Es posible que China deje de lado los planes para construir represas en su último río salvaje
El río Nu, que se vuelca en una impresionante garganta a veces comparada con el Gran Cañón, podría convertirse en un parque nacional, debido a que funcionarios parecen echarse atrás en cuanto a la propuesta de construir múltiples represas.
LIUKU, China—En una carretera cerca del río Nu, Xiong Xiangnan está intentando vender pescado a los turistas. No parece un pescador tradicional. Xiong lleva un copete de peinado y viste una chaqueta marrón, pantalones vaqueros y Crocs blancas, con un monedero colgado sobre un hombro. Mientras varios de sus amigos están parados alrededor fumando, Xiong pronuncia su discurso.
Los peces son muy difíciles de atrapar, agrega. Debes colocar las redes por la noche y revisarlas por la mañana temprano. Por eso cobra 240 yuanes, cerca de 37 dólares, por el trofeo mayor que tiene en sus baldes.
Detrás de Xiong, el río Nu circula libremente, repleto de rápidos y colmado de remolinos. Parte de esta agua ha descendido desde los glaciares en la meseta tibetana y desemboca en un canal que serpentea 2736 kilómetros (1700 millas) a través de China, luego Birmania y Tailandia, antes de desembocar en el mar de Andaman.
Le preguntamos a Xiong sobre los planes del gobierno, ideados en 2003, para construir represas hidroeléctricas en el Nu, el último río que circula libremente en China. Una de ellas sería construida río abajo en Liuku, un municipio de 45 000 personas en la provincia de Yunnan, cerca de la frontera de China con Birmania.
“Hemos escuchado hablar de las represas, hace muchos años”, responde el peón de 20 años, que captura peces para ganar dinero extra. “Pero el gobierno no las ha aprobado aún. Nosotros no reflexionamos mucho sobre eso”.
¿Y si se construyen represas en el Nu? “Contaminarán el agua y dañarán los peces”, agrega. “No será bueno para nosotros”.
LOS CONSERVACIONISTAS HAN TENIDO POCO QUE CELEBRAR en medio del auge de la construcción de represas en China en el último medio siglo. En la garganta del río Nu, parece que están en la cúspide de una excepcional victoria. Recientemente, el secretario provincial de Yunnan anunció el fin de los pequeños proyectos hidroeléctricos en los afluentes del Nu. También defendió la creación de un parque nacional en la región. Muchos piensan que el anuncio señala la interrupción de los planes para las represas en el Nu, que desplazaría a miles de aldeanos y alteraría para siempre el paisaje natural de la garganta.
Mucho ha cambiado desde que propusieron las represas, señala Yu Xiaogang, líder de Green Watershed, un grupo ambiental con sede en Kunming, la capital de Yunnan. Los geólogos han documentado la amenaza de terremotos en la región. La campaña contra la corrupción de China ha arrasado con los funcionarios de Yunnan que apoyan a China Huadian Corp., la empresa que planifica las represas. Y las nuevas leyes podrían ser incluso más influyentes, ya que están impulsando a que China considere el total de los impactos de los megaproyectos como los propuestos para el Nujiang, que significa “río enojado”.
“Visito el Nujiang cada año y desde el 2012 he visto a la compañía de represas retirarse gradualmente del proyecto”, añade Yu. “Este es el último río sin represas que queda”, señala, lo que le otorga un perfil muy importante.
Conocido como el Gran Cañón del Este, la garganta del río Nu atraviesa con un curso sinuoso las montañas de Gaoligong, coronadas con picos de nieve que separan a China de Birmania. El río forma un patrón de herraduras, como también lo hace la estrecha carretera que bordea el empinado desfiladero.
Hay formaciones rocosas afiladas en cada curva o restos de los extensos bosques que una vez cubrieron las cumbres de las montañas. A pesar de la intensa deforestación de estos bosques para leña, esta región alberga a casi la mitad de las especies de animales de China, incluso animales salvajes exóticos como el leopardo de las nieves y el mono negro de nariz chata.
Al este, otra cordillera de montañas escarpadas separa el Nu del río Lancang, el nombre que le dan en China al Mekong. Los dos ríos no podrían ser más diferentes.
