Las mejores fotos del 2019: Parte 1
Estas son las 100 mejores imágenes del año de National Geographic, seleccionadas entre 106 fotógrafos, 121 reportajes y más de dos millones de fotografías.
"Colocó una cámara en un cadáver y esperó a que vinieran los lobos".
Ese, según Whitney Johnson, directora de experiencias visuales e inmersivas, es el tipo de trabajo que hace que las fotografías de National Geographic destaquen.
¿Cómo ha seleccionado 100 fotos de 106 fotógrafos, 121 reportajes y más de dos millones de imágenes sacadas a lo largo del año?
"Cuento con mis fantásticos editores fotográficos", afirma Johson.
Una de sus imágenes favoritas es la foto de la cabecera, la de la Mona Lisa, ya que refleja lo que Johnson describe como "la magia de lo que hace difícil la fotografía, mostrar algo familiar de una forma nueva". También nos desvela lo que ocurre entre bastidores —el editor de fotografía obtiene acceso cuando el museo ha cerrado— y tras el objetivo, esa encantadora combinación de suerte, accidente y "un fotógrafo que ve su momento".
Hay muchos momentos como esos en esta colección, de ejercicios militares en un Ártico que sufre las consecuencias del calentamiento a las alumnas ruandesas que muestran músculo, pasando por Alex Honnold escalando El Capitán sin cuerdas. Johnson llama a este recorrido fotográfico "un tramo de fortaleza a través del espacio y del tiempo".
El tiempo también se refleja de otras formas. Está el cuerpo congelado de Susan Potter, una mujer que donó su cuerpo a la educación médica, un reportaje supervisado minuciosamente durante 17 años por el editor de fotografía Kurt Mutchler. Y está la descorazonadora foto de Sudán, el último rinoceronte blanco del norte macho, en el momento de su muerte.
Pero también hay alegría: aves cantoras cautivas liberadas y la obsesión de Japón con todo lo kawaii. Y muchísimas rarezas, como el hombre disfrazado de perrito caliente.
La imagen que más me transmite es la de una joven jirafa huérfana que acerca el cuello a su cuidador humano en lo que parece un abrazo cariñoso. Ahora la jirafa corre sana y salva con una manada silvestre. Al explorar estas imágenes es posible que oigamos al editor de fotografía que llevamos dentro, esa voz interna que nos dice que paremos y miremos más detenidamente.