Las claves para entender la nueva advertencia del IPCC sobre el cambio climático
A través de un informe publicado este lunes, los expertos señalaron que los efectos del cambio climático ya son visibles. De no limitarse las emisiones de GEI, podrían empeorar y tener especial impacto en América Central y del Sur.
Metano, un potente gas de efecto invernadero, libera fuego del suelo en descongelación debajo de un estanque en Fairbanks, Alaska.
Las actividades humanas, principalmente las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) han causado el calentamiento global, advierte el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) a través de un nuevo informe de síntesis lanzado este lunes.
A través de este capítulo de cierre del sexto informe de evaluación que elabora esta entidad los expertos advierten que el ritmo y la escala de las medidas adoptadas hasta el momento, así como de los planes actuales para hacer frente al cambio climático son insuficientes.
La quema de combustibles fósiles y el uso desigual e insostenible de la energía y las tierras durante más de un siglo han provocado un calentamiento global de 1.1 °C por encima de los niveles preindustriales. Como resultado, se han generado impactos cada vez más peligrosos en la naturaleza y las personas, señala un comunicado de prensa del Ipcc.
Además en el documento, aprobado durante una reunión de una semana de duración celebrada en Interlaken (Suiza), los expertos advierten que si bien existe una ventana de oportunidad es necesaria una acción más rápida para asegurar un futuro habitable y sostenible para todos.
La temperatura aumentó considerablemente en el último tiempo
A través del informe, el panel hace especial hincapié en las pérdidas y los daños que ya se han ocasionado y que continuarán en el futuro y advierte que la temperatura global en la superficie ha aumentado más rápido desde 1970 que en cualquier otro periodo de 50 años durante al menos los últimos 2000 años, como consecuencia de las emisiones mundiales de GEI.
Esto ha sido producto de contribuciones desiguales históricas y actuales derivadas del uso insostenible de la energía, el uso de la tierra, los estilos de vida y los patrones de consumo y producción entre regiones y entre individuos.
El panel experto ejemplifica el impacto en números: en 2019 las concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono (CO2) fueron más altas que en cualquier otro momento en al menos 2 millones de años y las concentraciones de metano y óxido nitroso fueron más altas que en cualquier otro momento en al menos 800 000 años.
En tanto, las emisiones medias anuales de GEI durante 2010-2019 fueron superiores a las de cualquier década anterior. En este último año (2019) aproximadamente el 79% de las emisiones procedieron de los sectores de la energía, la industria, el transporte y los edificios y el 22% de la agricultura, la silvicultura y otros usos de la tierra.
El cambio climático genera un impacto negativo en diversos sectores
Las consecuencias del cambio climático ya son visibles. Por ejemplo, a través de muchos fenómenos meteorológicos y climáticos extremos en todas las regiones del planeta. Esto conlleva efectos adversos generalizados y pérdidas y daños relacionados para la naturaleza y las personas.
En este sentido, aclara el IPCC, las comunidades que se ven más afectadas son las que menos han contribuido históricamente al cambio climático. Específicamente, los datos advierten que entre 3300 y 3600 millones de personas viven en contextos muy vulnerables a este escenario negativo.
Algunos de los cambios observados son: aumento del nivel del mar, olas de calor, precipitaciones intensas, sequías y ciclones tropicales.
A su vez, este aumento de los fenómenos extremos expone a millones de personas a una grave inseguridad alimentaria y a una menor seguridad hídrica. Entre las comunidades más afectadas los expertos mencionan a América Central y del Sur.
Sumado a lo anterior, se ha registrado pérdida de especies a nivel mundial. Al respecto, el documento alerta que estos impactos sobre algunos ecosistemas se acercan a la irreversibilidad. Es el caso de los cambios hidrológicos derivados del retroceso de los glaciares, o los cambios en algunos ecosistemas de montaña y árticos provocados por el deshielo del permafrost.
El vapor y el humo se elevan desde las torres de refrigeración y las chimeneas de una central eléctrica, Juliette, Georgia.