Mientras que el Lancang es tranquilo y tiene represas en varios puntos, el Nu es salvaje y peligroso, con largos tramos de rápidos. El río varía en volumen y color según la temporada, con un tono turquesa durante los meses secos del invierno.
Unas cinco millones de personas viven en la parte de la cuenca hidrográfica de China, y muchas de ellas pertenecen a minorías étnicas como los Lisu y los Dai. Es una de las regiones más pobres de China. Por eso, algunas personas sostienen que han recibido con ansias los trabajos de construcción y las carreteras mejoradas que incluirían las represas, si es que alguna vez se construyen.
Uno de estos es Li Guangjin, 37 años, que pasó parte de una mañana reciente tratando de vender cortes de un ternero carneado en Bingzhongluo, una aldea del río Nu cerca de la frontera con el Tíbet. En una esquina polvorienta, él y su esposa desplegaron una lona, exhibieron la carne ensangrentada, y esperaron a los clientes.
Li explicó que se vio obligado a matar a su ternero porque se había lastimado gravemente el día anterior. El apoya las represas debido a los puestos de trabajo y al desarrollo que podrían traer a la parte superior de la garganta, donde los agricultores tienen problemas para ganarse la vida.
“Será bueno”, cuenta Li, que vive a casi un kilómetro fuera de la ciudad. “Tendremos electricidad y podremos trabajar para la empresa (hidroeléctrica)”.
Durante más de una década, la Huadian Corp. ha intentado vender las represas propuestas con la promesa de prosperidad. Los visitantes que llegan a Liuku, una ciudad que es la puerta de entrada para el turismo del río Nu, son recibidos con los siguientes letreros en chino de las empresas: “Energía hidroeléctrica ecológica, Nujiang feliz” y “Aquí comienzan 100 años de desarrollo”.
Los simpatizantes reconocen que las represas del río Nu están a la espera, en parte por el exceso actual de energía de China. Pero eso seguramente cambiará en los próximos años, menciona Zhang Boting, ingeniero sénior de la China Society for Hydropower Engineering. El crecimiento futuro obligará a China a aprovechar su potencial hidroeléctrico restante, opinó. El país también está bajo presión de expandir su cartera de energía renovable para reducir la contaminación del aire y cumplir con sus obligaciones internacionales sobre el cambio climático.
“Creo que al final las represas se construirán”, concluye Zhang. Añade que muchos funcionarios locales y provinciales las aprueban por los puestos de trabajo y los ingresos fiscales que podrían crear. SIN EMBARGO, ¿ES LA ENERGÍA HIDROELÉCTRICA UNA PANACEA para la pobreza rural? Desde la fundación de la República Popular de China, los antecedentes han sido sin duda mixtos.
Durante las últimas seis décadas, China ha construido más de 80 000 represas. En conjunto, generan 300 gigavatios de energía, casi tres veces lo que se produce en los Estados Unidos. Pero también ha desplazado a decenas de millones de personas, incluidos unos 1,3 millones de aldeanos que fueron reubicados para la represa de las Tres Gargantas, el proyecto más grande de energía hidroeléctrica de China.
Doce años después de completar la represa de las Tres Gargantas, miles de personas desplazadas continúan reclamándole al gobierno, argumentando que fueron engañados con la vivienda y la compensación prometidas. Algunos mencionan que han vivido en la miseria y que fueron obligados a abandonar sus granjas y negocios.
En 2002, cuando las represas del río Nu estaban siendo estudiadas, Yu de Green Watershed invitó a algunos aldeanos a una excursión de campo a la represa Manwan, ubicada en el curso superior del río Lancang. Allí encontraron a personas que habían sido desplazadas para construir el embalse y vivían en condiciones precarias.
“En una aldea, la gente había perdido toda su tierra y estaban viviendo de la recolección de basura para la empresa de la represa”, comenta Yu. Un video de la excursión muestra a los aldeanos del río Nu visiblemente sobresaltados por las condiciones de vida.
Delgado y entusiasmado a los 65 años, Yu es uno de los líderes de la conservación de los ríos de Asia, un David Brower del sur de China. Pasó la mayor parte de su vida adulta documentando los impactos que produjeron las represas y los embalses, en particular las consecuencias sociales que tuvieron en la población desplazada. En 2006, recibió el Premio Ambiental Goldman por su trabajo en la protección de los ríos.
