Estados Unidos: Aprueban la demolición de represas para intentar salvar a una especie de salmón a punto de extinguirse
El salmón chinook, que migra en primavera boreal y es de vital importancia para los pescadores indígenas del río Klamath, ha disminuido drásticamente. Sin embargo, dos determinaciones recientes podrían allanar el camino hacia su recuperación.
El salmón pasa la primera etapa de su vida en un criadero. Una vez que sus huevos maduran, se los arroja nuevamente al mar. Cada vez quedan menos chinooks debido, principalmente, a los diques y al cambio climático.
Cuando Ron Reed, miembro de la tribu Karuk y biólogo cultural, era un niño a principios de la década de 1960, solía sentarse en una roca redondeada entre las aguas del río Klamath de California para observar cómo su familia pescaba el salmón chinook que llegaba a fines de la primavera. Los peces eran muy numerosos y se apiñaban tanto que parecían una roca más.
Su familia esperaba ansiosa durante todo el invierno la llegada de estos peces. Con la gran cantidad de salmón que pascaban, les alcanzaba para alimentarse varias veces al día durante meses.
Pero aquellos días de abundancia ya no están más. Durante los últimos años, Reed, que ahora pesca con sus propios hijos, solo ha capturado algunos de estos peces. El salmón de la costa oeste de EE.UU. ha sufrido las consecuencias de la construcción de diques, el cambio climático y otros problemas, y los más perjudicados han sido los peces de primavera, que migran río arriba, y es probable que los diques los hayan separado de sus hábitats.
Pero el 17 de noviembre, finalmente se concretó un proyecto para eliminar algunas de las principales represas de Klamath, lo que despejó uno de los obstáculos: los gobernadores de California y Oregon acordaron tomar el control de las represas de PacifiCorp. Los estados y la empresa de servicios públicos que las opera también acordaron financiar el proyecto de $450 millones. Aún falta la aprobación federal, pero se espera que las represas comiencen a demolerse a partir de 2023.
Y eso plantea la pregunta: ¿Se salvará el salmón de primavera que habita en el Klamath?
Dada la disminución sin precedentes de los peces de primavera en muchos ríos, las tribus y los grupos conservacionistas esperan que se los considere como población diferente y que la Ley de Especies en Peligro de Extinción los ampare. Eso les brindaría una suerte de protección hasta tanto se derriben las represas y se restablezca su hábitat.
Un estudio reciente, publicado el mes pasado en Science confirma que existe una diferencia genética entre los peces de migración temprana y de migración tardía. La diferencia es sutil pero muy significativa: “En términos biológicos, no son animales diferentes”, explica John Carlos Garza, científico especialista en pesquerías de la NOAA y uno de los autores del estudio. Eso podría dificultar una clasificación según la Ley de Especies en Peligro de Extinción.
Sin embargo, en los peces que nadan en el Klamath y otros ríos, prevalece el gen involucrado en la migración de primavera, y eso, según Garza, permitiría pensar que una vez que retiren las represas, se restaurará la población de estos peces.
“Los árboles comen peces”
“Un pez de primavera, para un miembro de la tribu, vale cinco veces más que un pez de otoño”, expresa Keith Parker, miembro de la tribu Yurok y su biólogo de pesquerías, quien creció pescando en los ríos de la cuenca del Klamath. “Saben mejor, son más gordos y son de un color exótico y vibrante. Son increíbles".
Durante milenios han sido el alimento fundamental y una parte integral de la cultura de las tribus de la costa oeste.
“El río es la arteria, el eje de nuestra existencia”, expresa Charley Reed, hijo de Ron y estudiante de posgrado que investiga sobre el salmón en la Universidad Estatal de Humboldt. Los salmones son parte de ese río: un regalo, algo que hay que cuidar, una manifestación del ciclo y la reciprocidad de un mundo equilibrado. “Son un recordatorio de nuestras responsabilidades, ya sea de cosechar para sobrevivir y de administrar y cuidar nuestro medio ambiente”.
La base de su religión "es gestionar el bosque como corresponde". Y eso implica el cuidado del salmón principalmente, agrega Ron.
Se cree que antes de la llegada de los europeos, el salmón constituía la mitad de la ingesta calórica de los Karuk. Incluso cuando Reed era niño, la especie era muy abundante. "Comíamos salmón hasta el hartazgo", comenta. Pero la pérdida de este y otros alimentos tradicionales como la bellota y la lamprea ha cambiado la dieta por completo. Hoy en día, la tribu Karuk tiene el "discutible honor de ser los norteamericanos que, recientemente, han tenido que cambiar su dieta de forma radical", escribe la socióloga Kari Marie Norgaard. Según varios estudios, existe una relación entre la caída del salmón y el aumento de la diabetes y otros problemas relacionados con la salud.
