Estos lagos de lava se escurrieron de forma repentina y fracturaron el paisaje
Casi 400 millones de metros cúbicos de magma penetraron por grietas profundas en la isla Ambrym de Vanuatu y el paisaje quedó destrozado.
En el invierno de 2018, Yves Moussallam recorrió los alrededores del volcán Ambrym, en Vanuatu, y vio un suelo cubierto de verde y cinco lagos incandescentes de roca fundida en la caldera del volcán. Apenas dos semanas después, el paisaje era completamente diferente, sin colores. Las rocas y grietas estaban cubiertas de ceniza gris, y los lagos vacíos; la lava se había escurrido como agua por desagüe.
“Se veía todo en blanco y negro. Toda la zona de la caldera había cambiado por completo”, cuenta Mousallam, vulcanólogo de la Universidad de Columbia e investigador del Laboratorio de Magmas y Volcanes de Francia.
Esta transformación fue el resultado de una erupción extraordinaria que sorprendió a los científicos. Aunque parte de la lava se movió por grietas cercanas, la gran mayoría circuló bajo tierra, un contenido de magma suficiente como para llenar 160.000 piscinas olímpicas. Según informa el equipo en Scientific Reports, la erupción resquebrajó la tierra, hizo volar las costas por los aires y provocó que la lava llegara hasta el fondo marino.
“En cierto modo, es una especie de erupción negativa. El material no emerge del suelo, sino que penetra en el suelo”, explica Clive Oppenheimer, vulcanólogo de la Universidad de Cambridge que no formó parte del estudio.
El nuevo estudio, realizado junto con el Vanuatu Meteorology and Geohazards Department aporta información detallada y poco común de la actividad superficial y subterránea de Ambrym, lo que puede ayudar a los geólogos a desentrañar la cantidad de procesos que contribuyen a la actividad volcánica.
“Como vulcanólogos, buscamos comprender lo que ocurre en las profundidades de la tierra, y eso suele ser difícil porque no contamos con acceso directo a las calderas de magma”, explica la coautora del estudio Tara Shreve, estudiante de doctorado en el Institut de Physique du Globe de Paris. El nuevo estudio reúne una serie de datos para entender los fenómenos que conspiran bajo tierra y aporta detalles importantes sobre las capacidades volcánicas del Ambrym y la gran variedad de peligros que pueden presentar dichas erupciones.
“No es como la ciencia de laboratorio, donde puedes repetir el mismo experimento una y otra vez. Nosotros aprendemos mucho de cada erupción”, explica Emily Montgomery-Brown, experta en geodesia en el Observatorio de Volcanes de California del Servicio Geológico de los Estados Unidos, que no formó parte del estudio.
Un avistamiento fortuito
Moussallam viajó hacia Ambrym en el marco de un estudio que analiza los gases que emiten los volcanes del arco de Vanuatu, un proyecto financiado por la National Geographic Society. La tarea consistió en supervisar los gases de tres de los lagos de lava del Ambrym. Dos semanas después, se estaba preparando para volver a casa desde la capital de Vanuatu, Port Vila, cuando llegó la noticia: el Ambrym había entrado en erupción.
El equipo volvió a la isla en helicóptero y se quedó asombrado ante la diferencia. Los lagos habían desaparecido. Se observaba el enfriamiento de una colada de lava. Los árboles de los alrededores estaban en llamas. La primera especulación que hicieron fue que el magma había salido repentinamente a la superficie y había secado todo.
“Pensamos que simplemente había ocurrido eso”, afirma Moussallam. Pero más tarde descubrieron que la erupción debajo de sus pies no había cesado.
La isla fue arrasada por intensos terremotos y en el suelo se formaron surcos que dibujaban escaleras en el paisaje. En la aldea costera de Pamal, a 13 kilómetros del borde del cráter, las calles se habían partido en dos y las casas volaron a varios metros del suelo. Parte de un edificio quedó colgando en el aire cuando se fracturó el suelo sobre el que estaba construido.
“Era obvio que aún pasaba algo”, expresó Moussallam. “Nos sorprendió porque era muy lejos de donde había comenzado la erupción”.
Tras comparar los análisis satelitales con las observaciones sobre el terreno, el equipo supo que se trataba de un proceso de varios días: 400 millones de metros cúbicos de magma se desplazaban hacia el este, escurriéndose entre las grietas profundas de la isla a lo largo de más de 16 kilómetros.
