La carne de ballena ayudó a los osos polares a sobrevivir el último calentamiento
Pero engullir cadáveres de ballena hoy no evitará la crisis de extinción. Solo cuidar el hielo marino lo hará.
Los riesgos para los osos polares en nuestro planeta, el cual se encuentra en rápido aumento del calentamiento, son claros: Ursus maritimus se traslada por el hielo marino Ártico, que utiliza como plataforma para cazar focas grasosas, en general, llamadas focas anilladas. Pero el cambio climático está congelando el hielo marino del océano Ártico más tarde y lo está derritiendo antes.
Salvo en dos de las 19 subpoblaciones de osos polares del Ártico, la capa de hielo marino disminuyó de 7 a 19 días por década de 1979 a 2014. En la región del mar de Beaufort, donde el hielo marino ahora dura aproximadamente 36 días menos por año de lo que lo hacía en la década de 1990, los científicos descubrieron que los osos estuvieron 31 días más en tierra, alejados de sus presas dependientes del hielo. Con menos hielo marino, algunos osos tienen un crecimiento menor, tienen menos crías y viven menos tiempo.
Desde hace tiempo, los científicos han predicho que la amenaza empeoraría a medida que el hielo marino continuara disminuyendo severamente. Por eso, los osos polares están protegidos en virtud de la Ley de Especies en Peligro de Extinción.
Dado que estos depredadores del alto Ártico se separaron de los osos pardos hace aproximadamente 152.000 años o más, los osos polares claramente atravesaron algunas épocas de calor significativo. Entonces, ¿cómo sobrevivieron estos depredadores? Quizás, aún más importante, ¿podrían volver a hacerlo?
La respuesta, según un nuevo estudio publicado el martes por la científica especializada en osos polares de la Universidad de Washington Kristin Laidre y varios colegas en Frontiers in Ecology and the Environment, es que estos enormes cazadores blancos, casi con certeza, se convirtieron en mejores carroñeros, al darse más seguido un banquete con cadáveres de mamíferos marinos más grandes que las focas: las ballenas.
Con frecuencia, la marea arrastra grandes ballenas muertas a algunas costas del Ártico y eso probablemente fue suficiente para ayudar a los osos polares a través de los períodos interglaciares previos, indicó Laidre.
Lamentablemente, esa opinión no podría volver a ratificarse con éxito.
"En una escala mundial, los varamientos de grandes ballenas probablemente no salven a los osos polares de los efectos de la pérdida del hielo marino", explicó.
Y solo nos tenemos a nosotros mismos para culparnos.
De darse un banquete a ser rápidos
Los osos polares, a diferencia de sus parientes que viven en tierra, son quisquillosos. Los osos pardos pueden comer salmones grasosos, pero también ingieren bayas e insectos. Los osos polares necesitan mucha grasa para sobrevivir y pueden cazar narvales o belugas ocasionalmente. Pero, en general, dependen completamente de las focas y pueden comer más de seis focas y media por mes. Es lo que mejor hacen.
Anteriormente este año, el escritor Stephen Leahy describió su ritual en National Geographic. Los osos esperarán "durante horas los agujeros de respiración coniformes de las focas en el hielo marino. Cuando una foca sale a la superficie a respirar, el oso se parará sobre sus patas traseras y le dará una bofetada en la cabeza con ambas patas delanteras para aturdirla. Luego, el oso la morderá en el cuello y la arrastrará al hielo".
Pero los osos polares también son muy rápidos, indica Laidre. Las hembras pueden pasar hasta ocho meses sin comer nada en absoluto, incluso mientras dan a luz y alimentan a sus crías. Por eso, se atracan mientras pueden y almacenan el resto.
Al estar más tiempo en tierra, se los puede encontrar atracándose en los cuerpos de ballenas grises o ballenas boreales muertas.
"Las grandes ballenas son enormes cargas de grasa y proteínas, las cargas más grandes de materia orgánica del océano", explica. "Si eres un oso varado en una playa esperando a que el hielo se congele, tener acceso a una ballena grande que sea arrastrada podría ser muy importante".
Considera lo siguiente: La mitad o más de la masa corporal de una ballena consiste en grasa subcutánea y carne. Una ballena gris puede brindarle a un oso tantos nutrientes como 420 focas anilladas. El valor nutricional de una ballena boreal muerta es cercano a 1300 focas.
En otras palabras, si 1000 osos comen una dieta regular de primavera para 120 días, comerían 26.400 focas, determinó el equipo de Laidre. O podrían comer solo 20 ballenas boreales.
Por eso, Laidre y sus colegas pretenden determinar qué posibilidades hay y había de que los osos polares deriven su apetito voraz a las ballenas.
Resulta que ahora es probablemente más difícil de lo que solía ser, a pesar de que nunca ha sido fácil.
¿Hay suficientes ballenas muertas?
El equipo revisó investigaciones, encuestas y anotaciones de observaciones previas en áreas donde pareciera que los osos polares se alimentan con mayor frecuencia de cadáveres de ballenas, principalmente a lo largo del mar de Chukchi cerca de Chukotka, en el Lejano Oriente de Rusia, y en el archipiélago de Svalbard en Noruega. En ambos lugares, los vientos, las corrientes oceánicas y la topografía de las playas son tales que los cadáveres de ballenas grises y de ballenas boreales que mueren por causas naturales suelen ser arrastrados con frecuencia. Existen casos documentados de osos polares que se alimentaron que se remontan a décadas atrás.
"En algunas áreas, estos cadáveres aparecen con bastante regularidad y son una especie de fuente de alimentación predecible", indica Laidre.
Pero en otros lugares, como la costa rocosa de Groenlandia, el acceso a cadáveres de ballenas es limitado. Los cadáveres tampoco suelen aparecer con regularidad en varias áreas.
Lo que es más importante, las ballenas son tan solo una parte de lo que se cree que han sido antes de la cosecha comercial por parte de los seres humanos. A pesar de que algunas poblaciones se han recuperado a nivel mundial, la industria y las embarcaciones ayudan a mantener una escasa cantidad de ballenas.
"Sabemos que históricamente las grandes poblaciones de ballenas eran mucho más grandes de lo que son ahora", menciona Laidre. Por eso, a pesar de que las ballenas posiblemente ayudaron a los osos polares a sobrevivir de milagro períodos cálidos anteriores, hay poca información para sugerir que esto pueda suceder nuevamente.
Todd Atwood, biólogo especialista en osos polares en Alaska de U.S. Geological Survey, que no participó en el estudio, concuerda con ella.
"Gran parte por lo que se esfuerzan los biólogos especialistas en osos polares es intentar comprender hasta qué punto los osos pueden tener flexibilidad alimentaria", indica. "Esto nos da una idea de qué posibles beneficios energéticos podrían tener los osos ante la ausencia de focas anilladas".
Estos días, en áreas donde los cazadores subsistentes aún matan ballenas boreales, las pilas de huesos suelen atraer a los osos polares.
"De hecho, es una ayuda marina brindada por los seres humanos", menciona. "Les están brindando a los osos polares el acceso rutinario a las ballenas boreales que de otro modo no tendrían".
Pero, por supuesto, gran parte de la grasa y de la carne de esas ballenas ya ha desaparecido. Y el mensaje de la investigación de Laidre es que "es una especie de parche, a menos que también puedas hacer algo por la pérdida del hielo marino", expresa Atwood.
Laidre lo explica aún más abiertamente: "Si quieres ver osos polares, necesitamos hielo marino, y la pérdida del hielo marino se vinculó directamente a nuestras actividades y a nuestras emisiones de combustibles fósiles".