Antes de que aparecieran los colonizadores y cambiaran los ríos, y sobre todo, cuando las represas no bloqueaban el paso de los peces migrantes, los peces de primavera llegaban a desplazarse cientos de km río arriba, hasta sus zonas de desove. Se quedaban en estanques y arroyos durante meses, e iban consumiendo de a poco sus reservas de grasa mientras soportaban las olas de calor y corrientes cambiantes, esperando el momento justo para dejar caer sus óvulos y esperma, y finalmente poder regresar al océano.
La migración del salmón de otoño, por el contrario, es más corta en distancia y tiempo, y más específica.
Dadas estas diferentes estrategias de migración, el salmón podía vivir en casi todos los espacios del hábitat a lo largo de un río, desde la desembocadura hasta los tramos superiores, desde la primavera hasta el final del otoño. Sus recorridos conectaban el Pacífico con laderas frondosas a cientos de km de distancia, es decir, procuraban un gran vínculo ecológico. Los depredadores extraían a los peces del agua y los arrastraban para comérselos, y luego dejaban los cadáveres para que sus nutrientes marinos favorecieran a una enorme variedad de plantas y animales.
“Los árboles también se alimentan de peces”, expresa Parker.
Durante milenios, los nativos tuvieron el control de los peces que nadaban por los ríos. Para combatir el calor del verano, encendían fuegos cuyas nubes de humo enfriaban las aguas que estaban debajo; construían represas para ayudar a algunos peces a subir las cascadas. Extraían peces de las relucientes aguas, pero no más de lo necesario, procurando que quedaran muchos para asegurar su reproducción.
A mediados del siglo XIX, todo cambió. Los mineros, recién llegados y en busca de oro, hicieron volar las laderas y las llenaron de sedimentos. Las conserveras se llevaron enormes cantidades de peces; en la década de 1880 procesaban entre 2 y 5 millones de kg de salmón al año, muchos de ellos, peces de primavera. Y se instalaron represas a lo largo de todo el río.
Los indígenas usan redes de enmalle tradicionales para pescar en el río Klamath.
Muchas poblaciones simplemente desaparecieron. Las que todavía quedan son solo una pequeña parte de las que existieron. Según los últimos cuatro conteos anuales, en el río Salmon, un afluente del Klamath, hay menos de 200 peces (en 2011 había 1.600). La razón principal detrás de esta fuerte caída son las enormes represas que no permiten que el salmón de primavera llegue a sus áreas de desove en lo alto del río.
“Imagínate la escena: eres un pez grande y fornido de más de 20 kg. Quieres llegar río arriba hasta las áreas de desove, y de repente, bum, el Represa de Acero del Klamath”, dice Parker. "Tu fenotipo y genotipo se han programado durante miles de años para que hagas un recorrido de casi 500 km río arriba, pero no puedes avanzar porque hay una represa en el camino".
A partir de la década de 1960, se dinamitaron muchas barreras naturales a lo largo de los ríos, a veces con la intención de ayudar a los peces de otoño a llegar más alto, pero, muchas veces, interfirieron con más hábitats de los peces de primavera. Y, además, durante la última década, el cambio climático ha aumentado casi un grado Fahrenheit la temperatura del agua en muchas partes de la cuenca de Klamath, un gran problema para los animales de sangre fría.
Si se pierde un gen ahora, ¿se pierde para siempre?
En 2017 se publicó un estudio que describió, por primera vez, un rasgo muy llamativo sobre el salmón del Pacífico: al parecer, el momento en que un pez migraba era controlado íntegramente por una pequeña área del genoma.
La premisa era simple: si los peces tienen dos copias del gen de migración "temprana", hacen su migración fluvial a principios de la temporada. Si cuentan con dos genes "tardíos", migran a finales de año. Si tienen ambos, migran en un momento intermedio.
“Sorprendió mucho la teoría de que este comportamiento tan importante fuera controlado por una pequeña sección del genoma (la nueva investigación sugiere que ocupa aproximadamente el 0,0000125 por ciento), dice Nina Overgaard Therkildsen, genetista conservacionista de la Universidad de Cornell.
