Los 3 mitos y verdades sobre el universo que debes conocer

Todos podemos observar la tonalidad amarilla del Sol, pero ¿es realmente ese su color? ¿Titilan las estrellas? ¿Los agujeros negros pueden devorarlo todo? Estos son algunos mitos y verdades sobre el universo, según la ciencia.

Por Redacción National Geographic
Publicado 2 oct 2024, 17:57 GMT-3
El telescopio espacial James Webb se lanzó el 25 de diciembre de 2021 con el propósito ...

El telescopio espacial James Webb se lanzó el 25 de diciembre de 2021 con el propósito de estudiar cada fase de la historia del universo. Esta imagen tomada por Webb muestra el corazón de M74, también conocida como la Galaxia Fantasma.

Fotografía de ESA WEBB, NASA & CSA, J. LEE AND THE PHANGS-JWST TEAM

El universo, esa enorme extensión de espacio que contiene toda la materia y la energía existente, ha captado la atención de los humanos desde tiempos remotos. Los antiguos babilonios y los griegos, por ejemplo, hicieron grandes avances incluso en el primer milenio antes de Cristo. Pero, a pesar de ser la astronomía una ciencia antigua que ha permitido conocer más sobre el universo, todavía persisten en el imaginario algunos mitos.

La Semana Mundial del Espacio tiene lugar entre el 4 y el 10 de octubre como iniciativa de la Asamblea General de las Naciones Unidas para celebrar las contribuciones de la ciencia y la tecnología espaciales a la mejora de la condición humana. Para conmemorar esta fecha, National Geographic reunió 3 mitos populares sobre el universo y las definiciones de la ciencia al respecto.

Cada mañana el sol aparece por el oriente y sus rayos llegan a la Tierra. Podemos percibir que tiene una tonalidad. Pero ¿esta estrella es realmente amarilla? Los científicos indican que existen diferentes respuestas válidas.

Tal como explica un artículo de la NASA, el Sol continuamente emite radiación en muchas longitudes de onda, desde el infrarrojo muy largo hasta las longitudes de onda ultravioleta muy cortas, o los rayos X y gamma durante las erupciones solares muy calientes. Aunque “emite la mayor parte de su energía alrededor de los 500 nanómetros, que es cerca de la luz azul-verde”. En otras palabras, “se podría decir que el Sol es azul-verde”, afirma la agencia espacial.

No obstante, por encima de la atmósfera, por ejemplo en la Estación Espacial Internacional, el Sol se puede percibir blanco. Esto se debe a que emite intensamente en todos los colores visibles, desde el rojo hasta el azul. “Nuestros ojos, que tienen tres receptores de color en las células cónicas, informan al cerebro de que cada receptor de color está completamente saturado con colores significativos que se reciben en todas las longitudes de onda visibles. Luego, nuestro cerebro integra estas señales en un color blanco”, explica la NASA.

Visto desde el espacio, el Sol puede parecer blanco debido a la combinación de todos los colores visibles. En la Tierra, la atmósfera afecta la percepción del color de la estrella al dispersar más la luz azul que la roja.

Fotografía de Katie Orlinsky

En la Tierra, la percepción cambia gracias a la atmósfera. Al atravesar esta capa, la luz azul de longitud de onda más corta se dispersa mejor que la luz roja de longitud de onda más larga, perdiendo así parte del tinte azul del Sol. Al mismo tiempo, al pasar la atmósferatodas las longitudes de onda de la luz visible se atenúan, de modo que la luz que llega a nuestros ojos no satura inmediatamente los receptores cónicos, lo que permite que el cerebro perciba el color de la imagen con un poco menos de azul

Por ese motivo, durante los amaneceres y atardeceres, cuando la luz solar pasa a través de mucha atmósfera, la luz azul se dispersa aún más, haciendo que llegue a nuestros ojos un porcentaje mucho mayor de la luz de longitud de onda más larga (roja). ¿Curioso, verdad?

Vistas desde la Tierra, las estrellas parecen titilar en el espacio. Pero eso es solo un efecto óptico provocado por la atmósfera. Tal como explica un artículo de National Geographic España, la capa que rodea la Tierra “es una acumulación de gases y partículas en suspensión, que se encuentran a diferentes temperaturas, concentraciones y presiones”.

La energía y la luz que generan las estrellas llegan de forma constante a la atmósfera terrestre. Pero cuando los fotones (partículas que forman la luz) atraviesan la capa que recubre la Tierra, pueden chocar con las partículas que hay dispersasalterando por completo la dirección que llevan, detalla el artículo.

Los cambios en las magnitudes de presión y temperatura en diferentes partes de la atmósfera también pueden curvar su trayectoria, desviándolos de la linealidad.

Esos pequeños periodos donde la luz desaparece son los responsables de producir la sensación de “parpadeo” de las estrellas.

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    Esta imagen simulada por ordenador muestra un agujero negro supermasivo en el núcleo de una galaxia. Su poderosa gravedad distorsiona el espacio a su alrededor. La luz de las estrellas se estira y se difumina cuando pasan rozando el agujero negro. Estos objetos astronómicos pueden “consumir” todo a su alrededor. pero no representan un peligro para la vida en la Tierra.

    Fotografía de NASA ESA, D. Coe, J. Anderson, R. van der Marel (STScI)

    Mito: los agujeros negros pueden “devorar” todo a su alrededor

    Tal como define la NASA, “un agujero negro es un objeto astronómico con una fuerza gravitatoria tan fuerte que nada, ni siquiera la luz, puede escapar de él”. Esa definición puede llevar a pensar que un vórtice negro arrasador podría acabar con todo el universo. Al fin y al cabo, si nada puede escapar de ellos, ¿no podrían “devorar” incluso al Sistema Solar?

    La agencia espacial estadounidense responde al interrogante al explicar que la influencia gravitacional de un agujero negro determinado es limitado en comparación al tamaño de una galaxia. 

    Sin ir más lejos, en el centro de la Vía Láctea (la galaxia donde se encuentra la Tierra) existe un agujero negro supermasivo que pesa unos cuantos millones de veces la masa del Sol. Pero no representa un peligro para la vida en nuestro planeta, incluso las estrellas más alejadas están en su mayoría a salvo de ser atraídas por él.

    En definitiva, “el universo es grande y se está expandiendo, por lo que es muy poco probable que ocurra algún tipo de efecto ‘desbocado’ de un agujero negro”, concluye la NASA.

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