¿La siesta realmente sirve? Los efectos que produce en el cuerpo
Aunque en ocasiones puede ser útil, no reemplaza el descanso regular de la noche. Su impacto en la salud todavía se encuentra en investigación.
Un visitante toma una siesta en Stonehenge durante el equinoccio de otoño. Wiltshire, Inglaterra, Reino Unido.
Dormir es importante para la salud. Los adultos de entre 18 y 60 años deberían descansar alrededor de 7 horas, indican los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos. En momentos de cansancio, una siesta, es decir, un breve periodo de sueño, puede ser muy útil para recuperar energía. No obstante, también hay evidencia sobre otros efectos. Estos son algunos de ellos:
La siesta ayuda a restaurar el estado de alerta
Tomar un momento de descanso en el día sirve para recuperarse de la fatiga y restaurar el estado de alerta. La agencia de salud asegura que estos beneficios se producen tanto luego de una siesta corta (de entre 15 y 30 minutos) como de una siesta larga (de aproximadamente 1.5 horas).
No obstante, los CDC aclaran que las siestas no reemplazan el sueño regular y adecuado por la noche.
Dormir la siesta beneficia al cerebro
Un grupo de investigadores estudió el papel causal de las siestas diurnas en los resultados cognitivos y de neuroimagen. Los resultados se publicaron el pasado 19 de junio en la revista Sleep Health y concluyeron que existe una modesta asociación entre estos breves periodos de sueño y un mayor volumen cerebral total.
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La siesta también está relacionada a la hipertensión
Tomar siestas también se ha vinculado a efectos perjudiciales. Por ejemplo, un artículo publicado en 2022 en la revista Hypertension reveló que las personas que toman siestas con regularidad pueden tener más probabilidades de tener presión arterial alta.
Del estudio participaron aproximadamente 360 000 personas sin hipertensión o accidente cerebrovascular (ACV) y fueron monitoreadas durante un promedio de 11 años. Específicamente, en comparación con las personas que dijeron que nunca dormían la siesta, las que solían hacerlo tenían un 12% más de probabilidades de desarrollar presión arterial alta y un 24% más de probabilidades de sufrir un ACV.
No obstante, la influencia de la siesta en la salud es un campo que se encuentra en permanente estudio y son necesarias más investigaciones, concluyen los especialistas.