¿Cuáles son las enfermedades transmitidas por garrapatas?

Las infecciones se han duplicado en EE.UU. desde 2004, alcanzando proporciones epidémicas. Conoce cómo se transmiten y cuál es el tratamiento adecuado.

Por Sharon Guynup
Publicado 26 jul 2022, 07:34 GMT-3
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Esta micrografía electrónica de barrido coloreada muestra las partes de la boca de una garrapata marrón del perro, uno de los vectores de enfermedades más importantes en todo el mundo. Las garrapatas portadoras de patógenos humanos se están extendiendo en EE.UU., lo que ha provocado un aumento de las enfermedades transmitidas por estos ácaros, incluidas algunas que son difíciles de diagnosticar y tratar.

Fotografía de Steve Gschmeissner Science Source

Nicole Malachowski es una mujer fuerte y resistente. Tras licenciarse en la Academia de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos, se convirtió en piloto del caza F-15E con destino a Irak, siendo también comandante del 333º Escuadrón de Cazas y primera mujer piloto del escuadrón de élite Thunderbirds de demostración. Está casada y es madre de gemelos. En 2019 fue incluida en el Salón Nacional de la Fama de las Mujeres.

Malachowski era una coronel muy reconocida cuando se vio obligada a dejar el servicio militar por problemas de salud. Pero no fue una lesión de combate lo que truncó su carrera: fue una garrapata.

A los 43 años, "fui declarada '100 por ciento no apta para el servicio' y me retiraron médicamente", cuenta. Estaba totalmente debilitada: postrada en la cama, confinada en casa, apenas capaz de estar de pie, caminar o hablar. "Creía que era fuerte, pero estaba completamente destrozada".

Se necesitaron cuatro años y 24 médicos para diagnosticar finalmente lo que resultó ser un trío de enfermedades bacterianas transmitidas por garrapatas (Lyme, anaplasmosis y fiebre recurrente) y un parásito transmitido por este tipo de ácaros, la babesia.

Malachowski se recuperó parcialmente después de que los médicos le inyectaran antibióticos y medicamentos antiparasitarios, algunos de ellos administrados directamente en el corazón, y se sometiera a un año de fisioterapia.

Aunque su caso es extremo, ilustra un problema de salud pública cada vez mayor: "Cada año vemos más enfermedades transmitidas por garrapatas en Estados Unidos y más personas expuestas a ellas", afirma Charles "Ben" Beard, subdirector de la División de Enfermedades Transmitidas por Vectores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). 

Las garrapatas, más conocidas por propagar la enfermedad de Lyme, albergan eficazmente muchas bacterias, parásitos y virus nocivos que pueden infectar a las personas cuando se prenden para alimentarse de sangre. Estos minúsculos artrópodos parecidos a las arañas transmiten agentes que causan al menos 16 enfermedades en EE.UU., y muchas más en todo el mundo.

El cambio climático facilita la propagación de garrapatas, mientras que la expansión de los suburbios proporciona un hábitat ideal para los ratones de patas blancas (su principal reservorio de enfermedades) y el ciervo, un huésped clave. Esto significa que las garrapatas están infestando nuevas zonas en las que pueden encontrarse con más población, a veces, en "situación de crisis", explica Thomas Mather, quien dirige el TickEncounter y el Centro de Enfermedades Transmitidas por Vectores de la Universidad de Rhode Island.

Los casos notificados de la enfermedad de Lyme muestran un aumento constante durante los últimos 15 años. Pero un estudio reciente basado en datos de solicitudes de seguros comerciales sugiere que lo más probable es que los casos reales estén infravalorados, y que el Lyme infecte a unas 476 000 personas al año, con un costo médico que asciende a 1000 millones de dólares.

La mayoría de las infecciones transmitidas por garrapatas son curables si se detectan a tiempo, aunque no todas responden a los tratamientos disponibles. Algunas enfermedades, como el síndrome de Lyme post-tratamiento, pueden incapacitar o llevar a la muerte. Para complicar el panorama, algunas pueden eludir el diagnóstico. Durante las semanas posteriores a la infección, las pruebas de anticuerpos de Lyme sólo tienen una eficacia del 50%, por lo que los falsos negativos son frecuentes.

No existe un panel de pruebas estándar, y "para la detección completa de las enfermedades transmitidas por garrapatas faltan quizá cinco años", afirma Laura Goodman, investigadora de enfermedades infecciosas emergentes de la Universidad de Cornell.

Los investigadores se esfuerzan por comprender mejor las enfermedades transmitidas por las garrapatas, realizar pruebas para detectarlas, tratarlas y curarlas, así como para encontrar formas de prevenirlas.

