Raro naufragio español del siglo XVII descubierto en Panamá

Este buque de carga, que se hundió en 1681, contiene cajas con espadas, clavos y rollos de tela.

Por Jane J. Lee
Publicado 2 ene 2018, 15:30 GMT-2
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Un buzo inspecciona unas cajas de madera del barco español hundido en el siglo XVII descubierto en Panamá.
Fotografía de Jonathan Kingston, National Geographic Creative

Un grupo de arqueólogos en busca de los verdaderos “piratas del Caribe” se tropezó con un naufragio misterioso en 2011. Ahora, después de varios años de trabajo de investigación histórica, por fin saben lo que han descubierto.

En 1681, el buque mercante español Encarnación se hundió durante una tormenta cerca de la desembocadura del río Chagres, en el lado caribeño de Panamá. Construido en Veracruz, México, el buque de carga era parte de la flota “Tierra Firme”, el sustento económico de la España del siglo XVII.

A pesar de que se hundió en un lugar con una profundidad inferior a los 12 metros, el Encarnación de alguna manera escapó a los saqueos y está sorprendentemente bien conservado, con la mitad inferior del casco intacta por haber estado enterrada bajo el fondo marino. 

El Encarnación ofrece una extraña visión de un momento crucial en la historia mundial durante la época colonial, afirma Filipe Castro, arqueólogo náutico de la Texas A&M University. “Es el surgimiento del capitalismo, el imperialismo, el racionalismo y el ascenso de las clases medias, que van a comprar arte o consumir literatura”.

En ese momento, las minas de oro y plata de México y Perú alimentaban las ambiciones y los cofres de la familia real española. Para transportar las riquezas del Nuevo Mundo hacia Europa, los colonos españoles construyeron flotas de buques mercantes que eran escoltados por galeones armados y buques de guerra, explica Fritz Hanselmann, arqueólogo subacuático de la Universidad Estatal de Texas.

Después de entregar sus tesoros a España, las flotas daban la vuelta y, cargadas de mercancías europeas, pasaban por todas las colonias españolas para vender su carga.

Las dos flotas españolas principales, la "Tierra Firme" y la "Nueva España", prestaban servicios en América Central y América del Sur, y en México, respectivamente “Estos barcos eran la columna vertebral de las colonias españolas”, dice Hanselmann, parte del equipo que estudia el "Encarnación".

Sustento oceánico

El Encarnación es uno de los 16 naufragios españoles descubiertos en América, explica Jennifer McKinnon, arqueóloga marina de la Universidad de Carolina del Este que no está involucrada en el estudio. Sin embargo, casi todos los naufragios encontrados hasta la fecha han sido muy saqueados. Las bacterias oceánicas y los gusanos que se alimentan de madera consumen los restos que dejan los saqueadores.

“Por eso es que conocemos muy poco acerca de los naufragios españoles del siglo XVII”, se lamenta McKinnon.

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Un mosaico de fotos muestra los restos de Encarnación, que yace bajo 9,7 metros de agua en la costa de Panamá.
Fotografía de Jonathan Kingston, National Geographic Creative

Encontrar un naufragio con gran parte de su carga todavía a bordo, así como parte de su casco intacto, puede proporcionar una gran cantidad de información. “Los buques que se construyeron hace cientos de años no venían con manual de instrucciones”, dice Hanselmann. Estudiar el casco del Encarnación ya ha ayudado a revelar cómo se construyeron estos barcos.

Un examen inicial reveló el uso de un material llamado granel, una especie de lastre permanente, explica Chris Horrell, arqueólogo marino del equipo de Hanselmann. Se trata de “básicamente un cemento formado por arena, cal y piedras”, describe, que utilizaban los constructores navales para recubrir el casco de un barco con una fina capa de barniz.

Los investigadores creen que el granel estabilizaba los barcos y también se utilizaba como material de construcción para los edificios de todo el Nuevo Mundo. Horrell todavía no sabe con seguridad si el granel fue una invención del Nuevo Mundo o una importación del Viejo Mundo, pero averiguarlo es parte de su agenda de investigación.

Un descubrimiento accidental

Hanselmann y sus colegas no se propusieron encontrar el Encarnación. En lugar de eso, buscaban buques pertenecientes al famoso corsario y pirata inglés, el capitán Henry Morgan, una figura legendaria que en el apogeo de su poder estuvo a cargo de una flota de 36 barcos y más de mil hombres.

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    Los sellos de plomo recuperados de Encarnación. Estos sellos generalmente se usaban para asegurar pernos de tela para el transporte.
    Fotografía de Jonathan Kingston, National Geographic Creative

    En 1670, 11 años antes de que el Encarnación se hundiese, Morgan estaba marchando para saquear la ciudad de Panamá cuando una tormenta hundió cinco de sus barcos en la desembocadura del río Chagres. Hanselmann y su equipo estaban en busca de esas naves cuando se encontraron con una sorpresa.

    Los sensores que detectan anomalías magnéticas alertaron a los investigadores de la presencia de objetos metálicos a un kilómetro de la desembocadura del río. Los buzos enviados para investigar descubrieron un naufragio repleto de carga, una indicación de que probablemente no era uno de los barcos de Morgan. “Si está en camino para saquear una ciudad, sus bodegas no estarían llenas”, sostiene Hanselmann.

    Investigaciones posteriores revelaron que era un buque mercante. “Estos eran los barcos que los corsarios siempre andaban buscando”, explica Hanselmann.

    El Encarnación no llevaba una carga tan importante, como monedas de oro o copas de plata, dice Horrell. Pero sus materiales cotidianos eran valiosos, para los piratas y ahora para los arqueólogos.

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    Artículo publicado el 12 de mayo de 2015.

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