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Estas son las mayores amenazas para la salud de las mujeres de 60 años

Las afecciones coronarias, cognitivas y metabólicas aumentan en prevalencia cuando las mujeres superan los 60 años, por lo que son necesarios controles específicos para prevenirlas.

Las mujeres de 60 años deben estar atentas al deterioro cognitivo, la osteoporosis y las afecciones cardiacas, entre otros posibles problemas de salud.

Fotografía de Photographs by Hannah Whitaker, National Geographic
Por Tara Haelle
Publicado 1 jul 2024, 07:54 GMT-3

Un número sorprendente de mujeres no lo sabe, pero el mayor riesgo para su salud a los 60 años son las enfermedades cardiacas. Es la principal causa de muerte en este grupo en Estados Unidos, por lo que muchas recomendaciones clave se centran en mantener la salud cardiovascular. 

Según datos de la Sociedad Interamericana de Cardiología, en tanto, las enfermedades cardiovasculares son responsables del 35% de las muertes de mujeres a nivel mundial, lo que equivale a 18.6 millones de decesos al año.

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También es importante conocer y reconocer los síntomas de un infarto de miocardio, porque suelen ser diferentes entre sexos. Aunque las mujeres pueden experimentar el típico dolor torácico asociado a un infarto, son más propensas que los hombres a experimentar una combinación de síntomas, explica Stacey Rosen, cardióloga de Northwell Health en Nueva York.

"Suelen tener dificultad para respirar, dolor torácico, dolor de espalda y una fatiga que es fácil de descartar", describe Rosen. "La mujer tiene ese sentido arácnido. Si algo no está bien, es necesario que se haga revisar porque se convierte en un momento peligroso".

A los 65 años, las mujeres de Estados Unidos tienen derecho al Medicare (el programa federal de seguro médico financiado por el gobierno que sustituye a los seguros privados de las personas) y todas las personas de este grupo de edad deberían aprovechar el examen de bienestar inicial "Bienvenido a Medicare" que se cubre en el primer año del programa. 

Este examen ofrece tanto al proveedor como al beneficiario del programa la oportunidad de obtener una instantánea completa de su estado de salud actual y de sus mayores riesgos, así como de revisar los servicios sanitarios preventivos y las pruebas de detección que debería realizarse.

De hecho, Medicare cubre un examen de bienestar cada año. Según Jorge Ruiz, geriatra del Memorial Healthcare System de Hollywood (Florida), en estos exámenes probablemente se le realizarán pruebas básicas de detección de la pérdida de audición y de salud cognitiva y cada médico revisará qué otras recomendaciones puede hacer.

Pero es necesario tener en cuenta, añade Ruiz, que "se trata de lineamientos que no deberían ser demasiado rígidos, sobre todo a medida que uno envejece". Cada médico debe considerar los riesgos y beneficios de las pruebas de detección para el estado de salud específico de cada paciente a medida que se acerca a sus años dorados.

En la Región de las Américas, por su parte, la iniciativa Hearts, que ya se implementa en 33 país y cuenta con el apoyo técnico de la Organización Panamericana de la Salud, tiene como objetivo convertirse para 2025 en el modelo de manejo de riesgo cardiovascular en la atención primaria de la salud, incluyendo hipertensión, diabetes y dislipidemia. 

Salud cardiovascular, metabólica y cerebral en las mujeres

Casi la mitad de los adultos tiene hipertensión, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, pero solo uno de cada cuatro adultos la tiene bajo control. Cuando la hipertensión no está controlada, aumenta considerablemente el riesgo de cardiopatía y accidente cerebrovascular, por lo que colaborar con el médico para mantenerla por debajo de 130/80 es muy importante para la salud cardiovascular.

Otra razón para cuidar el corazón es el otro órgano por el que la gente empieza a preocuparse a medida que envejece: el cerebro. El riesgo de demencia empieza a aumentar por encima de los 65 años, por lo que "ser proactivo para reducir el riesgo de demencia es obviamente muy importante", afirma Thomas Wisniewski, neurólogo de NYU Langone Health.

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"Lo que es bueno para el corazón es bueno para el cerebro", en particular porque este es el órgano más "hambriento de oxígeno" del cuerpo. "Tener un sistema vascular sano es muy importante para la salud y la capacidad de recuperación del cerebro, por lo que mantenerse físicamente activo es muy protector", así como mantener bien controlados problemas médicos como el colesterol alto, la hiperglucemia y la hipertensión.

Otras formas de reducir el riesgo de deterioro cognitivo son seguir una dieta mediterránea, dormir lo suficiente, mantenerse mentalmente activo y someterse a pruebas de apnea del sueño si se ronca (el riesgo aumenta con la edad). "Sé variado con la estimulación mental", aconseja Wisniewski. "Leer, comentar lo que se lee, ser socialmente interactivo, hacer cosas nuevas, tomar clases, aprender de adultos, completar crucigramas o sudokus, armar rompecabezas... todas esas cosas en conjunto son muy beneficiosas".

