Las plantas desalinizadoras producen más salmuera residual de lo pensado
Los centros del mundo producen suficiente cantidad de agua residual como para cubrir Florida con treinta centímetros de profundidad, y aquí se explica por qué este es un posible problema.
A medida que el agua dulce limpia es cada vez más escasa en todo el mundo, especialmente en regiones áridas, como Oriente Medio y África del Norte, aquellos países que pueden costearlo recurren cada vez más a la desalinización. Ese proceso que consume mucha energía extrae la sal del agua de mar (u otra agua salina) y la transforma en agua que es apta para el consumo humano. Actualmente, en todo el mundo, existen alrededor de 16.000 plantas desalinizadoras, ya sean activas o en construcción.
“[Pero] no solo producen agua desalinizada”, explica Manzoor Qadir, investigador de la Universidad de las Naciones Unidas en Canadá. “También producen salmuera”.
La salmuera es agua salada concentrada que queda después de la desalinización. Pero Qadir menciona: “no existe un cálculo integral” de qué cantidad se produce. Por eso, Qadir y sus colegas decidieron calcular un estimado, que se publicó en la revista Science of the Total Environment y se anunció el lunes.
El equipo de Qadir analizó publicaciones disponibles y bases de datos de aproximadamente 20.000 plantas desalinizadoras (incluso algunas que ya no están activas). Dado que no había mediciones específicamente para la producción de salmuera, utilizaron factores, como el tipo de agua de entrada y la tecnología de desalinización utilizada, para aproximar una “proporción de recuperación” de la planta o qué cantidad de salmuera se produce en comparación con el agua desalinizada.
Más salmuera de la esperada
Las publicaciones habían supuesto una proporción uno por uno hace mucho tiempo. Pero el estudio de Qadir determinó que la planta desalinizadora promedio, en verdad, producía 1,5 veces más salmuera que agua desalinizada; cincuenta por ciento más de lo que se creía anteriormente. Esto se traduce a 51,8 mil millones de metros cúbicos de salmuera por año, lo cual, según Qadir, es suficiente para cubrir toda la región de Florida con treinta centímetros de profundidad.
“La información es oportuna e importante”, menciona por correo electrónico John Burt, biólogo del campus de la Universidad de Nueva York en Abu Dabi, quien no está relacionado con el estudio. Explica que la desalinización puede causar una gran cantidad de consecuencias medioambientales potencialmente nocivas.
Lo que podría decirse que es más conocido es la abundante cantidad de combustibles fósiles que suelen utilizarse para proporcionarle energía a las plantas, lo cual causa una cantidad significativa de emisiones. La mayoría de las plantas desalinizadoras trabajan con ósmosis inversa, lo que significa que se necesita energía para empujar el agua a través de una membrana a alta presión para separar la sal. Una planta típica consume un promedio de 10 a 13 kilovatios/hora de energía por cada mil galones procesados. Ese consumo de energía se suma al costo del proceso. Una planta desalinizadora reciente en California costó mil millones de dólares, y ahora proporciona alrededor del siete por ciento del agua potable de la ciudad de San Diego. El costo y las consecuencias medioambientales han alentado a los investigadores a buscar alternativas, lo que incluye el desarrollo de unidades de desalinización y membranas de separación más eficaces que pueden funcionar con energía solar.
Con respecto al ingreso, Burt señala que los organismos pequeños, como larvas de peces y corales, pueden atascarse en la planta. Pero el mayor riesgo aparece del otro lado del proceso, cuando la salmuera regresa al océano (donde se realiza la mayor parte de la desalinización).
“La salmuera tendrá una cantidad considerablemente mayor de salinidad que el agua común del océano”, menciona. “La descarga de salmuera también es cálida”. Esas condiciones, explica, pueden dificultar la supervivencia o el desarrollo de la vida marina en los alrededores inmediatos de la descarga.
¿Carga tóxica?
Sin embargo, lo que más le preocupa a Burt son los químicos que suelen encontrarse en la salmuera. El estudio de Qadir señala al cobre y al cloro como los componentes particularmente problemáticos. Estos químicos se agregan al agua de mar en diferentes etapas en el proceso de desalinización para controlar el crecimiento bacteriano o reducir la corrosión, y muchos terminan en el agua residual.
Burt señala que “la exposición crónica a estos químicos puede generar consecuencias medioambientales en decenas a miles de metros alrededor de las desembocaduras, con contaminantes como metales que posiblemente se acumulen en la cadena alimenticia”.
Burt agrega que, a pesar de que las normas pueden ayudar a mitigar estos riesgos, su aplicación varía enormemente de un lugar a otro. Y, en el golfo Pérsico, donde se produce casi la mitad de la desalinización mundial, indica que la supervisión suele ser muy poca.
Pero no todos están preocupados por la salmuera. “Creo que los miedos relacionados con las consecuencias medioambientales suelen ser exagerados”, mencionó Phillip Roberts, ingeniero en recursos hídricos en Georgia Tech University. Agrega que, a pesar de que el trabajo de Qadir establece un estimativo razonable de qué cantidad de salmuera hay allí afuera, puede ser parte de una “maniobra de distracción”.
Roberts no cree que la cantidad de salmuera sea una medición particularmente útil, porque afirma que incluso esos totales son cantidades bastante pequeñas dada la dimensión de las cosas. “Cómo se desecha es lo que importa. Y podemos deshacernos de ella de manera segura”.
De todas formas, a medida que los recursos hídricos tradicionales continúen reduciéndose y la tecnología de desalinización avance, es probable que esta práctica continúe creciendo. Y, a medida que eso suceda, también habrá más salmuera, lo cual es potencialmente problemático, de acuerdo con Qadir.
“Existe la necesidad de hacerse cargo de estas grandes cantidades de salmuera que producimos”, mencionó. “Creemos que es un buen momento para generar conciencia”.