A pesar de su importancia y sus conexiones, Yu no pudo prevenir algunos de los primeros traslados provocados por las represas del Nu. A mediados de la década del 2000, Yunnan y Huadian Corp. comenzaron con la reubicación de aproximadamente 140 hogares de una aldea llamada Xiaoshaba para despejar la tierra para uno de los proyectos propuestos. La represa nunca fue construida, pero las ruinas de Xiaoshaba ahora son fáciles de encontrar, al igual que algunas de las personas que una vez vivieron allí.
Hace poco tiempo, Li Xuizhen y algunos de sus amigos cuidaban un huerto en medio de los escombros de sus viejas casas, con pequeñas guadañas en las manos. Durante la última década, Li ha vivido con su marido en la cercana “Nueva Xiaoshaba”, en una casa de pueblo de dos plantas, sin tierra para cultivar un huerto o criar animales de granja.
Aunque la situación de vivienda de su familia ha mejorado, ella no está contenta. “No tenemos nada para hacer. Estamos de brazos cruzados”, afirma Li. “Así que vengo aquí todos los días para cultivar hortalizas”.
LOS PLANES DE CHINA PARA DOMESTICAR AL NU se pusieron en marcha en una época en la que los proyectos de energía hidroeléctrica, particularmente el de las Tres Gargantas, eran los monumentos del orgullo nacional. En 2003, las autoridades anunciaron la construcción de 13 represas en el río Nu. Los partidarios afirmaron que, una vez construidas, esta cascada de represas generaría más electricidad que las Tres Gargantas.
Desde entonces, la realidad ha interferido. Debido a que el crecimiento económico de China ha aminorado, la demanda de energía ha disminuido. Mientras tanto, China está comenzando a reconocer que podría conseguir más energía de sus represas actuales antes que construir otras nuevas. Varios estudios han documentado que las centrales hidroeléctricas del país podrían ser más eficaces.
La red eléctrica y la accidentada tipografía de China son grandes desafíos para la construcción de represas en el río Nu. La construcción de líneas de transmisión en los nacimientos montañosos del Lancang y Yangtze fue difícil y costosa. Si se construyeran los proyectos del río Nu, el organismo estatal que controla la red necesitaría instalar líneas de transmisión que atravesaran o quedasen cerca de las áreas que la UNESCO declaró como Patrimonio de la Humanidad en 2003, pocos meses antes de que las propuestas de las represas se formalizaran. Conocidos como los Tres Ríos Paralelos, el Nu, el Lancang y el Yangtze, esta área alberga a 7000 especies de plantas y 80 animales exóticos o en peligro de extinción, algunos de los cuales solo se encuentran en China, según la UNESCO.
“No sería fácil extender la energía”, asegura Stephanie Jensen-Cormier, directora del programa chino para International Rivers, un grupo ambiental. “Las líneas de transmisión serían difíciles de construir, y el impacto ambiental sería significativo”.
Los conservacionistas manifiestan que existen otras razones por las que las represas del río Nu se han demorado, si es que no las han abandonado por completo.
En 2008, un devastador terremoto en la provincia vecina de Sichuan mató a 80 000 personas y puso de manifiesto los riesgos tectónicos que enfrenta la infraestructura en el sudoeste de China. También inició un debate sobre si un embalse que se construyó hace cuatro años cerca de la línea de la falla del terremoto de Sichuan pudo haber contribuido con el temblor.
Tres años más tarde, dos prominentes geólogos, Xu Daoyi y Sun Wenpeng, escribieron una carta al entonces primer ministro, Wen Jiabao, en la que advertían que las represas en el cañón del río Nu, donde existe una falla activa, podrían ser vulnerables a un terremoto catastrófico.
“Ninguna represa inalterable de acero y hormigón puede soportar el movimiento de cizalladura de la falla del río Nu”, escribieron los geólogos. “Nadie puede evitar que colapsen las enormes laderas de montañas, deslizamientos y aludes de barro que todavía suceden en las orillas del río”.