Lo que no es beneficioso es beber demasiado alcohol. Las borracheras y los problemas con la bebida han ido aumentando en los adultos mayores. Sin embargo,  los riesgos del alcohol, incluido el riesgo de demencia y la sensibilidad a los efectos de la bebida empiezan a aumentar a medida que se envejece.

Por último, aunque parezca obvio, "evita los traumatismos craneales", advierte Wisniewski. En ese sentido, el especialista recomienda a los adultos mayores que utilicen bicicletas estáticas en lugar de cintas de correr o elípticas, por ejemplo, porque el riesgo de caídas es menor.

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Mujeres de 60 años: posmenopausia, síntomas, riesgos y tratamientos

La edad media de la menopausia son los 51 años, pero para muchas mujeres los síntomas posmenopáusicos pueden prolongarse hasta los 60 años. Ello implica equilibrar el control de esos síntomas con los riesgos potenciales de algunos tratamientos

Para la mayoría, los beneficios de la terapia hormonal a lo largo de los 50 superan los riesgos, como el aumento de posibilidades de hemorragias vaginales, coágulos sanguíneos, ictus, demencia y ciertos cánceres, porque estos riesgos son bajos para las mujeres de este grupo de edad. 

Pero al llegar a los 60, ese cálculo empieza a cambiar. La terapia hormonal se relaciona con un menor riesgo de cardiopatía coronaria en menores de 60 años, por ejemplo, pero los riesgos pueden aumentar a medida que envejecen.

"Los estudios han demostrado que a partir de los 60 años los riesgos empiezan a subir", sostiene Angela Wilson, ginecóloga obstetra de Montefiore Einstein Advanced Care. "Si la paciente sigue tomando hormonas de sustitución y se acerca a los 60, es entonces cuando empiezo a intentar reducirlas gradualmente", aunque no es prudente dejar de tomarlas de golpe, añade. Una interrupción repentina puede suponer un shock para el sistema y hacer que reaparezcan los síntomas iniciales.

De nuevo, no se trata de una recomendación universal. Wilson tiene algunas pacientes que continúan con la terapia hormonal a dosis bajas hasta los 60 años porque su calidad de vida se resiente demasiado sin ella. Lo importante es hablar de los síntomas con el médico y evaluar las ventajas y los riesgos específicos de cada caso.

Aunque muchas personas dejan de consultar a su ginecólogo después de los 65 años, dice Wilson, hay razones para continuar, como el riesgo de prolapso de órganos pélvicos, cuando uno o más órganos pélvicos (como la vagina, la vejiga, el útero, la uretra o el recto) que caen de su posición, a menudo abultándose en la vagina. Hasta la mitad (o más) de las mujeres experimentan prolapso y el riesgo aumenta con la edad, dando lugar a menudo a incontinencia.

En general, la incontinencia urinaria y fecal es más frecuente a partir de los 70 años, pero puede empezar mucho antes, sobre todo en las mujeres que han tenido partos complicados, como un parto vaginal con un bebé grande, o laceraciones de tercer o cuarto grado.

"Esas mujeres a menudo pueden desarrollar algo de incontinencia fecal", ya sea fuga o incontinencia de urgencia, en la que no pueden llegar al baño a tiempo una vez que sienten la necesidad de ir, explica Rajeev Jain, gastroenterólogo de Texas Digestive Disease Consultants. "Es frecuente, pero como se percibe como algo vergonzoso, nadie habla tanto de ello".

Otro aspecto de la salud del que pueden ser reacias a hablar es la salud sexual, ya sea la sequedad vaginal, el dolor durante el coito o los cambios en su deseo sexual, sostiene Rosen. “Es injusto que las mujeres sientan que por ser mayores ya no importa. Centrarse en la salud sexual es importante", detalla. En ese sentido, aconseja que, al experimentar dolor, pérdida de libido u otros problemas sexuales, hablar con un médico sobre las opciones de tratamiento ahora que existen varias.

Pruebas para detectar cáncer en mujeres de 60 años: ¿con qué frecuencia deben realizarse?

Como en décadas anteriores, toda mujer debe continuar con la mayoría de sus revisiones oncológicas. Sin embargo, existe una excepción: el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos (USPSTF, por sus siglas en inglés), un panel independiente de expertos que revisa la evidencia sobre la prevención de muchas afecciones de salud, recomienda que las mujeres dejen de someterse a controles de cáncer de cuello de útero a partir de los 65 años siempre que se hayan sometido a las revisiones adecuadas hasta ese momento y no tienen un riesgo elevado de padecerlo.

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En cualquier caso, es necesario que para no continuar con las revisiones, cada mujer haya obtenido un "cribado adecuado". Es decir,  tres citologías consecutivas negativas, o dos citologías consecutivas negativas con pruebas conjuntas (una citología y la prueba del virus del papiloma humano (VPH) de alto riesgo), en la última década.

