Cinco victorias que dieron esperanza a la causa ambiental en 2021
En la Central Eólica de Ngong Hills, en Kenia, se realiza una prueba de conducción en un Toyota Land Cruiser, convertido en un vehículo eléctrico. El uso de vehículos eléctricos está aumentando a medida que los países dan la debida importancia a la reducción de las emisiones de combustibles fósiles.
Es inevitable sentirse consternado por la situación global del medio ambiente en 2021. Más de un millón de especies están en peligro de extinción, los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera siguen aumentando y el planeta se ha visto sacudido por una serie de fenómenos meteorológicos extremos provocados por el cambio climático. Y por si esto no fuera suficiente, mientras tanto, el mundo sigue luchando contra una pandemia mortal que parece no tener fin.
No obstante, a medida que el año llega a su fin, hay razones para sentirse cautelosamente optimista sobre ciertas victorias ambientales en 2021.
Es importante tener en cuenta que incluso estos avances prometedores implican promesas que aún pueden dejarse de lado o no cumplirse. Aun así, hay indicaciones de éxito en este largo y difícil camino. Aquí hay cinco razones para tener esperanzas.
1. Resistencia al consumo de combustibles fósiles
Carbón que se vende en las calles de Ulan Bator, Mongolia, que contamina el aire cuando se consume. Los países que asistieron a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Glasgow, Escocia, en noviembre, se han comprometido a reducir la cantidad de carbón que producen.
Con un año de retraso debido a la pandemia de COVID-19, la COP26 de noviembre –la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, celebrada en Glasgow– volvió a recibir al segundo mayor emisor de combustibles fósiles del mundo, los Estados Unidos, después de cuatro años de inacción sobre el cambio climático. Al final de la cumbre, Estados Unidos y China emitieron una declaración inesperada de trabajar juntos para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París.
Si bien el nivel de ambición en Glasgow ha enfrentado muchas críticas, especialmente en términos de proteger a los países en desarrollo de los impactos en el clima y apoyar su transición a sistemas de energía limpia, el objetivo de mantener el calentamiento en 1,5 grados Celsius es, sin duda, más posible ahora. De hecho, los países han acordado “reducir” su uso de carbón —lo que no se ajustaba al proyecto inicial de “eliminar” el carbón— y más de 100 países han acordado reducir sus emisiones de metano en un 30 por ciento hasta 2030.
Por otro lado, el gobierno de Joe Biden canceló el controvertido oleoducto Keystone XL y suspendió los arrendamientos de perforación petrolera en el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico, aunque también está abriendo millones de hectáreas para la exploración de petróleo y gas. El gobierno se ha fijado el objetivo de generar 30 gigavatios de energía eólica marina hasta 2030 y ha anunciado su intención de reducir los costos de energía solar en un 60 por ciento durante la próxima década; las dos declaraciones forman parte de un plan para que los EE. UU. se alimenten de una red limpia hasta 2035. Además, el presidente decretó en agosto que, hasta 2030, la mitad de todos los vehículos nuevos que se vendan en los EE. UU. sea eléctrica.
Se espera que el uso global de energía renovable en 2021 aumente en un ocho por ciento. Sería el crecimiento anual más rápido desde la década de 1970, mientras que, en los EE. UU., un nuevo informe reveló que el número casi se había cuadriplicado en la última década.
En los Países Bajos, el tribunal ordenó que, hasta 2030, la compañía Royal Dutch Shell reduzca sus emisiones de carbono en un 45 por ciento con respecto a los niveles de 2019, un resultado que un abogado describió como un “punto de inflexión en la historia”.
2. Progresos en materia de consumo plástico
Varios estados de los EE. UU. han aprobado nuevas leyes para reducir la contaminación por plástico en el medio ambiente. Algunos estados envían sus desechos plásticos a países como Filipinas, como se muestra en la imagen. Los EE. UU. son los principales contaminadores de plástico del mundo.
El año pasado, se aprobaron muchas leyes en Estados Unidos que tienen como objetivo reducir la creciente contaminación por plásticos. En el estado de Washington, el gobernador Jay Inslee firmó una ley que prohíbe productos de poliestireno, como cajas térmicas y empaques de snacks. La ley también exige que se ofrezcan a los clientes utensilios desechables —pajitas, tapas de vasos y envases de condimentos— y estipula un reciclaje mínimo después del consumo, incluido el embalaje de los productos de cuidado personal y limpieza del hogar.
