Tiburones y rayas en peligro: sus poblaciones han disminuido un 70 por ciento en los últimos 50 años
A pesar de este declive, los expertos aseguran que aún existen soluciones como regular el comercio internacional de tiburones y fomentar pesquerías más sostenibles.
Un tiburón martillo gigante nada en las Bahamas. La especie se encuentra en peligro crítico de extinción.
Los tiburones y las rayas tuvieron alguna vez su época dorada. El mako de aleta corta, el tiburón más rápido del planeta, perseguía a sus presas a más de 30 km por hora; mientras que los tiburones martillo surcaban la amplitud del océano buscando alimento con sus característicos ojos apartados y otros órganos sensoriales especializados. Estos animales recorrían enormes distancias en mares abiertos. Por eso, muchos pescadores, e incluso a algunos biólogos, creyeron imposible que la pesca excesiva pudiera alguna vez ponerlos en peligro.
Nicholas Dulvy, copresidente del Grupo de Especialistas en Tiburones de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, recuerda que "hace una década hubiésemos tenido arduos debates a la hora de incluir un tiburón oceánico en la lista de especies amenazadas".
Hoy, un análisis detallado de las cifras de población actuales e históricas brinda un panorama más claro...y desesperanzador. Dulvy y el coautor Nathan Pacoureau, ambos de la Universidad Simon Fraser en Canadá, encontraron que las poblaciones de 18 especies de tiburones y rayas han disminuido en un 70 por ciento desde 1970, según indicaron en el estudio publicado en la revista Nature esta semana. A este ritmo, muchas de las especies podrían desaparecer por completo en una década o dos, advierten los autores.
Cuando el equipo analizó los números del tiburón de puntas blancas, una especie muy común en 1970, "simplemente nos quedamos mudos", cuenta Dulvy.
La población de este tiburón “había disminuido en un 98 por ciento en los últimos 60 años. Ese patrón se repitió en los tres océanos". La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza hoy considera que la especie se encuentra en peligro crítico.
El tiburón martillo común y el tiburón martillo gigante han corrido casi la misma suerte. Aunque las pesquerías rara vez apuntan a los tiburones oceánicos, si llegan a hacerlo, suelen aprovechar la captura para vender su carne, aletas, branquias y aceite de hígado.
Esta es una muy mala noticia tanto para los tiburones como para la conservación de todas las especies del océano, ya que estos grandes depredadores desempeñan un papel crucial en la red alimentaria, como controlar a los depredadores más pequeños, explican los expertos.
Una red de cerco rodea a los peces en la isla Iturup en el Lejano Oriente de Rusia. Con esta técnica de pesca también se suelen atrapar tiburones.
En busca de datos
Para el estudio, Dulvy y Pacoureau recopilaron todos los datos sobre esas 18 especies que pudieron encontrar en todo el mundo, muchos de ellos archivados en informes gubernamentales o acumulando polvo en discos duros antiquísimos.
Gracias a la creciente toma de conciencia sobre la conservación de los tiburones, las agencias de gestión pesquera comenzaron a recoger datos sobre tiburones, y brindaron al equipo una gran cantidad de información reciente.
Los científicos juntaron en total unos 900 conjuntos de datos que abarcan de 1905 a 2018, y cada grupo registra los cambios de población de una especie a lo largo del tiempo, dentro de una región determinada. Con la ayuda de expertos internacionales y modelos informáticos, el equipo extrapoló estos datos para hacer una estimación de las disminuciones a nivel global.
También tuvieron en cuenta el desarrollo de técnicas de pesca en mar abierto. Las líneas largas con cientos de anzuelos o enormes redes de cerco suelen capturar tiburones de forma accidental. El uso de estos equipos se ha duplicado en el último medio siglo, y el número de tiburones oceánicos que quedan capturados en ellos casi se ha triplicado.
“Teniendo en cuenta que los tiburones son cada vez menos frecuentes, esto significa que la posibilidad de que un tiburón sea capturado es ahora 18 veces mayor que en 1970”, explica Dulvy.
Dulvy agrega que el estudio contiene muchos datos inciertos, y que los autores probablemente no hayan contado la reducción de la especie en todas las regiones, sobre todo en áreas donde hay sobrepesca desde hace muchas décadas.
Los peces tropicales son los más afectados
La mayor disminución se produjo en las poblaciones de tiburones y rayas en los trópicos, donde la pesca de altura se ha expandido en las últimas décadas.
Dado que cada vez hay menos tiburones y rayas de gran tamaño, las pesquerías apuntan más a especies más pequeñas, cuenta la coautora Holly Kindsvater, bióloga de poblaciones de Virginia Tech que ha estudiado varias especies de rayas diablo, y afirma que la disminución de muchas poblaciones de esta especie pueden haberse reducido en un 85 por ciento en los últimos 15 años.
Aunque la gente come su carne, sus branquias han ganada gran popularidad en la medicina china. Este cambio muestra cómo los pescadores pueden ir alternando con otras especies cuando su presa objetivo escasea, explica.
“No creo que haya muchos barcos en alta mar que apunten a cazar exclusivamente tiburones y rayas. Pero si comenzaste pescando atún y hubo sobrepesca, empezarás a buscar otras cosas y también encontrarás la manera de venderlas".
Posibles soluciones
El impacto de la sobrepesca, accidental o no, en los tiburones debería hacer que los gobiernos impongan más regulaciones, para que la pesca sea sostenible, explica Dulvy. Y agrega que también es importante limitar el comercio internacional de especies vulnerables de tiburones y rayas.
Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer. Hace poco, la Unión Europea y Estados Unidos desecharon una propuesta para prohibir la pesca del mako dientuso en peligro de extinción en el Atlántico Norte, en parte porque la mayor parte de la captura la realiza España, comenta Dulvy.
"Cuando se trata de establecer regulaciones, los tiburones se dejan para el final, y hay un poco de resistencia para lidiar con ellos", dice.
Se ha demostrado que las prohibiciones de este tipo funcionan en otras especies, afirma David Sims, biólogo de la Universidad de Southampton del Reino Unido que no participó en este estudio. Sims ha publicado una investigación que revela algunos indicativos esperanzadores en cuanto a los tiburones blancos y tiburones cailón en el Atlántico noroeste, los cuales reciben protección frente a la pesca.
Según Sims, también se podrían crear reservas marinas o separar las zonas de no pesca en los puntos más frecuentados por los tiburones.
Jessica Cramp, fundadora de la organización de investigación y conservación marina Sharks Pacific y exploradora de National Geographic, coincide con esa propuesta. Ha trabajado en la creación de varias áreas protegidas y un santuario de tiburones en las Islas Cook para ayudar a especies migratorias, como los tiburones.
"Así se podría proteger a especies como el tiburón de puntas blancas y el tiburón sedoso, que, como ha demostrado este estudio, están en graves problemas".