Descubren un dinosaurio con los brazos diminutos como el T. rex

El depredador del Cretácico, Meraxes gigas, fue descubierto en Argentina. El hallazgo sugiere que los carnívoros gigantes pudieron usar sus diminutas extremidades con fines evolutivos.

Por Annie Roth
Publicado 13 jul 2022, 12:11 GMT-3
Meraxes gigas, un dinosaurio terópodo enorme que vivió en Argentina

Meraxes gigas, un dinosaurio terópodo enorme que vivió en Argentina hace aproximadamente 100 millones de años, tenía brazos pequeños en comparación con su cuerpo y cráneo gigantes. El plan corporal es similar al T. rex, que no apareció hasta decenas de millones de años después.

Ilustrado por Carlos Papolio

Hace unos 100 millones de años, un gigantesco dinosaurio depredador vivió en lo que hoy es la región patagónica de Argentina. Con un peso de más de cuatro toneladas y una longitud de unos 11 metros, este carnívoro recién descubierto compartió varios rasgos físicos con el Tyrannosaurus rex, como su enorme cabeza y sus diminutos brazos delanteros.

Pero la nueva especie, descrita en un estudio publicado en la revista Current Biology, no está estrechamente relacionada con los tiranosaurios. Pertenecía a un grupo de dinosaurios totalmente diferente, conocido como carcarodontosáuridos (Carcharodontosauridae) y se extinguió millones de años antes de que el T. rex apareciera en escena. Por lo tanto, evolucionó sus diminutos brazos de forma autónoma, lo que sugiere que tener pequeñas extremidades delanteras puede haber tenido más ventajas evolutivas de lo que se pensaba.

"Estoy convencido de que esos brazos proporcionalmente diminutos tenían algún tipo de función", infirió en un comunicado de prensa el autor principal del nuevo estudio, el paleontólogo Juan Canale, de la Universidad Nacional de Río Negro (Argentina). "Es posible que utilizaran los brazos para comportamientos reproductivos (como sostener a la hembra durante el apareamiento) o apoyarse para volver a levantarse después de un descanso o una caída".

El terreno en Argentina donde se descubrió M. gigas.

El terreno en Argentina donde se descubrió M. gigas.

Fotografía de Juan I. Canale

Descubierto en 2012 durante un trabajo de campo financiado en parte por la National Geographic Society, el animal recién identificado ha sido bautizado como Meraxes gigas, en alusión al dragón Meraxes de la serie de ficción Canción de Hielo y Fuego de George R.R. Martin.

El hallazgo significa una gran ayuda para los paleontólogos en su tarea de comprender mejor a los carcarodontosáuridos. En este grupo de dinosaurios (cuyo nombre significa "lagartos con dientes de tiburón”), también se encuentra el Giganotosaurus, uno de los mayores carnívoros de la historia.

"Este descubrimiento ayuda a completar la diversidad de este grupo de dinosaurios y nos da una imagen más precisa de la evolución y la ecología de la época", explica Thomas Carr, paleontólogo del Carthage College de Wisconsin quien no participó en el estudio. "El número real de dinosaurios y otros animales extintos está probablemente muy subestimado, así que es bueno añadir una nueva especie al árbol genealógico".

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    M. gigas: ¿por qué eran diminutos sus brazos?

    Hace diez años, un equipo internacional de paleontólogos que estudiaba la región del norte de la Patagonia tropezó con un tesoro de fósiles de dinosaurios. En su primer día de búsqueda, desenterraron los restos fósiles de M. gigas, que incluían un cráneo, un brazo y la parte inferior del cuerpo casi completos. El esqueleto es ahora uno de los carcarodontosáuridos más acabado hasta la fecha.

    Antes se pensaba que el T. rex y otros dinosaurios carnívoros de brazos pequeños no utilizaban sus antebrazos, lo que provocaba la reducción de sus apéndices con el tiempo. Pero los autores del estudio sugiere motivos más complejos.

    Según el coautor del estudio, Peter Makovicky, paleontólogo de la Universidad de Minnesota y explorador de National Geographic, ambas especies sufrieron un cambio evolutivo similar debido a su forma de cazar. "A medida que sus brazos se hacían más pequeños, sus cabezas se hacían más grandes", cuenta. "Hubo una transferencia de funciones, especialmente relacionadas con la captura de presas, desde la extremidad anterior al cráneo".

    Makovicky cree que, a medida que estos dinosaurios comenzaron a utilizar más la cabeza y menos los brazos, las extremidades se redujeron. Sin embargo, también señala que los brazos de estos dinosaurios seguían siendo musculosos, lo que infiere que seguían cumpliendo alguna función.

    Los brazos pequeños no son la única característica desconcertante de M. gigas. Sus pies también estaban provistos de garras en forma de hoz, similares a las que blandían los velociraptores. Los investigadores también descubrieron que el cráneo de M. gigas estaba adornado con crestas y protuberancias que, según sospechan, el dinosaurio utilizaba para atraer a posibles parejas.

    Es posible que nunca se conozcan las verdaderas funciones de estos rasgos. Los fósiles sólo revelan una parte del comportamiento de los dinosaurios, y los paleontólogos elaboran teorías comparando la anatomía de los dinosaurios con la de los animales vivos. Sin más datos, los expertos sólo pueden especular sobre el aspecto de M. gigas.

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    La importancia del hallazgo del dinosaurio M. gigas

    Aunque siguen existiendo muchos misterios, hallazgos como el de M. gigas ayudan a crear una comprensión más completa del mundo prehistórico.

    "El fósil de M. gigas muestra regiones del esqueleto nunca vistas, como los brazos y las piernas, que nos han ayudado a comprender algunas tendencias evolutivas y la anatomía de los carcarodontosáuridos", detalló Canale en el comunicado de prensa.

    Al escanear la caja de cerebros del dinosaurio y observar más de cerca su brazo, los científicos esperan aprender más sobre cómo se compara el cuerpo de esta especie con el de otros carcarodontosáuridos. Y aunque cada hueso de M. gigas será analizado con detenimiento, los científicos aprovecharán el momento para apreciar toda la maravilla de este gigante prehistórico.

    "Llevo haciendo esto cerca de 30 años. He excavado mucho en todo el mundo, pero este descubrimiento definitivamente se destaca", enfatiza Makovicky. "Más allá del valor científico, es un dinosaurio realmente increíble, con una cabeza parecida a la de una gárgola y un tamaño enorme".

    La National Geographic Society, comprometida con la iluminación y la protección de las maravillas de nuestro mundo, ha financiado el trabajo de los exploradores Peter Makovicky y Pablo Gallina. Más información sobre el apoyo de la Sociedad a los Exploradores.

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