"El público en general debe comprender que las enfermedades transmitidas por garrapatas en Estados Unidos han alcanzado proporciones epidémicas y constituyen una importante amenaza para la salud pública", advierte Daniel Sonenshine, experto en garrapatas e investigador invitado del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas.

La expansión de las garrapatas

Maria Diuk-Wasser es una epidemióloga y profesora de ecología de la Universidad de Columbia que trabaja en primera línea de la investigación sobre las garrapatas. En los últimos años, ha estudiado a aquellas que se adentran en los paisajes urbanos de Nueva York, inicialmente en Staten Island, que es ahora un foco de enfermedades transmitidas por esta subfamilia de ácaros.

Su proyecto actual estudia la marcha de los artrópodos hacia el oeste de la ciudad, desde Long Island hasta Queens y Brooklyn. Diuk-Wasser y su equipo están recogiendo garrapatas a lo largo de un transecto de 50 kilómetros, cartografiando su prevalencia en parques, cementerios y otros espacios verdes, y realizando pruebas de detección de enfermedades. También han instalado 40 cámaras trampa para fotografiar y contar los animales que sustentan las garrapatas, desde ciervos y ratones de patas blancas hasta zarigüeyas, musarañas, ardillas y mapaches, entre otros.

En uno de los lugares de muestreo del parque Christopher Morley de Roslyn, Diuk-Wasser saca una herramienta poco tecnológica: un trozo de tela de pana de un metro por otro atado a una cuerda. Lo arrastra por el borde herboso de un sendero durante unos 9 metros, luego lo gira y se arrodilla para examinarlo. "Aquí hay una", dice, agarrando una ninfa de garrapata con unas pinzas y dejándola caer en un pequeño tubo de etanol. Registra la hora y la ubicación del GPS en su teléfono.

Al observar su presa, entiendo por qué las ninfas se comparan con las semillas de amapola. Esta joven garrapata es un minúsculo punto negro, y me aterroriza. Es tan pequeña que no puedo imaginarme encontrarla si se me enganchase en la piel.

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Los científicos descubrieron una pluma de dinosaurio envuelta en pedazos de ámbar del Período Cretácico, con una garrapata enredada en el plumaje. Es la primera evidencia directa de que las garrapatas se hospedaron en dinosaurios y aves primitivas. Una de las garrapatas estaba repleta de sangre cuando murió, pero las posibilidades de extraer ADN de un dinosaurio son muy bajas.

Precisamente por eso la primavera y el principio del verano son las épocas más peligrosas del año, afirma Diuk-Wasser: Cuando las larvas del año anterior emergen como ninfas, empiezan a buscar huéspedes y pueden transmitir patógenos a los humanos. Las adultas, (que son algo más fáciles de detectar) son más activas en otoño y principios de primavera, aunque también salen y pican en invierno en los días en que las temperaturas superan el bajo cero.

Al barrer en busca de garrapatas en el concurrido Forest Park de Queens, Diuk-Wasser también encontró adultas, algunas del tamaño de una semilla de sésamo.

Los hallazgos de Diuk-Wasser son un ejemplo de cómo las garrapatas han ampliando enormemente su área de distribución, a menudo en zonas más urbanizadas donde la gente está menos alerta. Las garrapatas se extienden junto con sus huéspedes más importantes, los ciervos, y con los roedores que sirven de reservorios de la enfermedad, explica Rick Ostfeld, ecologista especializado en enfermedades del Instituto Cary de Estudios de Ecosistemas de Millbrook (Nueva York).

Los ciervos eran comunes en Nueva Inglaterra a la llegada de los colonos europeos, pero a medida que se cazaban y se deforestaba el bosque para su cría, las poblaciones disminuyeron. "En 1900 ya no había ciervos en Connecticut", afirma Beard, de los Centros de Control de Enfermedades. Sin embargo, las poblaciones regionales se recuperaron hasta llegar a unos 80000 ejemplares a principios del siglo XXI, cuando el paisaje volvió a ser una mezcla suburbana de viviendas y bosques dispersos, sostiene. Los cazadores humanos son ahora sus únicos depredadores.

Las garrapatas también han ampliando su territorio debido al cambio climático. Con inviernos más suaves, las garrapatas se desplazan hacia el norte, salen antes y permanecen más tiempo fuera, dice Beard.

Al haber más personas que se encuentran con más garrapatas, las infecciones aumentan. En el noreste, se producen más picaduras en los patios traseros, trabajando en el jardín o paseando al perro en el vecindario que en las excursiones. En la década de 1980, sólo había unos pocos casos de la enfermedad de Lyme en Maine, afirma Robert Smith, médico que también estudia las enfermedades transmitidas por vectores en el Instituto de Investigación Sanitaria de Maine. "Ahora tenemos una media de 2000 casos declarados al año", destaca.