El estado de California ha aprobado proyectos de ley que, entre otras medidas, prohíben a los fabricantes poner el símbolo de reciclaje o la palabra “reciclable” en artículos que, en realidad, no son reciclables; prohíben que los desechos plásticos mezclados y exportados a otros países se contabilicen como productos reciclados —lo que podría ser practicado por los ayuntamientos para eludir las leyes estatales; exigen productos etiquetados como “compostables” para aquellos que se descomponen en condiciones reales; y, prohíben el uso de sustancias perfluoroalquiladas (PFAS, por sus siglas en inglés), conocidas como “sustancias químicas eternas”, en los productos para niños.
Estas medidas pueden tener repercusiones a nivel federal después de la introducción de la Ley de Liberación de la Contaminación por Plástico. La propuesta de dos legisladores estadounidenses tendría como objetivo prohibir algunos productos plásticos desechables y suspender los permisos de operación para nuevas fábricas de plásticos.
En noviembre, el Secretario de Estado de los EE. UU., Anthony Blinken, anunció que el país apoyaría un tratado global para combatir la contaminación por plástico; el gobierno de Trump se había opuesto a la iniciativa. El apoyo de los EE. UU. es fundamental, ya que el país es el mayor contribuyente a la contaminación por plástico del mundo, según la resolución de un informe aprobado por el Congreso y publicado en diciembre. Ahora parece seguro que el tratado seguirá adelante, y una reunión de las Naciones Unidas está programada para febrero, en Nairobi, para comenzar las negociaciones formales.
En diciembre, la Academia Nacional de Ciencias de los EE. UU. presentó una solicitud urgente al país, que produce más contaminación por plástico que todos los estados de la Unión Europea juntos, para desarrollar una estrategia de reducción, incluido un límite nacional a la producción de plástico virgen.
3. Protección de los bosques
Algunos gobiernos estatales de Indonesia están revocando licencias a empresas para la extracción de aceite de palma.
La promesa de poner fin a la deforestación para 2030, realizada en la COP26 de la ONU en Glasgow, fue, de lejos, la noticia más importante relacionada con la conservación de los bosques. El compromiso firmado en ese momento también menciona aportar US$ 12.000 millones de dólares para “ayudar a estimular el potencial de los bosques y el uso sostenible de la tierra”. Sin embargo, la promesa fue recibida con un escepticismo generalizado, sobre todo porque las tasas de deforestación en realidad aumentaron después de un acuerdo de 2014 que tenía el mismo objetivo.
En cualquier caso, 2021 ha sido un año de muchas victorias. En octubre, el presidente Felix Tshisekedi de la República Democrática del Congo pidió una auditoría de sus vastas concesiones forestales y la suspensión de todos los “contratos cuestionables” hasta que se realice la auditoría. Unas semanas después, el gobierno abandonó su plan de levantar una moratoria de 19 años sobre la concesión de nuevas licencias de tala en la Selva de la Cuenca del Congo. “Ya no queremos contratos con socios que han venido a talar nuestros bosques con violencia; vamos a eliminar este tipo de contrato”, dijo la ministra de Medio Ambiente, Eve Bazaiba. Los grupos ambientalistas aun actúan con cautela y Greenpeace pide que la moratoria de la República Democrática del Congo se convierta en permanente.
El gobierno de la provincia indonesia de Papúa Occidental revocó licencias de 12 contratos para extraer aceite de palma, que cubren más de 267.000 hectáreas (un área dos veces mayor que Los Ángeles), tres quintas partes de las cuales siguen cubiertas por bosques. Los grupos ambientalistas y de derechos indígenas están pidiendo al gobierno que vaya más allá y reconozca los derechos de los pueblos nativos al cuidado de los bosques. Tres de los 12 titulares de contratos siguen oponiéndose a la decisión del gobierno en los tribunales.
Y la Corte Suprema de Ecuador dictaminó que los proyectos de minería de cobre y oro en una reserva de bosque nublado dañarían su biodiversidad y violarían los derechos de la naturaleza, que están consagrados en la constitución de Ecuador. La decisión significa que se deben cancelar las concesiones mineras y los permisos ambientales y de agua en el bosque.
