¿Qué dice Freud sobre el amor en psicoanálisis?
El psiquiatra austriaco, fundador de esta práctica terapéutica y técnica de investigación, conceptualiza el sentimiento a partir de otros objetos de estudio.
Pequeño cachorro de oso polar jugando con su mamá.
El psiquiatra austriaco Sigmund Freud, quien vivió entre los años 1856 y 1939, es considerado uno de los padres del psicoanálisis, área del conocimiento que investiga la mente humana. Y uno de los conceptos más comunes cuando las personas reflexionan sobre la vida es debatir qué es el amor.
Este término, incluso para Freud, no es tan fácil de definir. En entrevista con National Geographic, Lucas Hangai Signorini, psicoanalista de The School of Life (institución brasileña dedicada al desarrollo de la inteligencia emocional) y especialista en Teoría Psicoanalítica de la Pontificia Universidad Católica (PUC), en São Paulo, explica que el legendario creador del psicoanálisis se interesó por un amor llamado “injustificable”.
Según cuenta Signorini, este concepto fue desarrollado por Freud a partir del caso de una paciente suya: Bertha Pappenheim, popularmente conocida como Anna O., una mujer que sufrió por la enfermedad terminal de su padre y se convirtió en el primer caso de tratamiento por psicoanálisis.
Durante su estudio, Freud presentó a su paciente a su colega Josef Breuer. Con el tiempo, ambos terminaron enamorándose y fueron, de algún modo, objetos de estudio del padre del psicoanálisis. “No es casualidad que esta pasión contribuyera a que Freud postulara el concepto de transferencia, es decir, Anna O. estaba enamorada de quien representaba Breuer y no precisamente de quien era él”, señala Signorini.
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Relación entre el objeto y el amor
Una de las obras en las que Freud ahonda sobre el amor y su relación con lo que el austríaco llama objetos (en este concepto, todo lo que no es el yo, la persona en sí), es Narcisismo: una introducción (de 1914). Según comenta Signorini, en su libro indica que el amor es el estado al que llega el sujeto cuando se siente igual a la otra persona, de quien se enamora.
“Es decir, amando al sujeto, comienza a elegir un ideal que nunca podrá tener”, explica Signorini. “Lo que hace el sujeto, entonces, es sustituir el objeto idealizado de la infancia por el nuevo objeto: por eso cuando amamos, la persona, inicialmente, parece no tener defectos, es perfecta; de hecho, ella nunca fue así, simplemente está súper interesada en la libido del sujeto”.
El psicoanalista, sin embargo, alerta sobre el principal problema de esta idealización del objeto: como toda la energía está en el otro, el sujeto invierte poco en sí mismo.
Candados de amor cuelgan de una instalación de arte de metal con vista al puente Rainbow. Taipei, Taiwán.
Relación entre el amor y la infancia
Otro aspecto de Freud en la doctrina del amor es sobre la elección del partenaire. De acuerdo con el artículo Tres aportes freudianos a la doctrina del amor, publicado por Tomás Otero, psicoanalista y doctor en Psicoanálisis por la Universidad de Buenos Aires (Argentina), el sujeto elige su pareja cuando se encuentra sobredeterminado inconscientemente por ciertas vivencias que descansan en la temprana infancia.
Según Otero, esa tesis se encuentra en el libro “Tres ensayos de teoría sexual” (1905), de Freud. “Todo ser humano, por efecto conjugado de sus disposiciones innatas y de los influjos que recibe en su infancia, adquiere una especificidad determinada para el ejercicio de su vida amorosa, o sea, para las condiciones de amor que establecerá y las pulsiones que satisfará, así como para las metas que habrá de fijarse”, reconoce Freud, en la página 97, y reproducido en el artículo de Otero.
Relación entre el amor y la libido
El experto austríaco siempre vincula la definición de amor con otros objetos. En sus obras, también señala que el amor es una de las expresiones de la libido, cuyo concepto, reitera Signorini, es diferente en el psicoanálisis en relación a la comprensión moderna, muy ligada a la lujuria.
“La libido, psicoanalíticamente, se entiende como la manifestación de la pulsión sexual. Para Freud, todo ser humano tiene una carga de energía que da origen a todos los movimientos del organismo y a nuestros procesos psíquicos. En fin, todos los seres humanos estamos hechos de esa energía (pulsión), que solo se 'siente' a través de la libido y una de esas expresiones de la libido es el amor”, refuerza el psicólogo brasileño.
Así, Freud indica que el foco de la libido cambia a medida que el ser humano crece. Gradualmente, hay más energía para el objeto y menos para el Yo, subraya Signorini.
Para el fundador del psicoanálisis, los individuos transfieren sus inversiones objetales de la infancia a las relaciones amorosas, que están en el centro de las formas en que nos relacionamos.