También han aumentado las enfermedades conocidas que transmiten las garrapatas. En la década de 1960, cuando Sonenshine empezó a estudiar las enfermedades transmitidas por estos parásitos en EE.UU., solo unas pocas infectaban a los humanos. Ahora hay al menos 16, incluida una segunda bacteria que causa la enfermedad de Lyme; el síndrome alfa-gal, una alergia a la carne roja provocada por la picadura de garrapata que puede causar un shock anafiláctico; y las raras enfermedades similares a la gripe, potencialmente mortales, causadas por los virus Heartland y Bourbon.

Los expertos debaten si estas enfermedades son nuevas o sólo se han reconocido recientemente. Goodman cree que algunas pueden ser virus nuevos. Otros, como Sam Telford, experto en garrapatas y profesor de enfermedades infecciosas y salud global en la Universidad de Tufts, piensan que estas enfermedades probablemente han existido durante miles de años, pero que con las nuevas herramientas moleculares, es más  sencillo detectarlas. Algunos patógenos han adoptado nuevos vectores, como una cepa del virus Powassan que portan las garrapatas de los ciervos y que suelen picar a los humanos. Esta puede resultar mortal, al desencadenar una inflamación cerebral.

La conclusión es que los riesgos de las enfermedades transmitidas por garrapatas han aumentado. "Si estás en una zona donde estas enfermedades son endémicas, todos los años son malos por las garrapatas", enfatiza Beard. El reto es aumentar la concienciación entre las personas que no están acostumbradas a preocuparse por las garrapatas, y conseguir que más expertos médicos reconozcan los síntomas a tiempo.

Diagnóstico de una picadura de garrapata

La enfermedad de Malachowski comenzó cuando contrajo una "gripe de verano" en 2012 y desarrolló un sarpullido, síntomas que imitan muchas otras dolencias. Un médico militar le diagnosticó que se trataba de una picadura de araña, le aplicó una crema tópica y le recetó antibióticos.

El sarpullido se extendió por la cadera y, en los meses siguientes, sufrió un espantoso decaimiento mental y físico. Estaba agotada, descoordinada, confusa y le costaba leer y escribir. Pero los médicos insistieron en que no había nada malo: se había sometido al tratamiento, así que tenía que seguir adelante. "Ese fue un día fatídico, porque fue el día en que quedé discapacitada para el resto de mi vida", reconoce.

Ocho meses después de enfermar, pilotó su último vuelo. "Tuve que quedarme en tierra porque empecé a tener problemas para responder a las llamadas de radio con el control del tráfico aéreo", dice. Los médicos pensaron que tenía esclerosis múltiple; otro le dijo que acudiera a un psicoterapeuta. Pero el diagnóstico que más le molestó fue el de un reumatólogo que le dijo: "Has sido una mujer de alto rendimiento en un campo dominado por los hombres durante mucho tiempo. Tal vez ésta sea la forma que tiene tu cuerpo de decirte que es hora de retirarte".

Algunas de las 16 enfermedades reconocidas transmitidas por garrapatas son raras, recién descubiertas o difíciles de diagnosticar. Al igual que Malachowski, muchas personas presentan síntomas parecidos a los de la gripe y sarpullidos que son fáciles de confundir con otras enfermedades.

El diagnóstico se complica aún más en casos como el suyo, en el que las personas están coinfectadas por múltiples patógenos. En raras ocasiones, esto significa una emergencia.

Harvey Perry, un banquero y conservacionista de 63 años de Rhode Island, contrajo tres enfermedades por la misma picadura de garrapata. Su médico le trató con doxiciclina después de que le apareciera en el brazo la clásica erupción del ojo de buey de Lyme. Entonces se derrumbó: también tenía babesiosis, una rara infección de los glóbulos rojos.

A los pocos días le llevaron al hospital, donde la fiebre subió a 40 grados, la presión arterial se desplomó y el hígado y otros órganos empezaron a fallar mientras permanecía en la cama, acurrucado en posición fetal, alucinando, durante días. "Finalmente descubrieron que también tenía anaplasmosis, que estaba matando mis glóbulos blancos", dice Perry.

Al igual que Malachowski, se recuperó parcialmente tras recibir un cóctel de antibióticos y antiparasitarios, pero su vida quedó alterada para siempre. Tras ser dado de alta, Perry estaba frágil, fatigado, inestable y dijo sentirse como si tuviera 90 años. También tenía algunos daños cerebrales: había perdido sus mapas mentales y no recordaba cómo ir de un sitio a otro.

La buena noticia, relata Smith, "es que, excepto para el virus Powassan, tenemos tratamientos para estas infecciones y, afortunadamente, se puede utilizar el mismo antibiótico, la doxiciclina".

