio sugiere que los tiburones ballena llevan una dieta omnívora y que las algas podrían ser su alimento principal. Además, descubrieron que estos animales pueden ayunar durante varios meses.
El tiburón ballena es el pez más grande del mar. Si bien entra dentro del grupo de animales que se alimenta por filtración, no tiene la misma reputación sanguinaria que algunos de sus parientes. Pero no deja de ser un tiburón. Es por esto que siempre se había creído que estos dulces gigantes basaban su alimentación exclusivamente en proteína animal.
Sin embargo, esto no es lo que develó un nuevo estudio publicado este mes en la revista Ecological Monographs. Una minuciosa investigación realizada en muestras de sangre y tejidos de más de una docena de tiburones ballena sugiere que en realidad estos animales llevan una dieta bastante omnívora que incluye plantas y algas.
El equipo de investigación, liderado por el biólogo Alex Wyatt de la Universidad de Tokio, utilizó muestras de tiburones salvajes y también de tiburones que viven en cautiverio para desmitificar los hábitos de alimentación de estos enigmáticos viajantes oceánicos. Si bien en estudios anteriores ya habían aparecido algas en el estómago de tiburones ballena, este es el primer estudio en sugerir que podrían ingerir dichas algas como alimento principal.
“El tiburón ballena es una criatura muy carismática, y muy amenazada a escala global, pero aún no sabemos demasiado sobre su ecología como para trabajar en pos de una efectiva conservación”, cuenta Wyatt a National Geographic. “Tengo muchas ganas de contribuir a un mejor entendimiento de esta especie”, reconoce.
El hecho de estudiar qué come un animal es “básico”, dice Alistair Dove, biólogo especializado en tiburones ballena y vicepresidente de investigación y conservación del Acuario de Georgia. Pero, “también es algo central para el tipo de modelos poblacionales necesarios al tratar de desarrollar planes de conservación con fundamentos para una especie en peligro”.
Aquellos que toman decisiones en pos de la conservación precisan información concreta respecto de los hábitos de la especie, lo que incluye detalles acerca de cómo los individuos se mueven y con qué necesitan alimentarse, a fin de determinar los mejores modos para protegerlos. Estudios de monitoreo han dilucidado el movimiento principal, pero es casi imposible seguir a estos peces tan movedizos todo el tiempo para ver qué están comiendo. Y es por esto que el enfoque de Wyatt y su equipo es tan interesante: utilizan muestras de sangre y otros tejidos para analizar lo que el animal ha estado comiendo.
“Es un gran agregado a lo que ya se sabía respecto de la búsqueda de alimento y la dieta del tiburón ballena”, señala Clare Prebble, científica muy experimentada de Marine Megafauna Foundation.
Ayuno intermitente
A fin de determinar qué comen los animales, el equipo de investigación midió, en las muestras de sangre y tejidos, las diferentes formas, o isótopos, de átomos clave como el nitrógeno y el carbono. La proporción de estos isótopos varía según las distintas fuentes de alimentación (como las algas, el zooplancton y los peces). Es por esto que la proporción de estos átomos en los tejidos de los tiburones puede dar mucha información a los investigadores respecto de qué están comiendo los animales.
De todos modos, esto suele tener una trampa. Si bien los isótopos estables suelen asociarse con dietas animales, el método en general se basa en hacer conjeturas sobre cómo los animales procesan los nutrientes de su comida. Pero este estudio pudo analizar a cinco tiburones ballena que viven en cautiverio en el Acuario Churaumi Okinawa, y cuya dieta es conocida, a fin de validar luego los datos de ocho ejemplares salvajes. “Se trata de un volumen épico de trabajo, que aprovecha muy bien lo que podemos aprender de animales en cautiverio para aplicarlo a lo que queremos saber respecto de la misma especie en su estado natural”, menciona Dove.
Tal como los mamíferos marinos de quienes tomaron el nombre, los tiburones ballena son enormes. Pueden crecer hasta alcanzar los 12 metros de largo y pesar cerca de 23.000 kilos. Se podría pensar que hace falta mucha comida para soportar semejante masa corporal, y así es. Pero los investigadores descubrieron que estos animales también pueden ayunar durante cuatro meses o incluso más tiempo. Según Wyatt, es probable que esto se deba a que no se alimentan cuando están viajando – quizá simplemente porque no hay nada por lo que valga la pena frenar.
Según Prebble, un ayuno prolongado tiene mucho sentido si pensamos en el entorno del animal. “En el océano abierto el alimento suele escasear, por eso para ellos es una buena estrategia atracarse cuando el alimento abunda y luego utilizar esa energía para aguantar durante los períodos en que viajan o mientras buscan su próximo bufé de mariscos”.
Pero no todos los animales mostraron signos de grandes intervalos entre una comida y otra. Sino que hubo variaciones entre cada ejemplar, algo que tanto a Prebble como a Dove les pareció intrigante. Eso puede sugerir que cada tiburón arma su alimentación en base a ciertas áreas o ciertos alimentos. Y, en general, pareciera que comen muchas más cosas de las que creíamos.
Comer comida, mucha, mientras puedas… ¿más que nada plantas?
¿Omnívoros reales?
Según los datos que recabó Wyatt, estos animales extraen la mitad o incluso más de sus nutrientes de plantas y algas. Entonces, ¿por qué es que el tiburón ballena consume grandes cantidades de algas? Hay algunas posibles explicaciones.
“No es claro si esto en realidad es algo beneficioso para ellos, o incluso una elección propia de estos animales”, cuenta Wyatt. “Pero es probable que el material de las algas sea una buena fuente de alimento cuando no hay otras presas cerca”, agrega.
“Tiene lógica que el tiburón ballena ingiera mucha materia vegetal ya que sus métodos de alimentación discriminan las partículas según el tamaño, y no según la especie”, señala Dove. Esta es la conclusión de un estudio del año 2013, a través del cual los investigadores descubrieron que solía haber algas marinas en el estómago de los tiburones ballena. Pero estos nuevos datos demuestran que los animales utilizan muchos nutrientes de las algas que consumen, lo que podría sugerir que una dieta más vegetariana no es algo accidental.
A fin de determinar si los tiburones ballena son omnívoros por accidente o deliberadamente, los investigadores tendrán que ver si estos animales apuntan a áreas con algas incluso ante la ausencia de posible alimento animal. También tendrán que estudiar cuán eficazmente utilizan los nutrientes de las algas. Eso es lo que los biólogos hicieron cuando vieron que en el sistema digestivo de los tiburones cabeza de pala siempre aparecían algas; y, para su sorpresa, descubrieron que estos animales en realidad digieren el pasto gracias a una enzima especial que hay en sus estómagos.
A Dove no le sorprendería descubrir que el tiburón ballena es un auténtico omnívoro. “Sus parientes más cercanos son especies que viven en el fondo del mar, y creo firmemente que algunos de ellos también resultarán omnívoros”, señala. “Esto es lo que me fascina de los tiburones. Cuanto más los observamos, más desafían nuestras conjeturas básicas acerca de su biología, y eso hace que sean uno de los grupos de animales más interesantes para estudiar”.