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Incluso con temperaturas globales récord: cómo tu mente puede hacer que ignores la crisis climática

2024 fue el año más caluroso de la historia del que se tengan registros. La Tierra sigue batiendo récords de temperatura, pero si no lo parece, puede que estés experimentando este sutil truco mental

En junio de 2024, una ola de calor azotó Los Ángeles, Estados Unidos, y marcó un récord de altas temperaturas. Este tipo de clima extremo se ha convertido en la norma a medida que el planeta se calienta.

Fotografía de Joyce Lee, The New York Times, Redux
Por Maddie Stone
Publicado 13 ene 2025, 08:01 GMT-3

2024 fue el año más caluroso jamás registrado, según los nuevos datos publicados por el Servicio de Cambio Climático de Copernicus. También fue el primer año en que el planeta superó el objetivo de calentamiento global de 1.5 grados Celsius establecido en el Acuerdo del Clima de París. 

Pero dentro de unos años, es poco probable que recuerdes 2024 como un año especialmente caluroso, porque también será uno de los años más fríos del resto de tu vida

Mientras la humanidad siga quemando combustibles fósiles y calentando la Tierra, tu yo futuro recordará el presente como una época de tiempo más tranquilo, inviernos más nevados y temperaturas más suaves. Para los niños nacidos hoy, las condiciones climáticas más calurosas y tormentosas del futuro les parecerán normales.  

Esto se debe a un truco mental conocido como síndrome de la línea de base cambiante, que hace que la gente se acostumbre a las condiciones ambientales que experimenta en cada momento. El fenómeno puede conducir a una erosión gradual de las normas medioambientales de la sociedad, ya se trate de niveles aceptables de contaminación atmosférica o del número de peces en el mar. 

En lo que respecta al cambio climático, el síndrome de la línea de base cambiante puede estar provocando que la sociedad normalice temperaturas progresivamente más cálidas, y una serie de otros impactos planetarios.

Algunos expertos creen que eso es un problema grave. 

“Resolver el cambio climático requiere cambios significativos en el comportamiento individual y colectivo”, señala Masashi Soga, ecólogo aplicado de la Universidad de Tokio. “El síndrome de la línea de base cambiante puede actuar como una poderosa barrera al reducir el reconocimiento social del problema”.

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Izquierda: Arriba:

Un hombre se echa agua fría en la cabeza para refrescarse en un día de calor sofocante en el mar Mediterráneo en Beirut, Líbano, 16 de julio de 2023.

Fotografía de Hassan Ammar, AP Photo
Derecha: Abajo:

La silueta de una mujer se recorta contra el sol poniente mientras los índices de calor son elevados en el Medio Oeste, 20 de agosto de 2023, en Kansas City, Estados Unidos.

Fotografía de Charlie Riedel, AP Photo

Récord de calor en la Tierra

Hace dos años, los científicos del clima hablaban de un nuevo y espectacular récord de temperatura. 2023 no solo fue el año más cálido en casi 175 años de contabilidad, sino que también fue aproximadamente 0.15 grados centígrados más cálido que 2016, el anterior año más cálido registrado. 

En términos planetarios, esto se considera un salto importante.

“Los dos últimos años han sido muy intensos”, sostiene Gavin Schmidt, director del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA, que elabora el registro mundial de temperaturas a partir de miles de estaciones meteorológicas, boyas oceánicas y observatorios marítimos. Aunque Schmidt afirma que las temperaturas han ido aumentando gradualmente desde la década de 1970 y subiendo a un ritmo más rápido durante la última década, “2023 y 2024 realmente destacan”. 

En parte, esto se debe al reciente fenómeno de El Niño, un fenómeno en el que el calentamiento del océano Pacífico tropical aumenta las temperaturas en todo el mundo y provoca efectos meteorológicos en cadena. Pero Schmidt dice que también podría indicar una aceleración del calentamiento global provocado por la humanidad, debido a que “seguimos pisando el acelerador de los gases de efecto invernadero”.

En cualquier caso, las temperaturas seguirán subiendo mientras el ser humano siga añadiendo dióxido de carbono a la atmósfera.

En la próxima década, comenta Schmidt, es probable que el mundo supere permanentemente el umbral de calentamiento de 1.5 grados Celsius, lo que significa que el planeta lo cruzará sistemáticamente la mayoría de los años, si no todos. A partir de ahí, el futuro se presenta cada vez más caluroso: las políticas climáticas actuales conducirán a un calentamiento de unos 3 grados en 2100.

Junto con el aumento de las temperaturas, los científicos esperan que sigan aumentando las precipitaciones extremas, los días excesivamente calurosos y las catástrofes relacionadas con el clima, como los incendios forestales y las sequías.

“Por cada décima de grado, estos fenómenos serán más intensos y fuertes”, subraya Schmidt.