Sin embargo, hay advertencias. Las personas mayores y las que tienen un sistema inmunitario menos sólido corren mayor riesgo de sufrir problemas graves. Algunos casos empeoran misteriosamente a pesar de los cuidados, y Sonenshine señala que "el tratamiento es importante, pero no suficiente. Algunos casos evolucionan hacia resultados graves e incluso mortales".

El síndrome de la enfermedad de Lyme posterior al tratamiento puede incluir dolor articular crónico, problemas cardíacos, neuropatía, pérdida de memoria y fatiga debilitante, todo lo cual puede durar indefinidamente. Afecta a entre el 10 y el 20 por ciento de las personas que han sido tratadas adecuadamente, explica Smith, así como a las que no lo han sido. Mientras tanto, la enfermedad sigue envuelta en la controversia, en gran parte porque los investigadores no han identificado biomarcadores consistentes para confirmarla.

Puede haber algunos paralelismos entre este síndrome y la COVID de larga duración, compara Beard, sobre todo en lo que respecta a la inflamación y los posibles problemas autoinmunes. La esperanza es que la investigación intensiva de este tipo de COVID proporcione información sobre los síntomas crónicos atribuidos al Lyme. Se ha convertido en un foco de atención del Grupo de Trabajo de Enfermedades Transmitidas por Garrapatas, creado por el Congreso en 2016, que presentará un nuevo informe a finales de año.

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    La prevención de las enfermedades transmitidas por garrapatas 

    Aunque las garrapatas transmiten tres cuartas partes de todas las infecciones transmitidas por vectores, hay mucha menos financiación e investigación que en el caso de los mosquitos, y los esfuerzos para desarrollar vacunas contra estas patologías se abandonaron después de las escasas ventas de la vacuna contra el Lyme. Pfizer/Valneva anunció la finalización de la segunda fase de los ensayos clínicos de una vacuna candidata para esta enfermedad en abril de 2022, y los investigadores de Yale están trabajando en otra basada en la tecnología del ARNm. Pero por ahora, lo mejor es evitar las picaduras.

    Las garrapatas son parásitos sigilosos. La inusual anatomía de las partes de la boca de las garrapatas, junto con una sorprendente gama de sustancias químicas en su saliva, pueden permitirles alimentarse sin ser detectadas durante días. Las moléculas de la saliva de las garrapatas silencian el dolor y el picor, mientras que las enzimas destruyen el tejido, grabando una cavidad de alimentación. Una sustancia pegajosa ancla la garrapata en la piel, y los anticoagulantes impiden la coagulación. Otras sustancias químicas silencian el sistema inmunitario del huésped.

    Si te pica una garrapata, precisa Mather, la posibilidad de enfermar depende de tres factores: la especie, la ubicación geográfica y el tiempo que la garrapata ha estado incrustada. En el noreste y el medio oeste superior de los Estados Unidos, la mitad de las garrapatas de ciervo pueden ser portadoras de la enfermedad de Lyme; en el sur y el oeste, menos del 10 por ciento la tienen. Una garrapata que se alimenta suele tardar entre 36 y 48 horas en transmitir una dosis infecciosa de Borrelia burgdorferi, la bacteria de Lyme. Sin embargo, como las garrapatas son portadoras de numerosos patógenos, no existe un tiempo de fijación seguro. Pueden bastar 15 minutos para contraer el virus Powassan.

    Para proteger a los niños, los expertos de la Universidad de Cornell ayudan a las escuelas del Estado de Nueva York a controlar las garrapatas cerca de los edificios y en los campos de deporte y zonas de juego.

    Especialmente durante los meses de mayor presencia de garrapatas, los CDC recomiendan utilizar un repelente de insectos registrado por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA); llevar zapatos cerrados y pantalones largos tratados con el insecticida permetrina; y meter los pantalones dentro de los calcetines tratados. Si vas de excursión, mantente en medio de los senderos, ya que los bordes pueden estar infestados, y no olvides los protocolos durante las actividades cotidianas. Una vez dentro, mete la ropa en una secadora caliente, haz una revisión de garrapatas y dúchate.

    "A menudo es la garrapata que no ves la que te hará enfermar", alerta Beard.

    Si descubres una garrapata enganchada, agárrala cerca de la piel con unas pinzas y sácala directamente (no la retuerzas) y luego limpia la picadura con alcohol o agua y jabón. Puedes confirmar la especie y el posible riesgo de forma gratuita subiendo una foto de la garrapata a la plataforma TickSpotters; los expertos suelen responder en 24 horas. Guarda la garrapata en una bolsa de plástico en el congelador: en caso de que aparezcan síntomas, envíala para que la analicen. Si tienes fiebre o sarpullido, llama a tu médico, aconseja Smith.

    "El mundo es un lugar diferente al que yo crecí", dice el ex paciente Perry. "Tenemos que vivir de forma distinta".

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