La icónica Santa Sofía pierde su condición de museo y volvería a ser una mezquita
Santa Sofía, Patrimonio de la Humanidad que existe hace 1.500 años y centro religioso históricamente disputado por los imperios cristiano y musulmán, espera a que se defina su destino.
Santa Sofía tiene una antigüedad de 1.500 años, y actualmente es la atracción turística más popular de Turquía, pero el Tribunal Supremo de Turquía acaba de anular su condición de museo.
El futuro de Santa Sofía, uno de los sitios más emblemáticos del mundo, sigue siendo incierto luego de que el tribunal administrativo superior de Turquía anulara su estatus de museo.
Santa Sofía fue construida originalmente como la catedral de la capital del Imperio Romano de Oriente en el siglo VI, y en 1453, se convirtió en una mezquita tras la conquista otomana de Constantinopla. Continuó funcionando como casa de culto musulmana hasta principios del siglo XX, cuando el gobierno turco decretó su condición secular y la convirtió en museo en 1934. Más de 50 años después, la UNESCO confirió a Santa Sofía el título de Patrimonio de la Humanidad.
En 2005, un grupo apeló al Consejo de Estado de Turquía, el tribunal administrativo superior del país, alegando que, originalmente, la construcción perteneció a una fundación establecida por el sultán Mehmed II, el líder otomano que conquistó Constantinopla en 1453.
El Consejo de Estado dio lugar a la solicitud, tomando en cuenta que la escritura original a nombre de Mehmed II había designado el edificio como una mezquita, y que cualquier otro uso sería ilegal. Luego de esta decisión, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, de inmediato transfirió el dominio del edificio -hasta el momento a cargo del Ministerio de Cultura de Turquía- a manos de la Presidencia de Asuntos Religiosos.
"Se resolvió ceder la administración de la Mezquita Ayasofya...a la Dirección de Asuntos Religiosos y destinarla al culto", decretó Erdogan.
Estatus impreciso
Sin embargo, la decisión no implica la clausura inmediata de Santa Sofía como centro de visitas seculares, y su total conversión en un lugar de culto.
Según Ibrahim Kalin, portavoz de Erdogan, aún se podrá visitar Santa Sofía, hoy la principal atracción turística del país. "La apertura de Santa Sofía como centro de culto no impedirá la visita de turistas locales o extranjeros", explicó Kalin durante una entrevista con la agencia de noticias turca Anadolu.
Sin embargo, los profesionales del patrimonio cultural todavía no saben si el monumento se utilizará solamente para eventos ocasionales u observancias periódicas, ni cómo cambiará o se alterará el sitio, si es que efectivamente sufre alguna modificación.
En el interior del sitio, se comprueba a la vista el papel que desempeñó Santa Sofía como centro de culto cristiano y musulmán.
"Creo que va a hacer algo inestable, que va a cambiar día a día a medida que anuncien cosas nuevas", sostiene Jonathan Bell, vicepresidente de programas del Fondo Mundial de Monumentos.
Sharon Gerstel, profesora de arte y arqueología bizantina en la UCLA, también enfatiza que, si bien la decisión ha provocado un descontento internacional, aún se desconocen cuáles son las próximas definiciones acerca del estatus de Santa Sofia.
"Sigue siendo un símbolo para todos los cristianos ortodoxos: es el centro al que apunta su brújula", observa Gerstel. “Por lo tanto, si el edificio sufre una amenaza, habrá fuertes repercusiones".
"Por mi parte, creo que hay que esperar y ver qué se define en los próximos días y qué explicaciones darán, pero definitivamente creo que deben aclarar muy bien cuáles son las intenciones de Erdogan", agrega.
También se plantean preguntas acerca del título de Patrimonio de la Humanidad conferido a este sitio. Santa Sofía integra las "Áreas históricas de Estambul" de la Lista del Patrimonio de la Humanidad, y en esta, el sitio se describe específicamente como museo. Según la Carta del Patrimonio Mundial, cualquier modificación del estatus del edificio exige una notificación previa de Turquía a la UNESCO y luego, si es necesario, un examen por parte del Comité del Patrimonio de la Humanidad.
