El cambio climático está agotando recursos pesqueros fundamentales
Durante los últimos 80 años, el calentamiento del planeta ha alterado recursos pesqueros de todo el mundo, y muchos experimentan desplomes precipitados.
Un nuevo estudio publicado el jueves en la revista Science describe los efectos del calentamiento de las aguas en las principales especies de peces de uso comercial.
La industria pesquera global depende de los recursos pesqueros, poblaciones regionales de peces que se pueden capturar con fines económicos. Y los investigadores descubrieron que la cantidad de peces promedio en poblaciones importantes de todo el mundo ha disminuido una media de un cuatro por ciento desde 1930.
Aquellas ubicadas en el Mar del Japón y el Mar del Norte son las más perjudicadas. Las cantidades han disminuido un 35 por ciento. Sin embargo, otras pesquerías se han beneficiado de las aguas más cálidas, y sus poblaciones han crecido. Pero los científicos advierten que esto podría hacer que la competencia por los recursos sea inviable.
“La fuerza de las consecuencias que el calentamiento ha tenido en las poblaciones de peces nos sorprendió”, afirma Chris Free, autor principal del estudio y ecólogo en la Universidad de California Santa Barbara.
Tomando la temperatura del océano
Para medir el efecto del calentamiento y la sobrepesca, Free comenzó por mirar los datos de la temperatura de los últimos 80 años y los comparó con cuán productiva fue una pesquería en periodos de temperaturas más altas que el promedio. El equipo observó 235 poblaciones de 124 especies de peces alrededor de 38 regiones distintas.
Las aguas más cálidas pueden reducir algunas pesquerías al añadir estrés metabólico a los peces y hacer que sea más difícil para ellos reproducirse o encontrar comida. Asimismo, las aguas cálidas pueden hacer que el zooplancton, comida esencial para los peces, disminuya. Por lo tanto, los efectos en los organismos más pequeños repercuten en el resto de la cadena alimenticia.
En el Mar del Norte y el Mar del Japón donde se midió el aumento de la temperatura del agua, los científicos hallaron que la sobrepesca había logrado que las pesquerías se vuelvan aún más vulnerables.
“Son dos situaciones desagradables que suceden juntas”, señala Malin Pinsky, ecólogo en Rutgers y coautor del estudio. “Si la pesca ya los está abatiendo, es aún más probable que no reaccionen bien cuando haga calor”.
“Cuanto Chris me mostró estos números, realmente me sorprendí”, agrega Pinsky. “Sabíamos que los animales estaban buscando nuevas locaciones, pero no me había dado cuenta de que ya estaba afectando la habilidad de estas poblaciones de producir peces”.
Mitigando los efectos del calentamiento
Will White, ecólogo de la Universidad Estatal de Oregon, no participó en el estudio de Free y Pinsky, pero establece que sus conclusiones resaltan la importancia de gestionar las pesquerías.
“Históricamente, gracias a las muchas pesquerías en la Costa Oeste, hemos tenido una gestión de pesquerías bastante buena, lo cual nos ha dado capacidad de recuperación”, indica White.
Desde el 2014 al 2016, la Costa Oeste sintió la letal presencia de una parte de agua más cálida denominada “la mancha (blob, en inglés)”.Cuando calentó las aguas del Pacífico, acabó con criaturas marinas como el zooplancton del que el salmón se alimenta, y así puso en peligro la salud de las lucrativas pesquerías de salmón de Oregon.
“No estoy seguro de que haya alguna manera de encontrar alguna salida”, señala White sobre el grave calentamiento de los océanos; sin embargo, en una escala global menos dramática, afirma que tenerlo en cuenta debería ser una herramienta importante de la gestión de pesquerías.
Pinsky advierte sobre el hecho de ver a las poblaciones crecientes como una buena señal.
“Los peces son como los platos que encuentra ricitos de oro”, menciona Pinsky. “Para algunos es demasiado frío, pero el calentamiento los volverá demasiado caliente”.
Las poblaciones crecientes de un pez también pueden invadir el territorio de otras especies. En la costa de Nueva Inglaterra, las poblaciones de serrano estriado han aumentado.
“Resulta que les encanta comer langosta. Y, a medida que se vuelven más abundantes, pueden tener algún efecto en la langosta americana. Esto es el efecto dominó”, agrega.
Alimentando al planeta
Si las tendencias actuales de la población continúan con el mismo ritmo, el mundo necesitará duplicar su producción de comida para el 2050. Para compensar, los líderes mundiales están mirando sistemáticamente a las pesquerías como una fuente de proteína crucial para millones de personas.
En 2016, 171 millones de toneladas de peces fueron sacados del mar, y se espera que ese número aumente a 201 millones en los próximos 10 años.
"La seguridad alimentaria es una gran preocupación”, señala Pinsky. Aproximadamente tres mil millones de personas tienen como fuente primaria de proteínas al pescado.
“Más allá de eso, sabemos que tiene grandes consecuencias locales para aquellos que se ganan la vida pescando”, agrega Pinsky.
Cree que mejorando la gestión de las pesquerías se puede mitigar los efectos del calentamiento. Establecer zonas de exclusión, por ejemplo, les dará tiempo a los peces para reproducirse y las poblaciones que han sido pescadas excesivamente podrán volver a crecer.
Por último, Free señala que su estudio resalta el amplio abanico de consecuencias que poseen los gases del efecto invernadero. Si sigue la misma intensidad, algunas pesquerías probablemente seguirán disminuyendo.
“Solo tenemos que ser flexibles”, concluye.