Sin embargo, si ha tenido una lesión precancerosa, el control debe continuar durante los 20 años siguientes, incluso después de los 65 años. Si tiene un riesgo más elevado de padecer cáncer de cuello uterino, por ejemplo por haber estado expuesta prenatalmente al fármaco dietilestilbestrol, debe comentar las opciones de cribado con su médico.

El resto de pruebas de detección del cáncer que sí deben continuar:

1) El cribado del cáncer colorrectal, más eficaz con una colonoscopia cada 10 años, se recomienda hasta los 75 años.

2) Se recomiendan mamografías cada dos años para el cribado del cáncer de mama hasta los 74 años.

3) Se recomienda el cribado del cáncer de pulmón hasta los 80 años para quienes tengan un historial de 20 paquetes al día (por ejemplo, un paquete al día durante 20 años o dos paquetes al día durante 10 años) y fumen en la actualidad o lo hayan dejado en los últimos 15 años.

Boca, ojos, huesos y piel: los cuidados que hay que tener en cuenta

A medida que las mujeres envejecen tras la menopausia, empiezan a perder masa muscular y densidad ósea. El ejercicio de fuerza y resistencia puede ayudar a mantener los músculos fuertes, lo que es importante para reducir el riesgo de caídas a medida que se envejece. Para cuidar su salud ósea, el USPSTF recomienda actualmente que las mujeres empiecen a someterse a pruebas de detección de osteoporosis a los 65 años.

Es muy probable que necesite ponerse unas gafas de lectura, ya que su vista sufre el declive habitual de la edad. Pero hay otras razones para someterse a un examen oftalmológico cada uno o dos años: el riesgo de glaucoma (una enfermedad que daña el nervio óptico del ojo) aumenta en las personas mayores de 60 años, sobre todo diabéticas o con antecedentes familiares de esta dolencia.

Los cambios hormonales de la menopausia pueden afectar a las encías, y la salud bucal está estrechamente ligada a la salud del corazón, por lo que hay que someterse a revisiones dentales cada seis meses, indica por su parte Julie Kim, dentista de la Universidad de California en Los Ángeles. 

Los adultos mayores también pueden desarrollar sequedad en la boca, a menudo debido a los medicamentos que toman, pero beber agua y masticar chicle puede ayudar, dice Kim. Si no es suficiente, también hay otros tratamientos.

A medida que las mujeres alcanzan los 60 años y más, notarán que su piel se vuelve más fina, seca y propensa a sufrir daños, asegura April Armstrong, dermatóloga de la Universidad de California en Los Ángeles. "Necesitan más protección", asegura, lo que incluye estar más atentas a la protección solar, mantenerse bien hidratadas y utilizar protección física durante la práctica de deportes u otras actividades que puedan provocar hematomas o traumatismos cutáneos.

El Grupo de Trabajo sobre Servicios Preventivos de los Estados Unidos no recomienda pruebas rutinarias de detección del cáncer de piel en adultos asintomáticos. Pero muchos dermatólogos aconsejan a las personas con mayor riesgo de padecer cáncer de piel, como las que tienen antecedentes familiares o la piel clara, que se realicen autoexámenes mensuales y se sometan a una revisión cada año, sobre todo porque el riesgo de cáncer de piel aumenta después de los 50 años, dice Armstrong.

Cuáles son las vacunas recomendadas para las mujeres mayores de 60 años

A medida que el cuerpo envejece, también lo hace el sistema inmunitario. Los adultos de 60 años o más son más susceptibles a las infecciones y no pueden combatirlas tan fácilmente como en su juventud. Esto significa que vacunarse según recomendación médica es más importante que nunca.

Aunque se haya saltado la vacuna contra la gripe estacional o la vacuna anual COVID en el pasado, ahora es el momento de empezar a convertir esas vacunas en un hábito anual. Cada temporada, los adultos de 60 años o más constituyen la mayoría de las hospitalizaciones por gripe y la mayoría de las muertes. Entre 2022-2023, por ejemplo, más de la mitad de todas las hospitalizaciones por gripe y siete de cada 10 muertes por gripe correspondieron a adultos de 65 años o más.

También se recomiendan las siguientes vacunas para reducir el riesgo de enfermedad infecciosa, hospitalización, discapacidad y muerte:

1) Los adultos de 60 años o más deben recibir una de las dos vacunas contra el virus respiratorio sincitial (VRS), una enfermedad respiratoria que mata a entre 6000 y 10 000 adultos mayores cada año.

2) Se recomienda a los adultos mayores de 65 años que se vacunen contra la neumonía neumocócica si no lo han hecho antes.

3) Los adultos deberían haber recibido dos dosis de la vacuna contra el herpes zóster después de cumplir 50 años. Pero no es demasiado tarde si no ha recibido ambas dosis.

Por último, si naciste en 1957 o después, ya deberías haber recibido al menos una dosis de la vacuna contra el sarampión en la infancia. Pero con los brotes que se están produciendo en la actualidad, podrías considerar la posibilidad de recibir una segunda dosis si trabajas en la asistencia sanitaria, en un centro de cuidados a largo plazo, en una guardería o si vas a viajar al extranjero.

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