Hay demasiadas centrales de combustibles fósiles para cumplir las metas climáticas
Un estudio alerta que, para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 °C, tendremos que deshacernos de muchas centrales y fábricas antiguas.
Un reciente estudio determina que, si las centrales eléctricas, fábricas, vehículos y edificios que utilizan combustibles fósiles funcionan con normalidad durante toda su vida útil, es casi seguro que calentarán la Tierra mucho más que lo que establece el objetivo de 1,5 grados Celsius del Acuerdo de París.
Las consecuencias son sorprendentes. A fin de limitar el calentamiento a 1,5 °C, no solo se debería dejar de construir infraestructura que utilice combustibles fósiles sino que algunas centrales eléctricas existentes deberían cerrar antes. A pesar de esto, hoy en día hay muchas centrales eléctricas en construcción o que planean ser construidas.
“Nuestro estudio es muy simple”, señala Steven Davis de la Universidad de California, Irvine, coautor del informe publicado en Nature. “Queríamos saber qué pasaría si, a partir de 2018, se dejaran de construir cosas que necesiten combustibles fósiles”.
Para responder a esa pregunta, Davis y sus colegas echaron un vistazo a todas las emisiones de las infraestructuras eléctricas, energéticas, de transporte, residenciales y comerciales a partir del 2018. Luego, calcularon el “compromiso de carbono” total (las futuras emisiones de CO2 provenientes de esas estructuras y dispositivos basados en el número promedio de años que estarían en servicio).
Por ejemplo, una nueva central de carbono construida hoy emitirá millones de toneladas de CO2 por año durante 40 años que es lo que se estima será su vida útil. Un nuevo auto que emite cuatro toneladas de CO2 al año tiene un compromiso de carbono de 60 toneladas si tenemos en cuenta una vida útil de 15 años. Aunque algo del CO2 sea absorbido por bosques y océanos, la mayoría permanecerá en la atmósfera, atrapando el calor por cientos de años; a menos que despleguemos otras tecnologías que lo absorban nuevamente.
Al sumar todas esas emisiones de por vida de las infraestructuras existentes, Davis y sus colegas calcularon un total de compromiso de carbono de alrededor de 658 mil millones de toneladas métricas de CO2. Eso es 78 mil millones de toneladas más del máximo que el Panel intergubernamental sobre cambio climático (IPCC, por su sigla en inglés) señala que puede ser emitido para tener más del 50 por ciento de probabilidad de estabilizar las temperaturas al 1,5 °C de calentamiento.
Aunque Estados Unidos es responsable de mucho más carbono emitido hacia la atmósfera que cualquier otro país, China posee el mayor compromiso de carbono hacia el futuro, alrededor del 41 por ciento del total; Estadios Unidos e India representan el 9 por ciento y la Unión Europea el 7 por ciento. Esto se debe a que la economía china ha crecido tan rápidamente y tan recientemente que sus centrales eléctricas y fábricas son jóvenes por lo que todavía tienen bastante vida útil. Según un estudio, en China, la central alimentada por carbón promedio posee solo 11 años, mientras que el promedio en Estados Unidos tiene casi 40.
Dado que el estudio no incluye todas las fuentes de emisiones de CO2, las predicciones del desafío formulado por nuestro compromiso de carbono podrían considerarse conservadoras más que alarmistas.
No incluye las emisiones provenientes de la agricultura, la deforestación ni de otros usos de la tierra, las cuales representan alrededor del 24 por ciento del total de las emisiones de hoy en día. Tampoco incluye las grandes emisiones que se producen al sacar de la tierra los combustibles fósiles. Por ejemplo, para obtener petroleo de las arenas petrolíferas canadienses se necesita quemar alrededor de un tercio de la producción de gas natural del país.
Conduciendo a ciegas
Las Naciones Unidas y algunos países han puesto el foco en las emisiones anuales para abordar el cambio climático, pero esto no es suficiente. Davis dijo: “Eso es como manejar en una autopista y solo mirar hacia afuera por la ventana del costado”. Asimismo, agregó que las decisiones que se tomen hoy respecto de construir o no más infraestructura que utilice combustible fósil encerrará las futuras emisiones de CO2 y determinará si el mundo posee una probabilidad razonable de mantener el calentamiento global por debajo del objetivo de los 2 °C que estableció el Acuerdo de París.
