Las botellas de plástico expuestas al calor extremo podrían ser perjudiciales para la salud
Antes de beber agua de una botella de plástico para mantenerte hidratado, deberías pensar dos veces si la botella también se ha estado sufriendo el calor del sol.
“Cuanto más expuesta al calor, más cantidad de químicos pueden pasar a los alimentos o al agua potable”, afirma Rolf Halden, director del Center for Environmental Health Engineering del Biodesign Institute, Arizona State University.
La mayoría de los artículos de plástico liberan una pequeña cantidad de productos químicos en las bebidas o alimentos que contienen. A medida que aumenta la temperatura y cuanto más tiempo transcurre, los enlaces químicos en el plástico se van rompiendo cada vez más y los químicos tienen más probabilidades de lixiviar. Según la FDA, las cantidades de sustancias químicas son demasiado pequeñas como para causar problemas de salud, pero los científicos, que analizan los efectos a largo plazo, afirman que todas esas pequeñas dosis podrían acumularse de manera considerable.
Una botella de un solo uso en un caluroso día de verano
La mayoría de las botellas de agua que se encuentran en los estantes de los supermercados están hechas de un plástico llamado tereftalato de polietileno o PET. Se lo clasifica con el número de reciclaje uno y es aceptado por la mayoría de los programas de reciclaje en la acera.
Un estudio realizado por científicos en la Arizona State University en 2008 analizó cómo el calor aceleró la liberación de antimonio en las botellas de PET. El antimonio se utiliza para fabricar plástico y el NIH informa que, en altas dosis, puede ser tóxico. En un clima templado de unos 20 grados, los investigadores midieron los niveles seguros de la sustancia química en el agua embotellada. Pero cuanto más caluroso era el día, más rápido se contaminaba el agua.
En verano, un automóvil puede alcanzar temperaturas de más de 66 grados. Se han llevado a cabo experimentos en un laboratorio que revelaron que, luego de 38 días, las botellas de agua expuestas a esa temperatura presentaban niveles de antimonio que excedían las recomendaciones de seguridad.
"Como regla general, sí, el calor ayuda a romper los enlaces químicos en plásticos como botellas de plástico, y esos químicos pueden migrar a las bebidas que contienen", afirma Julia Taylor, una científica que investigó sobre plásticos en la University of Missouri.
En 2014, los científicos encontraron altos niveles de antimonio y un compuesto tóxico llamado BPA en el agua comercializada en botellas de agua chinas. En 2016, los científicos encontraron un elevado nivel de antimonio en el agua embotellada que se vende en México. Ambos estudios probaron el agua proyectando los peores escenarios, en condiciones que excedían los 66 grados.
Según la International Bottled Water Association (Asociación Internacional de Agua Embotellada), el agua embotellada debe mantenerse en las mismas condiciones en que los consumidores conservan otros alimentos.
Halden afirma: “El agua embotellada tiene un papel importante en situaciones de emergencia. Si corres riesgo de deshidratación, no importa en qué envase se encuentre. Pero para el consumidor promedio realmente no conviene usar estas botellas".
¿Y los envases reutilizables?
Las botellas de agua que se pueden usar repetidamente se fabrican principalmente con polietileno de alta densidad (HDPE) o policarbonato. Los programas de reciclaje aceptan el HDPE (código de reciclaje número dos) pero el policarbonato es más difícil de reciclar (código de reciclaje número siete).
Para que esas botellas obtengan su brillo y dureza, los fabricantes suelen utilizar bisfenol-A o BPA, un compuesto que ha sido repudiado por su toxicidad. El BPA es un disruptor endocrino, lo que significa que puede interrumpir la función hormonal normal y provocar una serie de graves problemas de salud. Los estudios han vinculado el compuesto al cáncer de mama.
La FDA prohíbe que se utilice el BPA en biberones y las tazas para sorber, pero no ha encontrado pruebas que respalden otras restricciones.
Por las dudas, muchos fabricantes han respondido a las inquietudes de los consumidores fabricando productos que no contengan BPA.
"Que no contenga BPA no significa necesariamente que sea seguro”, explica Taylor. Y señala que el bisfenol-S suele utilizarse como alternativa a pesar de que es "estructuralmente similar al BPA y tiene propiedades muy similares".
Con respecto a lo que ocurre con el agua cuando se deja en recipientes de agua reutilizables a altas temperaturas, se han realizado menos estudios, pero en la investigación realizada, cuando se vertió agua hirviendo en policarbonato, se lixivió más BPA.
"La conclusión es que, siempre que sea posible, el vidrio es más conveniente que el plástico", sostiene Taylor. "Si no es así, la recomendación es mantener la botella de agua en una bolsa o tapada cuando no esté en uso (sin exposición a la luz solar durante largos períodos de tiempo), y no dejar las botellas de plástico en un automóvil al sol, ya que las temperaturas aumentan rápidamente en esta época del año".
¿Cuál es el panorama general?
En términos generales, la cantidad de sustancias químicas que una persona puede consumir por comer o beber de un recipiente plástico que se ha dejado expuesto al calor no afectará la salud de la persona. Pero Halden sostiene que deberíamos preocuparnos por la cantidad de plástico a la que estamos acostumbrados a diario.
“Si bebes agua de una botella de PET, ¿esto afectará tu salud? Probablemente no. Pero si bebes 20 botellas al día, entonces la cuestión de la seguridad es completamente diferente".
Señala que, a largo plazo, consumir productos con envases de plástico o estar expuestos a microplásticos cuando bebemos agua es potencialmente más perjudicial para la salud.
Para mantenerse hidratado mientras viaja, Halden, por ejemplo, opta por una botella de agua metálica en lugar de una plástica reutilizable.
"Si no lo quieres en tu cuerpo, no fomentes el uso de este material en la sociedad", sostiene.