5 animales que pueden vivir en el frío extremo
Un oso polar parado sobre un acantilado, rugiendo. Isla Rudolph, Franz Josef Land, Rusia.
En el polo norte, la temperatura promedio en invierno alcanza los -30°C (Celsius); explica National Geographic en un artículo publicado en su editorial de Estados Unidos acerca del hábitat polar. Incluso, el polo sur puede ser más frío, con la temperatura récord de -89.44°C. Por otro lado, en el verano el sol brilla las 24 horas del día, pero nunca se eleva lo suficiente sobre el horizonte para calentar, por lo que los veranos son bastante fríos allí. Mientras que en el crudo invierno polar solo hay oscuridad y feroces ventarrones.
1. Osos polares (Ursus maritimus)
El primer animal de la lista habita de forma natural en el polo norte de la Tierra, cuyos límites están determinados por la enorme bolsa de hielo en el Océano Ártico y el hielo firme en las costas a su alrededor, indica la Animal Diversity Web (ADW por sus siglas en inglés), una base de datos en línea de historia natural de la Universidad de Michigan, Estados Unidos.
Su hábitat preferido son las banquisas, desprendimientos de hielo flotante que se forman en las regiones oceánicas de los polos terrestres, aunque también han sido vistos en los extremos de Groenlandia e Islandia. Explica ADW que los osos polares son capaces de viajar hasta 1000 km de norte a sur en búsqueda de frío, mientras el hielo se derrite y se congela con el paso del invierno. Durante el verano, permanecen en islas o costas con hielo firme, a la deriva en flujos de hielo o varados en tierra donde se ven obligados a soportar el clima cálido.
En relación a su dieta, el animal depende de la grasa que obtiene de otros animales que viven en el ártico: focas anilladas (Pusa hispida), morsas (Odobenus rosmarus), aves marinas e incluso alguna vegetación, aunque con escaso contenido nutricional. El valor calórico de la grasa en relación con la carne es importante para los osos para mantener una capa de grasa aislante del frío y soportar la escasez de comida. A diferencia de otros osos, los polares no almacenan ni esconden su alimento para tener provisiones en el futuro.
2. Zorros del Ártico (Vulpes lagopus)
Primer plano de zorro ártico en pieles de invierno, Noruega.
ADW describe que cuando los osos polares abandonan a su presa luego de consumir parte o la totalidad de su grasa, los zorros del ártico acostumbran a carroñar dichas sobras y alimentarse. Además de habitar en el polo norte, pueden encontrarse también en la región ártica de Eurasia; en la tundra ártica y alpina.
Las patas del zorro del ártico son capaces de soportar climas severos debido a un denso pelaje que las envuelve durante el invierno. De allí el término científico lagopus, que significa patas de conejo. Son animales nómadas que conviven en comunidades que se distancian una de otras por aproximadamente 1.6 kilómetros de distancia.
3. Cetáceos (Cetacea)
Cola de una ballena en la bahía helada del este en Groenlandia.
De acuerdo con la Animal Diversity, la familia de los cetáceos, entre ellos delfines (Delphinidae), marsopas (Phocoenidae) y ballenas (Balaenidae), abarca un total aproximado de 86 especies y se encuentra distribuida en todos los climas terrestres, incluidos aquellos donde el agua del mar está a punto de congelarse: tanto los cetáceos pequeños como los grandes están aislados por su gruesa capa de grasa.
Los pequeños cetáceos pueden hacer frente a las bajas temperaturas porque tienen altas tasas metabólicas. Además, sus aletas tienen un sistema de intercambio de calor a contracorriente, en el que el calor de la sangre arterial calienta la sangre en las venas cuando regresa al corazón. Por su parte, los grandes cetáceos tienen una pequeña relación entre el área superficial y el volumen (a mayor volumen, mayor calor), por lo que pierden poco calor en el entorno que los rodea.
4. Morsas (Odobenus rosmarus)
Una morsa atlántica descansa sobre un témpano de hielo, Groenlandia.
Las morsas viven únicamente en las regiones árticas del mundo, de las cuales ADW distingue tres subespecies: las morsas del Pacífico (Odobenus rosmarus divergens), que habitan el Mar de Bering en Alaska; las morsas atlánticas (Odobenus rosmarus rosmarus), residen en el Océano Atlántico oriental y occidental; las morsas de Laptev (Odobenus rosmarus laptevi) se encuentran en el Mar de Laptev, Asia.
El animal prefiere aguas poco profundas para poder acceder fácilmente a comida, pasan la mayor parte de su tiempo a orillas de costas o dentro del agua. Dice la Animal Diversity que las morsas saben encontrar el hielo más óptimo para vivir: es relativamente delgado pero lo suficientemente grueso como para soportar el enorme peso de sus cuerpos.
Considerado uno de los pinnípedos más grandes de la fauna marina, tienen ojos pequeños que se adaptan al ambiente frío. La ADW explica que existen células grasas en sus óculos que están allí para mantener caliente la temperatura de sus ojos.
5. Pingüinos (Sphenisciformes)
Pingüino Adelia mira a la cámara- Bahía Esperanza, Península Antártica, Antártida.
Los pingüinos comprenden una familia de Sphenisciformes (nombre dado a las aves incapaces de volar) con 6 géneros y 17 especies, los cuales están restringidos en su totalidad al hemisferio sur del globo, tanto en costas como en océanos. Por ejemplo, los pingüinos de la Antártida y Subantártica son oceánicos y se reproducen en las costas y en los bancos de hielo, mientras que las especies más cercanas al ecuador pueden ser oceánicas o habitar aguas costeras y reproducirse en hábitats costeros o forestales.
En un apartado de los 5 datos que aún no conocías sobre la vida de los pingüinos, publicado por National Geographic en abril de 2023, la Global Penguin Society (GPS por sus siglas en inglés), organización líder reconocida internacionalmente por la conservación de las especies de pingüinos en el mundo, explica que los pingüinos pueden tolerar cambios de temperatura en sus cuerpos constantemente debido a su plumaje aislante del frío y la abundante capa de grasa en su piel.
Esto se debe a la posición entrelazada de sus plumas, que captan una capa de aire y logra retener la temperatura del cuerpo debajo del agua. Aunque tal aislamiento perjudica al animal cuando, fuera del agua y en climas templados, su piel y plumas impiden eliminar el calor de su cuerpo. De tal modo que pierden calor a través de los parches sin plumas de la cara, sus patas y aletas, es decir, toda parte de su cuerpo que no posea plumas.