La aparición de enfermedades transmitidas por los alimentos y el agua relacionadas con el clima y la incidencia de enfermedades transmitidas por vectores también han aumentado. Y se evalúan algunos problemas de salud mental relacionados con el aumento de las temperaturas, los traumas provocados por los fenómenos extremos y la pérdida de medios de subsistencia y cultura.
Pero eso no es todo, el cambio climático también perjudica a la economía y a los medios de vida de muchas personas por la destrucción de viviendas e infraestructuras y la pérdida de ingresos. A su vez, muchas personas se ven obligadas a desplazarse en busca de un mejor escenario.
Son necesarias medidas de planificación y adaptación
Ante este escenario, el IPCC es tajante e insta a las naciones a planificar e implementar medidas de adaptación. Algunos sectores o regiones ya han progresado en este sentido con beneficios documentados y eficacia variable, dice el informe. Sin embargo, “siguen existiendo lagunas en la adaptación”.
“Los actuales flujos financieros mundiales para la adaptación son insuficientes y limitan la aplicación de las opciones de adaptación, especialmente en los países en desarrollo”, destaca el documento.
Para el IPCC, algunos ejemplos de opciones de adaptación eficaces son: la mejora de los cultivos, la gestión y el almacenamiento del agua, la conservación de la humedad del suelo, el riego, la agrosilvicultura, la adaptación basada en la comunidad, la diversificación de la agricultura, los enfoques de gestión sostenible de la tierra, uso de principios y prácticas agroecológicos y otros enfoques que trabajan con procesos naturales.
A su vez, los enfoques de adaptación basados en los ecosistemas, como el reverdecimiento urbano y la restauración de humedales, han sido eficaces para reducir el riesgo de inundaciones y el calor urbano.
Pese a que existen datos concretos, la entidad ambiental alerta por la falta de eficacia de algunas medidas. En este sentido, reconoce que entre los principales obstáculos a la adaptación se encuentran la escasez de recursos; la falta de compromiso político, del sector privado y de los ciudadanos; la insuficiente movilización de fondos (incluidos los destinados a la investigación); los escasos conocimientos sobre el clima; la limitada investigación y/o la lenta y escasa asimilación de la ciencia de la adaptación; y la escasa sensación de urgencia.
En síntesis, cada incremento del calentamiento global intensificará peligros múltiples y concurrentes. Sin embargo, el Panel resalta que una reducción profunda, rápida y sostenida de las emisiones de GEI provocarían una ralentización perceptible del calentamiento global en aproximadamente dos décadas, así como cambios perceptibles en la composición atmosférica en el plazo de pocos años.
Es vital tomar acción lo más pronto posible, ya que las opciones de adaptación que son factibles y efectivas actualmente se verán limitadas y serán menos efectivas con el aumento del calentamiento global. “La acción climática efectiva es posible gracias al compromiso político, la gobernanza multinivel bien alineada, los marcos institucionales, las leyes, las políticas y las estrategias, y un mejor acceso a la financiación y la tecnología”.
Todas las vías globales modelizadas que limitarían el calentamiento a 1.5 °C sin rebasamiento o con un rebasamiento limitado, y las que limitarían el calentamiento a 2°C implican reducciones rápidas y profundas y, en la mayoría de los casos, inmediatas de las emisiones de gases de efecto invernadero en todos los sectores durante esta década.
Las emisiones globales netas de CO2 se alcanzarían a principios de la década de 2050 y alrededor de principios de la década de 2070, respectivamente.
Para finalizar, el informe es contundente respecto del escenario futuro. La mitigación profunda, rápida y sostenida y la implementación acelerada de acciones de adaptación en esta década reducirían las pérdidas y los daños proyectados para los seres humanos y los ecosistemas generarían muchos beneficios relacionados, especialmente para la calidad del aire y la salud.
En cambio, las medidas retrasadas bloquearían la infraestructura de altas emisiones, aumentarían los riesgos, reducirían la viabilidad y aumentarían las pérdidas y los daños.
Según el Ipcc, las emisiones ya deberían haber disminuido y será necesario reducirlas casi a la mitad de aquí a 2030 si se desea limitar el calentamiento a 1.5 °C.
“Las decisiones y acciones que se tomen en esta década tendrán repercusiones ahora y durante miles de años”, finalizan.