La investigación que se hizo hace unos años y la más reciente, también revela que esta adaptación tuvo lugar una única vez, hace muchos miles de años.
“El hecho de que se trate de un rasgo que evolucionó solo una vez y se extendió de forma descomunal es revelador en términos conservacionistas”, explica Therkildsen. "Significa que la variante en sí misma podría no evolucionar tan fácilmente si la perdemos".
Las comunidades que realizaron esfuerzos para mantener a los peces de primavera se aferraron al hecho de que existía una clara diferencia genética entre los peces de primavera y los de otoño, por más pequeña que fuera. En 2017, la tribu Karuk y una organización local sin fines de lucro solicitaron que se protegiera al salmón chinook de la cuenca de Klamath bajo la Ley de Especies en Peligro de Extinción, como peces diferentes de los peces de otoño.
Indagar en el genoma de un pez
En colaboración con la tribu Yurok, que suele pescar salmón de primavera cerca de la desembocadura del río Klamath para su propio sustento, Garza y el equipo de la NOAA recolectaron cientos de peces durante todos los periodos de la temporada y secuenciaron sus genomas. También observaron los rasgos que durante mucho tiempo se consideraron diferentes entre los peces de primavera y otoño, como su volumen de grasa. Reed, Parker y otros pescadores indígenas han sostenido eso durante mucho tiempo.
De nuevo, los datos fueron muy concretos: una pequeña región genética predecía el 85 por ciento de la variación relativa al momento de migración.
Pero los investigadores descubrieron que los peces de primavera y otoño eran iguales en otros aspectos clave, como su contenido de grasa y madurez. Simplemente se veían diferentes porque los peces de primavera estaban siendo capturados al principio de la temporada, cuando aún no habían agotado sus reservas de grasa.
El estudio de la NOAA logró responder también otra pregunta: si el gen de los peces de primavera está presente también en buena parte del resto de la población de salmones como para pensar que podría mantenerse, incluso si el número de estos peces disminuyera aún más.
Y efectivamente, los investigadores encontraron una cantidad enorme de peces con una copia del gen de migración temprana y una copia del de migración tardía. Estos "heterocigotos", sostienen los expertos, podrían servir como una especie de reserva viviente para el gen primitivo principal, lo que facilita la reintroducción de los peces de primavera en los lugares de los que han desaparecido.
“Esto significa que simplemente hay que introducir” peces con el gen temprano en los ríos, una vez que se restaure el hábitat, dice Garza. Y si la población natural no tiene una cantidad suficiente del gen de migración en primavera, podría aumentarse la prevalencia a través de un simple programa de cría en un criadero.
La eliminación prevista de las represas del río Klamath plantea esa posibilidad esperanzadora.
Conclución: Los peces que migran en primavera necesitan ayuda
Otros científicos se muestran escépticos.
“Todos sabemos que los peces de primavera y otoño se cruzan hasta cierto punto y crean estos heterocigotos”, sostiene Shawn Narum, genetista de peces de la Comisión Intertribal de Peces del Río Columbia. "La pregunta es, ¿podemos confiar en esta fuente para lograr su recuperación?"
“En poblaciones que ya no tienen el fenotipo de migración en primavera, no se encuentran muchos heterocigotos. Así que no hay mucha probabilidad de que eso pase”, comenta Tasha Thompson, genetista de la Universidad Estatal de Michigan que estudia las poblaciones de salmón en todo el oeste. "Implicaría un esfuerzo enorme".
Esta pregunta probablemente surgirá cuando los organismos correspondientes decidan si el salmón de primavera es una especie en peligro que merece protección especial. La decisión está demorada, pero se espera el veredicto para dentro de unos meses.
Que se proteja es muy importante, pero quizás lo más crítico sea recuperar el hábitat de esta especie, y la demolición de la represa podría lograrlo al reabrir grandes franjas en las zonas altas de los ríos a los peces de primavera.
Hasta que eso suceda, Parker, biólogo de Yurok, no se quedará tranquilo.
“El río sigue siendo nuestra tienda de comestibles”, dice Parker. “Vamos al río a buscar estas especies de nuestra cultura con las que hemos vivido durante miles de años y nos permiten vivir como vivimos. Recién en los últimos 100 años hemos tenido estos bloques en las rutas del salmón".
Sin el pez de primavera, Reed teme que el futuro de su familia y su tribu corre peligro.
"Nos vamos a extinguir. Esa será la consecuencia de que no haya más salmón de primavera".