Los 5 consejos sencillos que puedes seguir para vivir de forma más sostenible
Si intentar "ser ecológico" es uno de tus objetivos para 2024, este artículo es para ti.
Markus Ernst, líder de un club de micología con sede en Suiza, busca setas silvestres. Cuando se hace de forma responsable, la búsqueda de setas es un pasatiempo fácil y sostenible.
Es injusto que te pidan que cambies tu vida cotidiana para resolver lo que, según todos los datos científicos, es una crisis medioambiental mundial, sobre todo cuando las emisiones de combustibles fósiles no cesan y los famosos toman aviones privados para recorrer distancias que podrían abarcar fácilmente en coche. Lo entiendo: es agotador.
No estoy aquí para decirte que renuncies a la ducha caliente que te has ganado al final de un largo día. Y todo el mundo necesita una botella de agua de plástico de vez en cuando.
Pero si eres como yo y el estado de nuestro planeta hace caer tu estado de ánimo en picada, he descubierto que cuidar con atención tu pequeño trozo de Tierra puede ayudar a mantener a raya ese temor existencial. Tú, individualmente, no puedes evitar que suba el nivel del mar, pero sí puedes proporcionar un pequeño refugio a las mariposas monarca, en peligro de extinción, plantando unos cuantos bulbos de algodoncillo. ¿Acaso no es ese un gesto muy bonito?
La ciencia demuestra que estas acciones individuales pueden incluso marcar la diferencia en conjunto, sobre todo cuando la gente comparte información y sus opciones sostenibles se extienden de vecino a vecino.
Muchas de estas sugerencias son fáciles y la mayoría te ayudarán a poner los pies en la hierba y las manos en la tierra.
1. Apaga las luces
Qué elegante. Qué sencillo. Activa un interruptor para salvar a los pájaros, las abejas, las luciérnagas y todas las demás criaturas voladoras nocturnas que se ven perjudicadas por la contaminación lumínica.
La contaminación lumínica de esta playa dificulta la puesta de huevos de una hembra de tortuga laúd. La luz disuade a las tortugas de llegar a las costas para anidar.
Desde arriba, las luces de Chicago, Estados Unidos, brillan con fuerza. Según un estudio, reducir a la mitad la contaminación lumínica de la ciudad podría reducir la mortalidad de las aves.
Este tipo de contaminación puede parecer benigna, pero ha convertido la noche en día en un asombroso 80 % del mundo. Esto no solo nubla nuestra visión de las estrellas, sino que altera las señales visuales que indican a la fauna cuándo migrar, cazar y aparearse. Un estudio publicado en 2020 llegó incluso a la conclusión de que la contaminación lumínica, sumada a la amenaza de la pérdida de hábitat y los pesticidas, pone en peligro de extinción a 2000 especies de luciérnagas.
Además de apagar las luces siempre que sea posible, los sensores de movimiento, los reguladores de intensidad y los protectores para las luminarias que dirigen el resplandor nocturno hacia abajo pueden ayudar a reducir la contaminación lumínica.
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2. Composta los restos de comida
Cuando la comida se tira en un vertedero no solo ocupa espacio, sino que también produce metano, un tipo de gas de efecto invernadero que es 25 veces más potente que el dióxido de carbono.
Pero las cáscaras de plátano, de huevo y de cítricos y los tallos de col rizada no son basura: son el principio de la vida. Mezclados con materia orgánica seca, como hojas muertas y recortes de césped, los restos de comida se convierten en un rico abono para el suelo que ayuda a las plantas a crecer.
No descartes el compostaje si vives en un departamento pequeño. Se pueden guardar los restos de comida en un recipiente hermético en la cocina y echarlos en un cubo de compostaje comunitario una vez a la semana. Muchas grandes ciudades ofrecen oportunidades similares para unirse a una cooperativa de compostaje o para depositar las sobras en el mercado agrícola local.
El compost se elabora a partir de una mezcla de restos de comida y desechos de jardín, como hojas rastrilladas. Si se añade a la tierra, ayuda a las plantas a crecer.
Un truco extra: si te preocupa atraer moscas de la fruta o ratones, guarda las sobras en el congelador hasta que vayas a sacarlas.
3. Elige plantas autóctonas para tu jardín
Si anhelas la primavera y tienes la suerte de disponer de espacio para un jardín, plantéate colocar plantas autóctonas.
Una mariposa de enebro se posa en una flor de algodoncillo de Texas. El algodoncillo es una importante fuente de alimento y un hábitat para las mariposas, una de las muchas relaciones que la fauna local ha desarrollado mano a mano con las plantas autóctonas.
Según Drake White, propietario de un vivero de plantas autóctonas, estas requieren menos mantenimiento que las no autóctonas porque ya están adaptadas al clima y al suelo donde se plantan. Eso significa que no requieren un exceso de agua o fertilizante.
Las plantas autóctonas, como el algodoncillo, también son fundamentales para mantener poblaciones de polinizadores en peligro de extinción, como la mariposa monarca.
4. Cosecha tu comida
Durante el apogeo de la pandemia de COVID-19, la búsqueda de comida tuvo su momento. Es fácil, gratis y puedes hacerlo solo o en grupo.
Si de verdad quieres hacer un bien al medio ambiente, busca especies invasoras (plantas y hongos dañinos que no deberían estar aquí). Estas especies foráneas pueden dañar un ecosistema local dificultando el crecimiento de las especies autóctonas e interfiriendo en las delicadas relaciones que estas mantienen con los polinizadores.
Ten mucho cuidado si buscas plantas u hongos que puedan confundirse fácilmente con otras especies mortales. Los hongos de la muerte, por ejemplo, se han extendido por todo el oeste de Estados Unidos y tienen un aspecto similar al hongo polvera.
5. Renuncia a tu césped perfectamente cuidado
No pretendo meterte en un lío con la comunidad de propietarios, pero hay razones para dejar que tu jardín se vuelva salvaje, y las expongo aquí.
El trébol blanco en flor, Trifolium repens, cubre el pasto en Berkshire, Reino Unido. A medida que la sequía se hace más frecuente, los paisajistas buscan alternativas al césped que ahorren agua.
Sí, prometí una lista llena de cambios fáciles, y este no lo es inmediatamente en sí, pero si estás dispuesto a trabajar un poco en la fase inicial, muchas de las alternativas de césped son de más bajo mantenimiento que el césped medio con el tiempo. Requieren menos agua, un mantenimiento mínimo, no contienen fertilizantes nocivos y crean hábitats para la fauna.
Desde la xerojardinería en regiones propensas a la sequía hasta la creación de céspedes hechos de trébol, que hace poco fue un fenómeno en las redes sociales, el movimiento contra el césped está impulsando a los propietarios a replantearse este símbolo de estatus.