Bernard Pelletier (Géoazur), coautor del estudio, supervisó las costas tras la erupción y explicó que esta penetración repentina de material bajo la superficie hizo que las costas se elevaran dos metros y provocó la muerte de una amplia cantidad de corales y algas rojas al exponerlos a la luz solar. Las pérdidas también fueron evidentes en la caldera de la cima del volcán, que se hundió casi 2,4 metros.
El 18 de diciembre, cuatro días después de que comenzara la erupción, apareció pumita volcánica en la costa oriental de la isla. Es probable que haya sido producto del magma que finalmente salió a la superficie en las aguas costeras.
Un vistazo al interior de la Tierra
Este tipo de drenaje por fisuras profundas en el suelo se denomina vulcanismo de zona de fractura, y no es poco frecuente. Pero sí resulta extraño que haya ocurrido en Ambrym.
El vulcanismo de zona de fractura es más habitual en lugares donde existe separación de las placas tectónicas y la extensión de la corteza provoca la escisión de la tierra. Un ejemplo de ello son las fisuras profundas de los volcanes de Islandia, alineadas con el par de placas tectónicas que se separan bajo el país insular. Montgomery-Brown explica que el vulcanismo de fractura también es responsable de gran parte de la actividad del Kilauea que, con las laderas subyacentes del Mauna Loa, se va deslizando lentamente hacia el mar.
Por su parte, Vanuatu se encuentra cerca de la zona de colisión tectónica entre las placas del Pacífico y la indoaustraliana, que comprime la región. Sin embargo, el último análisis sugiere que el estado de compresión de Vanuatu no supone un problema. La fractura por donde se filtró el magma está orientada de forma que los dos lados se separan en la dirección de menos compresión, lo que permite que la fractura se hinche “como un almohadón flatulento”, bromea Montgomery-Brown. Los modelos del equipo sugieren que es probable que, en algunos puntos, la caldera de magma en el interior de la fractura se haya hinchado unos cuatro metros.
Según Philipson Bani, vulcanólogo del Instituto de Investigación para el Desarrollo de Francia que no participó en el estudio, aún no se sabe lo que ocurrió con los gases del volcán. El Ambrym ha sido, durante muchos años, uno de los mayores emisores naturales de dióxido de carbono y otros gases volcánicos del mundo. Bani agrega que es un misterio que haya mantenido esa actividad. Luego de la erupción, la máquina de gases parece haberse apagado súbitamente.
“¿Cómo puede haberse apagado de la noche a la mañana? En el pasado, el Ambrym producía una enorme cantidad de gases, y de repente, pum, no hay más”.
Presupuestos magmáticos
Moussallam sostiene que podrían seguir apareciendo más pistas sobre la erupción del Ambrym. Actualmente, se encuentra estudiando la composición química de las lavas, que parecen tener al menos dos diferentes, ya que es probable que procedan de distintas calderas. Si bien se necesita una investigación más acabada para poder confirmar el hallazgo, todo parece indicar que la erupción podría haberse iniciado al producirse un nuevo punto de contacto entre las dos calderas.
Los estudios exhaustivos de los sistemas volcánicos, como este análisis sobre el Ambrym, ayudan a comprender la mecánica de las erupciones volcánicas. Mongomery-Brown explica que incluso pueden brindar pistas sobre el “presupuesto magmático” de un volcán y revelar la cantidad de roca fundida de la que dispone para futuras erupciones.
Apenas unos meses antes de que el Ambrym se secara, los lagos de lava del Kilauea se filtraban por las profundas grietas en los flancos del volcán hawaiano. Pero Mongomery-Brown y sus colegas descubrieron recientemente que la prolongada erupción del Kilauea y el colapso del cráter de la cima se debieron a la liberación de apenas el 11-33 por ciento de su cámara magmática de poca profundad. El hallazgo ha generado muchos interrogantes, como, por ejemplo, cómo fue que la erupción se detuvo.
Matthew Patrick, geólogo del Observatorio de Volcanes Hawaianos del Servicio Geológico de Estados Unidos, que no participó en el nuevo estudio, explica que ambas erupciones ofrecen una perspectiva fundamental sobre la dinámica de los volcanes.
“Los dos volcanes están en fase de recuperación y la gran pregunta es qué pasará después de esto”, afirma.