4. Restauración de hábitats
Un urogallo de las artemisas en Wyoming, EE. UU. Este año, un tribunal anuló una decisión del gobierno de Donald Trump que afectó el hábitat del urogallo de las artemisas.
El gobierno de Biden pasó parte de su primer año restaurando las protecciones del hábitat que su predecesor había cancelado. Quizás lo más destacado fue la restauración de la protección total en los monumentos Bears Ears y Grand Staircase-Escalante, en el sur de Utah, y el Monumento Nacional de los Cañones y Montes Marinos del Noreste, en Nueva Inglaterra.
El gobierno ha restaurado la protección a más de 1,2 millones de hectáreas de bosque en el noroeste del Pacífico, hábitat crítico para el búho moteado del norte. Además, revirtió una medida que debilitaría el Tratado de Aves Migratorias que la Casa Blanca puso en marcha en los últimos días de la administración de Donald Trump.
Mientras tanto, un tribunal anuló una decisión del gobierno de Trump de eliminar las protecciones de más de cuatro millones de hectáreas, principalmente en los estados de Nevada e Idaho, para permitir la minería en un hábitat crítico para el urogallo de las artemisas.
En mayo, el gobierno de Biden anunció una iniciativa llamada America the Beautiful que, entre otras cosas, estableció el primer objetivo de conservación nacional: conservar un 30 por ciento de la tierra y del agua de los EE. UU. hasta 2030. Refleja el objetivo de las Naciones Unidas de proteger un porcentaje igual de tierras y océanos, un objetivo al que se comprometieron más de 100 naciones en septiembre de este año.
En noviembre, Colombia se comprometió a preservar un 30 por ciento de su territorio hasta 2022. Y Panamá dio pasos importantes hacia el mismo objetivo, al triplicar el tamaño del Área Marina Protegida de las Cordilleras Coiba. También en noviembre, Portugal estableció la mayor reserva marina totalmente protegida de Europa.
5. Apoyo a la vida silvestre
Las poblaciones de pandas gigantes se han recuperado lo suficiente como para que China las retirara de la lista de especies en peligro de extinción.
Las poblaciones de algunas de las especies más emblemáticas del mundo se están recuperando gracias a las medidas de protección.
En julio, China anunció que ya no consideraba al panda gigante, un símbolo de la organización no gubernamental World Wildlife Fund, una especie en peligro de extinción, pasando a clasificarlo como vulnerable. Quedan poco más de 1.800 pandas en la naturaleza: un aumento importante en la población de la especie en comparación con los 1.100 que vivían en la naturaleza hasta 2000. Mientras tanto, China ha anunciado la creación del Parque Nacional del Panda Gigante, que formará parte de un sistema de nuevos parques que cubrirá un área que se asemeja al área total del Reino Unido. Los parques están diseñados para proteger especies autóctonas como el tigre siberiano, el leopardo del Amur y el gibón de cresta negra de Hainan.
Las poblaciones de ballenas jorobadas que, con sus inquietantes melodías, inspiraron la recaudación de fondos para la campaña “Salvemos a las Ballenas”, que inició el movimiento ecologista moderno, están aumentando en número en muchas partes de su área de distribución, como en la región de Australia (donde el gobierno está considerando retirarlas de la lista de especies amenazadas de extinción del país) y en sus áreas de alimentación del Atlántico Sur. Sin embargo, el número de ballenas jorobadas jóvenes en el Atlántico Noroeste ha disminuido en los últimos 15 años.
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, varias especies de atún ya no están en riesgo de extinción. Dos especies de atún rojo, una de rabil y una de atún blanco ya no están clasificadas como especies en peligro crítico de extinción y han sido retiradas de la lista internacional de especies en peligro como resultado de décadas de esfuerzos para limitar los impactos de la pesca comercial.
Siete demonios de Tasmania nacieron en una reserva, en Australia continental, 3.000 años después de que la especie fuera aniquilada en todas partes, excepto en la isla de mismo nombre. Los científicos esperan que, si los marsupiales se establecen de nuevo en el continente, puedan desempeñar un papel vital en el control de las especies invasoras.
Finalmente, en el Reino Unido, un informe del gobierno concluyó que las langostas, los cangrejos y los pulpos son seres sensibles, esto es, que sienten dolor y, por lo tanto, deben recibir protección del proyecto de ley de bienestar animal (sensibilidad) del país.