El estudio contabilizó el potencial compromiso de carbono proveniente de las centrales de carbono, gas y quema de petróleo que se encuentran actualmente en construcción o están en alguna fase de planificación. Si se completaran, el compromiso de carbono global se dispararía a alrededor de 846 mil millones de toneladas de CO2. Eso agotaría la mayor parte del presupuesto de carbono que queda entre hoy y un mundo 2 °C más cálido.
Y solo estamos considerando a las centrales. Davis y sus colegas ni siquiera intentaron calcular los compromisos de carbono de otros sistemas de combustibles fósiles (vehículos, edificios, fábricas) que están en construcción este año o que se construirán en los próximos años.
Hasta lo más pequeño lastima. El calentamiento global es como estar en un campo minado que se vuelve cada vez más peligroso, le dijo a National Geographic, Michael Mann, climatólogo y director del Centro de ciencias del sistema terrestre en la Universidad de Pensilvania.
“Cuanto más allá vayamos, más explosiones desencadenaremos: 1,5 °C es más seguro que 2 °C, 2 °C es más seguro que 2,5 °C, 2,5 °C es más seguro que 3 °C, y así sucesivamente”, afirmó Mann.
No es ninguna sorpresa que nos encontremos en un punto muy difícil en lo que respecta a mantenernos debajo de los 2°C, y ni hablar de limitar el calentamiento a 1,5 °C, señaló Glen Peters, director de investigación del Centro de investigación de clima internacional de Noruega. “El rápido crecimiento de energías renovables no es suficiente aún para cubrir el incremento anual de demanda energética”, explica Peters en un correo electrónico.
Sin embargo, para mantenernos por debajo de 1,5 °C o 2 °C, “es probable que la infraestructura de combustibles fósiles deba ser retirada antes de lo planeado”, mencionó.
Además de suspender cientos, y probablemente miles, de centrales eléctricas de carbono y gas, existen otras opciones como restaurar millones de kilómetros cuadrados de bosques, desarrollar tecnologías costosas que capturen el carbono a gran escala y crear energías renovables aún más rápido. Y es probable que se necesite una combinación de todo eso.
“Estamos en un momento de unión”, afirma Niklas Höhne del Instituto NewClimate para la política climatológica y la sustentabilidad global en Alemania. “Se necesitan pasos importantes y audaces, entre los que se incluye no sumar más plantas de carbono”, dijo Höhne en una entrevista la semana pasada, mientras Europa atravesaba otra ola de calor histórica.
“Solo hemos tenido un grado Celsius de calentamiento global y estamos casi en los 40 °C en Alemania hoy, una temperatura que jamás hemos experimentado antes”.
Las promesas respecto de la reducción de emisiones hechas por Estados Unidos, Europa, China, India y otras naciones bajo el Acuerdo de Paris no están ni cerca de lo que se necesita, afirmó. La última ronda de negociaciones climáticas de las Naciones Unidas en Bonn, Alemania, que terminó el 27 de junio, no logró aumentar esas promesas. El mundo permanece en una trayectoria de más de 3 °C de calentamiento, indicó Höhne.
El informe de Nature refuerza las preocupaciones expresadas últimamente por los bancos centrales y por otras instituciones financieras que establecen que continuar invirtiendo en infraestructura que utilice combustibles fósiles podría ser una amenaza a la estabilidad económica global, señaló Bill Hare, científico climático en Climate Analytics, un instituto sin fines de lucro relacionado con políticas y ciencias climatológicas con sede en Berlín. Billones de dólares en activos de combustibles fósiles podrían perder su valor dado que las centrales, las refinerías y otras instalaciones industriales tendrían que cerrar o utilizar tecnologías para capturar el carbón a fin de reducir sus emisiones de CO2.
Las centrales y la industria representan el 75 por ciento de las emisiones comprometidas, pero solo representan el 20 por ciento de los activos financieros en la infraestructura global que utiliza combustibles fósiles. El informe establece que el retiro anticipado de estas instalaciones sería la solución más rentable. Desde un punto de vista climático, lo mejor, o lo más rentable que puede hacerse, tal vez, no es lo más factible políticamente hablando.
“Esperamos que este estudio dé un claro panorama de lo que se necesita para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París”, señaló Davis. “Las decisiones diarias en lo que respecta a infraestructuras nuevas que utilizan combustibles fósiles son superimportantes”.