En una declaración oficial emitida el 10 de julio, la UNESCO afirma que "lamenta profundamente la decisión de cambiar el estatus de Santa Sofía que las autoridades turcas tomaron sin aviso previo", señalando que, en varias ocasiones, el organismo mundial había manifestado al gobierno turco su preocupación con respecto a cualquier modificación que afectara el "valor universal excepcional" del monumento, y enfatizando, asimismo, la importancia de los aportes de varios grupos y comunidades.
La reconversión de Santa Sofía a lugar de culto activo no necesariamente sería incompatible con su título de Patrimonio de la Humanidad. Aproximadamente el 20 por ciento de los más de mil sitios inscritos en la Lista del Patrimonio de la Humanidad tienen una conexión espiritual o religiosa, como la Ciudad del Vaticano y la Mezquita Jameh de Isfahán, Irán.
"Nuestro principal interés es que las autoridades aseguren la conservación adecuada y el acceso público al sitio. Considero que tranquilamente puede existir como un lugar de culto y al mismo tiempo mantener su título de Patrimonio de la Humanidad, siempre y cuando se implementen otras salvaguardas", sostuvo Bell.
Arte e iconoclasia
El cambio de estatus de Santa Sofía representa un motivo de preocupación vinculado a las impresionantes pinturas y mosaicos bizantinos que, el año pasado, atrajeron a 3.7 millones de visitantes. Durante sus siglos como mezquita, se encaló o cubrió la mayor parte de la decoración interior relativa a la era cristiana porque el Islam prohíbe la representación de seres vivos en los templos; pero más tarde, esa decoración se expuso nuevamente cuando la construcción se convirtió en un museo secular.
"Me cuesta imaginar que quieran borrar las imágenes", comenta Gerstel, señalando que la mayoría de estas (exceptuando la Virgen y el Niño en el ábside, y algunas representaciones de Cristo y otras figuras bíblicas en las galerías) son de miembros de la corte imperial bizantina. “Se trata del principal destino turístico de Turquía. Creo que deberían actuar con mucho cuidado para no perder esos ingresos".
Pero lo cierto es que el cambio de estatus de Santa Sofía podría tener un gran impacto en los ingresos que genera el monumento, con los que las autoridades cuentan para el mantenimiento y la conservación constante de este edificio de 1.500 años. Las autoridades religiosas tendrán que decidir si la ley islámica considerará aceptable continuar cobrando USD 15 para ingresar a la Mezquita Ayasofya, y si es así, deberán explicar por qué la Mezquita Azul del siglo XVII, que se encuentra justo enfrente de la plaza Santa Sofía, permite el ingreso gratuito fuera del horario de oración.
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Apelando a la base
La decisión ha sido considerada una victoria para el presidente turco Erdogan, quien ha rechazado el secularismo de la República Turca y aboga por restaurar los grandes logros del Imperio Otomano. Durante años, ha realizado campañas para lograr que la joya arquitectónica de la capital del país vuelva a ser un centro religioso, y ahora, en un contexto en que Turquía se encuentra sumida en conflictos internacionales, luchando contra la pandemia del coronavirus e intentando activar una economía debilitada, la decisión sobre Santa Sofía cobra aún más preponderancia.
"Está tratando de deshacer otra parte del legado secular", comenta Stephen Flanagan, un destacado politólogo de la Corporación RAND que recientemente escribió un informe sobre el nacionalismo turco. "Apela a su base más piadosa y nacionalista".
Gerstell coincide. “No quiero subestimar el capital simbólico que tiene Santa Sofía para quien gobierna el territorio. Siempre ha sido así y siempre lo será. Es la cosmovisión [de Erdogan] de reconstituir el Imperio Otomano de una manera consigo mismo como sultán."
El profesor de historia bizantina señala que la primera medida que tomaría un sultán otomano al entrar en una ciudad bizantina sería convertir la principal catedral cristiana en una casa de culto musulmán. “Por lo tanto, no es sorprendente que haya puesto la mirada en este edificio”.