POR ESCRITO, CHINA AÚN TIENE CINCO REPRESAS PLANIFICADAS para el río Nu: una en el Tíbet, río arriba de Bingzhongluo, y cuatro en la provincia de Yunnan. A pesar de años de estudio, el gobierno de Yunnan todavía no ha publicado los informes ambientales necesarios para las represas. Los intentos de entrevistar a funcionarios del gobierno provincial y de Huadian fracasaron. Desde que llegó al poder hace tres años, el presidente Xi Jinping ha hablado de crear una “civilización ecológica”, un repudio aparente de las agresiones previas de China contra la naturaleza. También ha puesto en marcha una ofensiva contra la corrupción del gobierno, que eliminó a miles de funcionarios, incluso a defensores clave de las represas del río Nu.
Uno de estos era Bai Enpei, un partidario de la energía hidroeléctrica y de la minería en Yunnan. Se desempeñó como secretario provincial entre el año 2000 y 2011. En 2014, los investigadores anticorrupción detuvieron a Bai y lo acusaron de aceptar sobornos para la emisión de contratos mineros.
Yu declara que los arrestos “han enfriado las ambiciones” de los funcionarios de Yunnan sobre la represa del Nu.
En marzo, el secretario provincial de Yunnan, Li Jiheng, anunció la prohibición de nuevas centrales hidroeléctricas pequeñas y minas pequeñas en la región del Nu. El y otros funcionarios también expresaron su apoyo a un parque nacional para estimular la industria del turismo emergente de la región.
“El río Nu se convertirá en un destino turístico a nivel mundial en 5 a 10 años”, señaló Li en la radio nacional de China, según los informes de los medios de comunicación estatales. “Tendrá éxito, incluso superará al Gran Cañón en los Estados Unidos”.
Para Yu y otros conservacionistas, el anuncio de Li sugiere un cambio fundamental en la política del gobierno. Los líderes de Yunnan están reemplazando en silencio los grandes y pequeños planes de energía hidroeléctrica, con un proyecto para desarrollar el río Nu como destino pintoresco de importancia internacional.
Para varias personas en la región, hace mucho tiempo que la posibilidad de las represas en el Nu dejó de ser parte de sus conversaciones. En todo caso, es una distracción de sus asuntos diarios. En el extremo superior de la garganta, donde las laderas son empinadas y no aptas para la agricultura a gran escala, los aldeanos complementan sus ingresos mediante empresas turísticas, que abarcan desde puestos de fruta en la carretera hasta casas de huéspedes para los montañeros. Río abajo, donde el paisaje es menos dramático y la llanura de inundación aluvial es más ancha, los agricultores cultivan café, tabaco, tomates, fresas y otros productos costosos.
Si las represas se construyeran, parte de esta agricultura se perdería con las aguas altas. El turismo seguiría, pero probablemente sería de la variedad de la “represa Hoover”, no de los actuales negocios de pequeña escala que proveen lo necesario a los amantes de la naturaleza que nos visitan.
Con o sin represas, el Gran Cañón del Este no permanecerá aislado durante mucho tiempo. Los equipos de construcción están ocupados mejorando la estrecha carretera que atraviesa la garganta. En pocos años, los conductores chinos serán capaces de realizar un viaje en automóvil en su camino hacia el Tíbet, incluida su capital Lhasa.
En el pueblo de Dimaluo, en la parte superior de la garganta del Nu, un músico llamado Hexi pasó parte de una reciente tarde en la plaza de la ciudad con amigos, tocando su piwang, un violín tibetano, y ensayando bailes para un próximo festival. Hexi, que al igual que muchos tibetanos, tiene un solo nombre, señaló que vivió en Pekín durante varios años, pero que volvió a Dimaluo debido a su aire limpio, paisaje accidentado y ritmo de vida más lento. En su brazo tiene este tatuaje en tibetano: “Puro de corazón”.
Hexi asegura que está aliviado de estar de vuelta en su aldea, pero admite que el mundo exterior le persigue gradualmente hasta allí. “Todos soñamos con un lugar como este”, señala.
Stuart Leavenworth es escritor independiente. Adam Dean es fotógrafo independiente representado por Panos Pictures. Ambos residen en Pekín.
Artículo publicado el 12 de mayo de 2016.