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    Imagen de larga exposición del termostato del Centro de Visitantes de Furnace Creek tomada poco después de las 22:00 horas, en el Parque Nacional del Valle de la Muerte, California, el 7 de julio de 2024.

    Fotografía de Ty ONeil, AP Photo

    Qué es el síndrome de la línea de base cambiante

    Aunque los cambios en el sistema climático de la Tierra son profundos, las encuestas sugieren que la mayoría de los estadounidenses, y muchas otras personas en el mundo, no están muy preocupados por la crisis planetaria. Algunos siguen negando los hechos básicos del cambio climático. Pero para la mayoría de los que aceptan que se está produciendo un calentamiento causado por los humanos, otros factores sociales y psicológicos, como el síndrome de la línea de base cambiante, pueden estar atenuando su preocupación.

    El concepto de síndrome de la línea de base cambiante se desarrolló por primera vez en la década de 1990 en el contexto de la pesca. Los investigadores descubrieron que los pescadores más jóvenes solían percibir las poblaciones de peces actuales como normales, incluso cuando las generaciones mayores las percibían como disminuciones drásticas.

    Desde entonces, los científicos han encontrado pruebas de que las generaciones más jóvenes tienden a tener menores expectativas medioambientales que sus mayores en una amplia gama de contextos, desde la biodiversidad hasta la abundancia de recursos naturales. 

    “En principio, el síndrome de la línea de base cambiante es relevante para todos los retos medioambientales”, afirma Soga, de la Universidad de Tokio. 

    Eso incluye el cambio climático. En un reciente estudio sobre cómo se modifican las bases de referencia medioambientales de una generación a otra, Soga y sus colegas hallaron “muchos estudios” que indican que a la gente le cuesta darse cuenta de los cambios graduales del clima.

    “Los individuos más jóvenes, en comparación con los mayores, suelen ser menos propensos a percibir cambios en los patrones climáticos, como aumentos de las precipitaciones o la temperatura”, señala el ecólogo. 

    La mayoría de estos estudios se realizaron en países de renta baja, y muchos se centraron en los agricultores. Soga sospecha que los habitantes de los países más ricos “probablemente se vean más afectados por el cambio de las líneas de base”, porque suelen estar menos expuestos directamente a los efectos del cambio climático.

    Si bien hay muchas pruebas de que las líneas de base climáticas pueden cambiar de generación en generación, no está claro en qué medida las personas están normalizando los cambios a lo largo de sus vidas. 

    Un estudio de 2019 sobre tuits relacionados con el clima descubrió que los usuarios de Twitter (ahora X) dejaban de encontrar llamativo el calor o el frío extremos cuando se producían estos fenómenos durante varios años seguidos. Pero otras investigaciones recientes sugieren que los estadounidenses están cada vez más preocupados por el calor extremo (y conectando los puntos entre el clima cálido y seco que experimentan y el cambio climático). 

    “Según nuestras investigaciones, la gente sí se da cuenta de que el tiempo donde vive ha cambiado con el correr de los años”, afirma Ed Maibach, que dirige el centro de Comunicación sobre el Cambio Climático de la Universidad George Mason. “Si llevan en ese lugar el tiempo suficiente para haberse dado cuenta”.

    (Descubre: Cómo se adaptan los animales al aumento de los incendios forestales)

    ¿Los cambios en las líneas de base están frenando el progreso climático?

    A Soga le preocupa que el síndrome de las líneas de base cambiantes pueda estar frustrando el progreso medioambiental. 

    Si nuestra comprensión colectiva de lo que es un medio ambiente “prístino” se deteriora con el tiempo, podría disminuir el apoyo a las políticas de conservación ambiciosas y hacer que los legisladores establezcan objetivos más débiles. También podría dificultar la voluntad de las personas de actuar por su cuenta.

    “Los estudios demuestran que los individuos que perciben con fuerza la degradación del medio ambiente son más propensos a emprender acciones de conservación”, destaca el ecólogo.

    Pero Adam Aron, que dirige el Laboratorio de Psicología y Acción Climática de la Universidad de California en San Diego, duda de que la amnesia medioambiental sea lo que está frenando una movilización masiva para combatir el cambio climático. Incluso en lugares donde mucha gente es consciente de que se está produciendo una crisis, afirma, no actúa necesariamente ni exige a sus cargos electos que lo hagan. Si queremos que la gente no solo cambie de opinión sobre el cambio climático, sino que modifique su comportamiento, Aron cree que se necesitan enfoques no analíticos”.

    “Las vías no analíticas son las normas sociales”, desarrolla. “La gente que me rodea está haciendo cosas. Todos mis vecinos han puesto paneles solares y han electrificado sus casas. Yo también voy a hacerlo”. 

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